miércoles, 10 de marzo de 2010

Kafka: La Muralla China.

El narrador declara sus convicciones sobre la organización de la construcción de la Muralla China. Introduce inmediatamente la contradicción de una muralla de contención de los enemigos exteriores y los grandes espacios de penetración de los adversarios por la misma. Hay un sinsentido en la finalidad defensiva de la muralla. “El extremo norte de la Muralla China ya está concluido. Dos secciones convergieron allí, del sureste y del suroeste. Este sistema de construcción parcial fue aplicado también en menor escala por los grandes ejércitos de trabajadores, el oriental y el occidental. Este era el procedimiento: se formaban grupos de veinte trabajadores, que tenían a su cargo una extensión cercana a los quinientos metros, mientras otros grupos edificaban un trozo de muralla de longitud igual que se encontraba con el primero. Una vez producida la unión, no se seguía la construcción a partir de los mil metros edificados: los dos grupos de obreros eran destinados a otras regiones donde se repetía la operación. Naturalmente que con ese procedimiento quedaron grandes espacios que tardaron muchísimo en cerrarse: algunos lo fueron años después de declararse oficialmente que la muralla estaba concluida. Se afirma que hay espacios vacíos que nunca se edificaron; aseveración, sin embargo, tal vez sea una de las tantas leyendas a que dio origen la muralla y que ningún hombre puede verificar con sus ojos, dada la magnitud de la muralla.”
La contradicción de la Muralla China, para el narrador, es que ésta se había concebido en defensa militar ante las invasiones de la Naciones del Norte. Pero, ¿qué defensa puede ofrecer una Muralla discontinua? ¿Nos quiere explicar el narrador que las construcciones técnicas militares de los imperios se realizaban de una manera inconsciente por la dirección de la burocracia imperial ante la invención de enemigos imaginarios? ¿ No es necesario que se tensen y adiestren las fuerzas imperiales con imaginar un enemigo exterior? ¿Por qué no habrían de producir las causas irreales efectos irreales? ¿No es el individuo mismo el efecto de fuerzas y resistencias inconscientes? ¿La Muralla China impediría que penetraran en el imperio las naciones enemigas? En algunos intervalos del texto, la voz de narrador es audible, en secuencias realistas y acomodos a las circunstancias del momento actual. En otros pasajes de la narración, su voz se vuelve ritmo melódico imperceptible como el canto de la alondra en la orilla. Como si el narrador quisiera ocultarse de la verdad y del castigo, disimular sus conocimientos de la manipulación ideológica de los constructores de la muralla. La voz del miedo del narrador es ambigua, ya que su narración debe lindar la astucia y el conocimiento de la realidad sin deformarla con figuraciones oníricas. Las vacilaciones del narrador sobre la eficacia de la muralla se extiende a la validez social del Imperio.”La más oscura de nuestras instituciones es indudablemente el Imperio. Por cierto que en Pekín, en la Corte, hay alguna claridad sobre la materia, pero esa misma claridad es más ilusoria que real”.
Las dudas de la eficacia de la Muralla China evidencian el escepticismo del narrador sobre la utilidad social del Imperio para las comunidades de campesinos chinos. El escepticismo del narrador continúa: “A medida que uno desciende a las escuelas elementales, van despareciendo las dudas, y una cultura superficial inflada monstruosamente en unos pocos preceptos seculares, que a pesar de no haber perdido nada de su eterna verdad, resultan indescifrables en ese polvo y en esa niebla”. Son las huellas de lo verosímil de la verdad y de la leyenda. Su voz se angustia y se entrevera incesantemente del deseo de que el pueblo fuera interrogado sobre sus necesidades, ya que el Imperio tiene el pueblo como sostén. El narrador medita en la diferencia del dictamen de la corte en la construcción de la muralla, y el veredicto del pueblo sobre las necesidades reales del Imperio. Diferencia la voluntad de la sociedad de los aparatos militares y burocráticos del Estado.”En torno del emperador se reúne una brillante y sin embargo oscura muchedumbre de cortesanos- maldad y hostilidad disfrazada de amigos y servidores-, el contrapeso del poder imperial, perpetuamente dirigiendo al Emperador dardos envenenados”
El análisis político del narrador penetra en la permanencia de la comunidad de campesinos chinos frente a las dinastías imperiales.”En las escuelas se enseñan el orden de las dinastías, pero la incertidumbre general es tan grande que hasta los mejores letrados se dejan arrastrar por ellas. Emperadores muertos hace siglos suben al trono en nuestras aldeas”
El narrador conoce los desarrollos desiguales de los intereses de los campesinos y los de la corte Imperial. De todo ello deduce que al carecer de emperador, no se está muy lejos de la verdad. Para cubrirse de su ataque al modelo de Estado imperial, el narrador confiesa:”Lo digo y lo repito: no hay pueblo más fiel al emperador que nuestro pueblo”. La doble moral se desliza en los murmullos políticos del narrador. Conoce la naturaleza convencional del poder del Estado y la permanencia de la comunidad de campesinos como mantenedora económica del Imperio.
