viernes, 21 de noviembre de 2014

La búsqueda de la verdad.


¿El transcurso de las Totalidades sociales en la historia sería, tal vez, un flujo de acontecimientos en un momento actual de estas totalidades,  que habrían de modificar los elementos de su sincronía en diacronías de nuevas formaciones complejas de producción, autoridad y democracia?
 Las dinámicas de las contradicciones sociales  son las causas que alteran las combinaciones de los elementos institucionales sincrónicos de dominio de un todo social complejo, temporal y contradictorio en las relaciones sociales de supervivencia. La sincronía del Todo se deforma en las asimetrías de temporalidades de rezago de partes del Todo ante las necesidades totales de la sociedad en su momento actual. Un Todo social se rezaga ante el inmovilismo conservador de las minorías, frente a la solución mayoritaria de los conflictos sociales, derivado de causas económicas e institucionales de poder político, ante los antagonismos de las relaciones sociales de producción y distribución de la riqueza, desigualmente distribuida entre mayoría social carente de propiedad y minoría dirigente propietaria.
 La minoría social dominante es la que detenta la hegemonía mediante la conversión  de sus intereses en intereses generales a través de su ideología predominante. Una clase dirigente se sirve de la Unidad Centralizada del Estado para imponer la concepción ideológica de la minoría dirigente.
La ideología de predominio vuelve a los individuos seres invisibles ante  los efectos de desorganización de los dominados por la ideología dominante. La invisibilidad de los necesitados que acceden a ser dominados, ante las reivindicaciones económicas y políticas que marcan relaciones sociales contradictorias.
 La invisibilidad de los conflictos de los individuos esconden  la visibilidad de las contradicciones de las partes económica, política e ideológica del Todo social. El orden ideológico de centralidad del poder político dominante da invisibilidad a los conflictos sociales de mayorías sobre minorías. Los elementos sociales diacrónicos rupturistas del orden político y económico  se distancian de la realidad mediante la reacción hegemónica de los intereses  del bloque dominante, instalado en las relaciones de vigilancia y castigo.
Las diacronías rupturistas de las instituciones de poder social serían la simbología mítica del Ulises de Homero por el universo del mandato irracional de los dioses, y el destino oculto y fatalista de los hombres, sometidos a la vigilancia de los dioses.
 La promesa teleológica de redención del sufrimiento infrahumano se convierte en la sumisión del individuo a su necesidad de sobrevivir. La  contradicción que se origina en la desigualdad económica y en el orden rígido del poder centralizador del Estado viene a ser un destino que se debe soportar pasiva o críticamente.
El simbolismo histórico de Ulises habría de servir de acicate contra el delirio  ideológico de sumisión al destino mítico predeterminado. Delirio mítico en tanto  búsqueda  de felicidad del héroe en  su permanencia heroica en el  mundo de los dioses y los hombres. A pesar de la oposición de los dioses con máscaras de oro, los hombres se habrán de enfrentar al destino que le ha sido determinado.
Mitología griega, como cualquier ideología, oculta la conflictividad real del orden desigual de nobles y esclavos. La conflictividad con la aristocracia por la búsqueda y obtención de la representatividad política de los intereses sociales de los dominados ante los dominantes en los poderes del Estado. La aventura de la historia social da la expresión la sociabilidad de la representación política de los intereses de la mayoría. Ulises aristócrata,  perdido en su individualidad de navegante, en la tripulación de una nave, que ha de divisar un pasado histórico carente de valor colectivo. Mitología del final ineludible de la lucha agónica del individuo social frente a las condiciones de dominio, cuyo ocaso habrán de determinar sus posibilidades existenciales de continuidad.
La existencia individual se da en las condiciones de su supervivencia colectiva. Las relaciones de compromiso quedan en el esfuerzo colectivo de la aventura por las vicisitudes de la historia de las relaciones de dominio. El individuo al hacerse una conciencia de totalidad salta por sobre la desventura mágica de vivir fuera de la fragilidad de los individuos de cristal.  El individuo de cristal siempre está en la nave de la oscuridad del mito o en la deslumbrante nada de su destino.
