viernes, 21 de octubre de 2016

Dependencia subordinada: Centro/Periferia.

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En el capitalismo del siglo xxi hay una profunda disimetría en los grupos sociales de trabajadores  productivos. Los grupos de trabajadores están clasificados con salarios por debajo del nivel de subsistencia y un alargamiento  de la jornada de trabajo, incluido el crecimiento de la intensidad horaria del trabajo. La situación actual recuerda los inicios de capitalismo salvaje de los albores industriales ingleses de la extracción del carbón y los ferrocarriles,  y los textiles y el colonialismo. Jornadas de trabajo de 12 horas, aumento de la intensidad horaria, castigo de capataces y miedo a las casas de pobres internados y en oferta de trabajo sin salario.. Intensidad de trabajo por hora que equivalía al agotamiento y la desesperación, cuyo desgaste físico requería comer opio, los comedores de opio británicos de los que escribió el escritor Thomas de Quincy. El opio evitaba el dolor del hambre y el dolor físico. Un agotamiento intensivo de  trabajadores abandonados en las calles o en cuartuchos con 10 o 15 miembros, arrejuntados como animales en sucios cuartuchos de cuarteles militares abandonados.
Un capitalismo hambriento  de trabajo no pagado y cargado en el coste del producto alargaba la jornada de trabajo a 10 a 12 horas, y tasas de plus valor del 150%. La  disimetría de salarios pagados y plus valor llevaba a enfermedades y muertes prematuras de jóvenes de 14 0 15 años.  Los obreros adultos extenuados por la enfermedad se sustituían por jóvenes de ambos sexos, que entraban buscando carbón por las bocas estrechas de las minas y colgados en cuerda como racimos de  cerezas.
El hambre de ganancias no pagadas era el motor del capitalismo del siglo xix y de cualquier época capitalista. Desde la industrialización británica de 1730 hasta el momento presente, las minas de oro sudafricanas o los cultivos industriales sudamericanos. Las cadenas de montaje de móviles de la industria china ejemplifica hoy la inhumanidad del trabajo, basado en mujeres campesinas de 14 o 16 años y cargas de trabajo de 12 hora, con salarios de 400 $, que duermen en los cuartuchos de las fábricas, en camas de madera, comen  un cuenco de arroz y ven a sus hijos una vez al año. Todo el Sudeste asiático consume el trabajo de mujeres jóvenes en la industria del textil, en edificios que se derrumban,  y duermen en chabolas de cañas y están vigiladas por patrullas militares.
Estas jóvenes desgastadas por el esfuerzo físico y mental,  y una vez que no cumplen el ritmo de la cadena de montaje, se les expulsa para que vuelvan a las aldeas. La superproducción china y su subconsumo obliga al capitalismo chino a buscar mercados exteriores, con bajos precios, en los país Centrales. La ruptura de la demanda de los países centrales lleva a una superproducción sin salida al mercado externo y a una intensificación de  la política de precios de exportación a la baja, con la caída de salarios y aumentos de la intensidad de la producción.
Poblaciones sometidas a los consumos a bajo precio de los trabajadores del Centro desarrollado. El subconsumo daña el precio de realización de venta  hasta llegar al coste perder el beneficio de producción.
Con la caída de las ganancias no retribuidas y la tasa general del sector industrial decreciente, las pérdidas de beneficios del capital industrial actúan sobre las cotizaciones bursátiles,  destruyendo los ahorros del capital acumulado de las clases altas. La tasas decreciente de ganancias del capitalismo industrial  obliga a una disminución de los precios de las materias primas compradas en el exterior  y por tanto al derrumbe de estos mercados y de las industrias auxiliares internas. La depreciación del precio del capital fijo y de las herramientas, por obsolescencia, en la Periferia, revierte en una producción de escasa tecnología innovadora, pero aumentando por compensación la tasa de explotación.
En la Periferia emergente la distorsión  a la baja del consumo exterior obliga a la disminución de la producción y a una contención coercitiva de la emigración rural a los centros urbanos.