No hay en el narrador temor por la continuidad del proceso histórico de la comunidad de campesinos en la Nada de las dinastías imperiales. La diversidad de matices políticos kafkianos manifiesta su conocimiento del Estado del imperio de los Habsburgos y de las estructuras que lo mantienen en la Historia del Poder. La conciencia del narrador reflexiona en la complejidad de las relaciones imaginarias de la Corte Imperial y en la necesidad de perdurabilidad de la comunidad china. La crisis que puede provocar la reacción imperativa del emperador en el uso distributivo de la tierra y en la relación de propiedad y dependencia. Desde la propiedad comunal hasta el enfeudamiento de la misma por la aristocracia. El narrador investiga las condiciones ideológicas que hacen de la conciencia real de la comunidad de campesinos y de la corte una visión imaginaria de la historia. Al narrador se le presentan las situaciones sociales como límites de la potencia de la aldea y las exigencias aniquiladoras de dominio de los Emperadores. Conoce que el sistema tributario ahoga a los aldeanos en los niveles de subsistencia para contribuir al excedente económico que sostiene a la corte imperial. “Si de todos estos hechos se deduce que carecemos de Emperador, no estará muy lejos de la verdad”
Las relaciones imaginarias de la Corte Imperial con respecto a la aldea forman una pátina bajo la cual quedan las relaciones reales de dominio. La narración, su fabulación, tiene la intencionalidad de mantener el Fetichismo de la Corte Imperial fuera de la comunidad de campesinos. Las obras incesantes de las masas de trabajadores en la Muralla China los defienden de las agresiones feudales del Imperio. El narrador construye la muralla Imperial, abierta a la ineficiencia militar, en una defensa de la comunidad de campesinos, que los aleje del peligro del crecimiento contributivo de los gastos imperiales. El narrador percibe la existencia del Imperio chino como una situación social opresiva de la corte imperial sobre los campesinos. El narrador trae y lleva, duplica y pega, lo real de la aldea a lo imaginario de la Corte y a sus emperadores muertos. La cultura de los campesinos chinos enseña que los ritmos cíclicos de la temporalidad histórica se vuelven ciclos intemporales en la desmemoria colectiva. El ciclo repetitivo del sometimiento a poderes ajenos se olvida para adentrase en la parábola de comunidad. El narrador estructura las convergencias y divergencias de la comunidad, la tierra y el poder político. En los huecos de la Muralla China están esperando las masas de campesinos que no posen la propiedad de la tierra, y el dominio represivo y conjuntivo del Emperador real y el Emperador imaginario.
La leyenda de la Muralla China arrastra la imposibilidad de lo concreto real. Pero la enseñanza moral de la parábola de la Muralla China es la absoluta imposibilidad de que las relaciones de poder puedan ser defendidas construyendo murallas, que impidan las invasiones de los enemigos externos. La armadura de todo Poder tiene puntos débiles de ataque. El punto débil de escudo del Imperio Chino es la afirmación de que hay espacios vacíos que nunca se edificaron. Los países enemigos atacarán la muralla bajo el convencimiento de que penetran por los espacios vacíos de la muralla. La coyuntura revolucionaria, externa e interna, ante un poder absoluto, establece el análisis de las relaciones de poder en los puntos débiles de su armadura defensiva. La consecuencia moral de la parábola está ahí. No hay ningún poder que resista las contradicciones que originan sus relaciones desiguales de estructurales materiales e ideológicas. El narrador lo dice:”La Muralla tenía que ser una defensa para los siglos que vendrían” La obsesión de mantenerse en la estrategia de conservación de lo existente es una ideología. Kafka se percata de las contradicciones de ruptura de los sistemas sociales:” los individuos tratan de comprender con todas sus fuerzas las órdenes de la Dirección, pero sólo hasta cierto punto, luego dejar de meditar. No quieras penetrar demasiado en las órdenes de la Dirección. El río de la historia crece hasta penetrar en las tierras de su ribera para secarse miserablemente luego de llegar el verano” La meditación heraclitina de que el hombre no entra dos veces en el agua fluyente del río determina la meditación del narrador kafkiano.
Franz Kafka (1883-1924), escritor judío checo, anticipó la opresión y la angustia del siglo XX. Hay en la voz anónima de Kafka una insistente convicción de la transitoriedad de las relaciones de poder absoluto. La voz del narrador es de un campesino chino que está presente y ha contribuido a la construcción de la Muralla China. Un narrador que penetra desde las deficiencias técnicas de la construcción de la Muralla China hasta el concepto de Historia Imaginaria y de lo efímero de todo poder político ante las luchas sociales de dominantes y dominados. Sabe que estas luchas, externas e internas, lograrán los efectos destructivos de los niveles estructurales que componen el Todo del Poder. La narración de la construcción de la muralla china de Kafka muestra el conocimiento político del escritor checo sobre la perdurabilidad del Imperio Austro-Húngaro. Su juicio político es el de la imposibilidad de que exista continuidad en la Unidad de Poder Imperial de la dinastía de los Habsburgos, en los espacios abiertos de los conflictos del nacionalismo de las naciones que componían el Imperio. La Muralla China del Imperio Austro-Húngaro no resistirá los enfrentamientos del nacionalismo alemán, húngaro y eslavo.
Sin embargo, el narrador, a la vez que niega la autoridad del sistema centralizador del Imperio, afirma la continuidad de la aldea de campesinos chinos, que siempre subsistirá frente a los Emperadores. Estos desparecen en la discontinuidad petrificada del olvido. Carecen de existencia real en la comunidad china. Para el narrador, fuera de la comunidad de campesinos sólo hay fragmentos arquitectónicos de poder, partículas de sólidos que flotan en el aire y se posan sobre sujetos y objetos carentes de memoria. Kafka estuvo detrás de la Muralla China que fue Imperio Austro-Húngaro. Vivió el final de la caída del Imperio Austro-Húngaro y pudo comprender la magnitud de los espacios abiertos en la parábola de la Muralla China (1918- 1919). Al final de su compromiso con la verdad, la temporalidad cerrada de un cáncer le causó la muerte un 3 de junio de 1924.

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