¿Cómo saltar por sobre la Nada invidente hasta hallar la esencia del individuo colectivo, como progreso existencial en el devenir de la historia?.
 Si se está inmerso en la oscuridad repetida del lenguaje- mantra, que desvía la irracionalidad del individuo sacrificado, cómo no admitir la huida hacia atrás del relato de la historia, contado por un loco lleno de furia y terror. O el mito del destino pertenece a las manifestaciones oníricas del desvíos del impulso psíquico a lo simbólico, que oculta  la angustia de los conflictos fundamentales de la sociedad  o el escapismo idealista de una esencia humana, que pertenece al juego de la Nada y el Tiempo.
¿El devenir del tiempo nos entrega el relato de la pasividad de un  sujeto perdido en el laberinto de su miedo comunitario? El laberinto de las hojas de Otoño y el pelo encanecido son el resultado de tiempo vivido. La existencia al final da constancia del devenir del flujo del río del tiempo. Una existencia equivalente al  paseo del invidente ajeno al flujo de la vida, a su precipicio oculto de temporalidad, Hambre del tiempo necesario para cumplir el viaje imaginario de retorno a Ítaca. Ser el primer término de una sucesión infinita de acontecimientos en el país de los cíclopes, donde el monstruo Polifemo secuestra a Ulises y sus compañero en la caverna de la realidad absoluta del mal. Cuando la tragedia de la historia parece concluir devorando a los griegos. Ulises emborracha al monstruo y le quita su único ojo, con lo que logra escapar con el resto de sus compañeros. La redención del héroe a través de la droga, ¿no nos permite ejemplarizar en el juego de existir mediante la droga que detiene el flujo temporal de la visión única de nuestra experiencia apresada en los conflictos existenciales?. Polifemo es la visión única de la existencia apresada en la caverna de la droga y los símbolos oníricos míticos. Los símbolos que relatan la liberación del individuo apresado por la docilidad del juego de los vigilantes y su castigo. Los vigilan para castigarlos.
El niño que se descubre por  primera vez en un espejo  sabrá por siempre que su yo es una cosa vigilada por otro que se oculta detrás de él y no se ve  en la imagen del espejo. Polifemo se oculta detrás del espejo. Un dios unidireccional que cosifica la libertad de saberse un ser reflejado en el mundo de los vigilantes. Quien descubre a los vigilantes sabrá de su soledad, pero también de su decisión de existir con la responsabilidad de su ser único. Inquieta una pregunta, ¿quién nos lleva ante el espejo?. ¿El azar o la necesidad?. ¿Nos encontramos frente al espejo de nuestro yo en la medida que somos parte de una totalidad de juegos de placer y  dolor?. ¿ O son las circunstancias aciagas las que determinan la certeza de que somos un yo que se forma a través del castigo y la vigilancia? La imagen de una escalera que asciende a un descansillo donde hay un espejo, por donde se debe pasar para saber del miedo al ojo de Polifemo. Resumen de una historia. El miedo es una sensación fría de advertencia a la vida. El vigilante y el vigilado reflejados en el fondo de un espejo social, donde se dirimen los conflictos de un Estado de unidad totalizadora. En ella está el conjunto de seres atrapados en una sociedad mercantil de compradores y vendedores de mercancías, en la que se incluye la mercancía humana como fuerza de trabajo. Propietarios de dinero y vendedores de trabajo.

Al final está el espejo que nos devuelve la imagen de la frustración de solidaridad económica y social por la usurpación legal de los recursos de producción y la desigual distribución de salarios y ganancias. Los significantes vacíos de la invidencia de lo que se debe ver y no se ve relacionan el dominio de supremacía con su significado oculto de cinismo y crueldad.

 En la metáfora pura del ocultamiento de la realidad desaparece la relación de lo real y lo imaginario. La desaparición de la realidad y su ocultación por los  imaginarios ideológicos arrastra el significado real a la ambigüedad de las cajas sonoras del lenguaje vacío. Sonoridad de cajas musicales en los imaginarios que quedan definidos por el ocultamiento de la verdadera realidad en su antagonismos de dominio y sumisión. La metáfora pura de una sociedad de dominio de minorías organizadas sobre mayorías desorganizadas.