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El deterioro del sistema regulador de dependencia, del centro industrial desarrollado capitalista y la periferia subdesarrollada en la producción de materias primas y alimentos  a bajos pecios, provoca una depauperación de los centros de producción campesinos periféricos en materias primas industriales y alimentos. Con esto están obligados a vender a precios depreciados de producción y a transferir al Centro cantidades elevadas de horas de valor no pagado, que desequilibran la balanza comercial externa y el aumento del endeudamiento por importaciones necesarias a precios altos y crédito financieros.
La decadencia del Centro impone la decadencia de la Periferia, mediante la caída de valor-precio de las exportaciones y el aumento del valor-precio de las importaciones.
Se intercambian más cantidades de trabajo simple en la Periferia,  en valores de uso, que se reciben en cantidades de trabajo complejo en valores de uso del Centro. Con el resultado del crecimiento del endeudamiento y caída del valor de la divisa periférica.
Los excedentes de producción el centro transfieren valores complejos de unidades de trabajo manufacturado. Estas mercancías  que suministra el Centro pagan los medios de producción industrial y de subsistencia que permiten los bajos salarios de los trabajadores del Centro y la contención estable de la tasa general de ganancia.
Se mantienen  así un intercambio desigual que acentúa la diferencia negativa de desarrollo de la Periferia con el Centro. El Centro desarrollado lleva a la periferia a una gradual y degradante industrialización monopolizada en sectores de bienes de consumo  de lujo.  Los países de la periferia están unidos a una cadena económico-política que equivale al eslabón más débil de las relaciones de producción Centro-Periferia por la desigualdad de la división internacional del trabajo.
Los países periféricos dependientes del sistema global muestran en su dependencia una relación económica y social que proviene una dependencia monopolista a precios altos en las importaciones y a precios bajos en las exportaciones de materias primas industriales  y alimentos de subsistencia para las  poblaciones de trabajadores urbanos centrales, con salarios por debajo del nivel de vida y alta temporalidad en el empleo.
El conjunto Centro- Periferia constituye un solo sistema que trata de realidades dependientes y un grado muy bajo de autonomía política. Un orden jerárquico en la producción y en el consumo según el ciclo rítmico de dependencia. La baja tasa de ganancia del centro se mantiene estable por un intercambio no equivalente de valores de valores primarios industriales con respecto a productos manufacturados complejos en tecnología.
El sistema central es la realidad dominante. Y su relación de dominio es directa a la subordinación de los países periféricos. El  mantenimiento de una tasa estable de ganancia en el Centro  lleva a sísmicas  desigualdades en las tasas de ganancias de los países de la Periferia. Desigualdades en los precios de  los valores importaciones-exportaciones. Los intercambios desiguales de valor- trabajo,  centro-periferia, causan sísmicas de disimetrías en el desarrollo de la industrialización de la periferia.
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La burguesía y las capas sociales privilegiadas ligadas al Centro constituyen una décima parte de la población del sistema, acaparando la mitad de la riqueza mundial, lo que constituye una tasa de  sobretrabajo no pagado mayor del 100%,
La categoría "capas medias y burguesía, agrupa a la burguesía en sentido estricto. La clase que posee y controla los medios de producción  y la inversión financiera en valores de tráfico mercantil especulativo. La renta atribuida a esta clase social comprende los beneficios de empresa no distribuidos.
La burguesía dominante está colocada en el centro del sistema. Su bloque de poder político  e ideológico mantiene la hegemonía sobre otras fracciones de clase del centro o dependientes. Su hegemonía distribuye el poder en el centro del sistema y por delegación monopolista, la organización de los préstamos financieros de los organismos internacionales que mantienen los déficit de endeudamiento en la periferia.

El desarrollo desigual  Centro- Periferia sostiene un subdesarrollo permanente industrial y enclavado en la miseria de la población material y cultural. La dependencia económica lleva a una sumisión alienante del simbolismo político de campesinos y obreros urbanos. Dependencia y subordinación económica y política que  imponen los reguladores económicos del centro capitalista a la periferia.

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