sábado, 20 de septiembre de 2014

Las regresiones de la sociedad (2).
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Los historiadores y economistas románticos y clasicistas del siglo XIX introdujeron la hipótesis perfectiva por el evolucionismo de un sistema social lineal continuo y progresivo. Hipótesis perfectiva y evolutiva inmanente a la ley del perfeccionamiento de la formas naturales y sociales. La hipótesis evolutiva podría darse con una explicación por exaltación de la marcha de las civilizaciones sobre el soporte cronológico y homogéneo del tiempo que fuese la tela de un bastidor en el que se bordaran los acontecimientos políticos y sociales. Fue la exaltación voluntarista del racionalismo finalista de la sociología abstracta de la religión y método de conocimiento, que implicaban el fin de la historia en una teodicea teocrática. La historia de las civilizaciones iría adquiriendo su esencia perfectiva de la forma externa, jurídica y religiosa, por el diacronismo de aparición de  las circunstancias históricas en el flujo incesante del tiempo real, que limaría las impurezas del desarrollo de la esencia perfectiva oculta en la materia. Los máximo y los mínimos funcionales de los conflictos sociales se darían en la esencia enajenada de una realidad envuelta en impurezas. Esta realidad imperfectiva,  contraria a la esencia finalista de la espiritualidad del Estado y la sociedad civil, sería equilibrada por el poder de un Estado-nación racional en sus normas, perfeccionado en el uso de su monopolio de la violencia por la ley, el arte y la filosofía. Se estaba en el último estadio de la barbarie primigenia opuesta a la Razón de Estado, expresión legal de la perfección de la sociedad civil en su libertad de elegir la legitimidad del contrato social. En las cloacas de la historia quedaban los antagonismos de clase, status y casta. La mercancía, hombres y cosas, en su expresión jurídica de propiedad y contrato pertenecía a la esfera de la competitividad de la ganancia máxima mercantil y el desorden de la necesidad material y general de la sociedad por los recursos escasos del orden natural. La carencia y su satisfacción exigían el egoísmo de unos pocos, que en sus acciones inconscientes procuraban la satisfacción de todos. La historia del Espíritu era una esencia desplegada fuera de la necesidad alienada, pues ella misma se debe a un no ser para llegar a un ser en devenir puro.
Este razonamiento pertenecía al idealismo absoluto del devenir del flujo espiritual, que llevaba en sí su omnisciente perfectibilidad de las formas inmanentes  totalitarias empujando el carro de la historia universal.
No hay en tales circunstancias, perfectivas y progresivas del devenir histórico, ninguna negación que exprese la conflictividad de la historia de la sociedad como una totalidad viviente de complejos niveles de intereses contrapuestos, que se relacionan contradictoriamente al nivel de la incrustación de la estructura económica en las estructuras no económicas de una formación social real compleja. La estructura económica  determinante es una región de la estructura global y está predominada por la relación de los niveles  jurídico-políticos de dominio. La relación articulada de la instancia jurídica-política al nivel de la estructura económica posibilita que se desajuste la correspondencia de las instancias en su relación al nivel de la producción y las relaciones de propietarios de medios de producción y vendedores de trabajo. Este desajuste  ocasiona  los conflictos económicos y políticos de clase. Los enfrentamientos de los individuos de clase y las instancia de dominio político y económico, Estado regulador y  propietarios. La clase dominante, en la estructura jurídico- política, reacciona ante los desajustes sociales con la ambivalencia del dominio absoluto o modificándolo desde arriba: el origen de los desequilibrios de clase social. Se pretende la continuidad-discontinuidad reformada del control de la reproducción de las condiciones de producción y distribución del producto neto excedente del trabajo. La continuidad de las relaciones sociales por la continuidad monopolista del dominio económico y político de la clase social predominante.
La supervivencia de una sociedad es un equilibrio y desequilibrio discontinuos de las relaciones sociales de reproducción material y de las relaciones sociales legales de dominantes a dominados. Los elementos económicos e ideológicos del antagonismo de clase introducen  relaciones sociales, que marcan el campo histórico de actuación de los conflictos sociales transitivos de los modos sociales de lo nuevo ante lo viejo. Cuando se dice lo viejo y lo nuevo no hay referencia a la existencia del individuo en su permanencia como ser viviente en el plano de su nacimiento y extinción. Se refiere la vejez de la estructura de producción, su nivel de productividad actual y las relaciones actuales de propiedad y legitimidad. El envejecimiento de la sociedad es un mecanismo regulador de relaciones sociales conflictivas. Lo nuevo sería un nuevo nivel de desarrollo económico y con el desajuste de relaciones sociales  en las formas autoritarias de dominantes y subordinados.
Una nueva productividad del desarrollo económico de reproducción económica expande el crecimiento económico en valores de uso y la contracción del poder de dominio de clase predominante por las contradicciones de intereses generales y los intereses particulares de la minoría. La reordenación del dominio por la acción de la clase predominante pretende  mantener el equilibrio de la sociedad en un orden de mercancías-salario y mercancía-ganancias. Es decir, el trabajador asalariado y los propietarios de los medios de producción y distribución del excedente neto.

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No hay identidad en la cronología de desarrollo interno de las formas, que se encuentra en la raíz del evolucionismo económico y del historicismo. La superación de las contradicciones sociales de una concepción del mundo predominante no pertenece al voluntarismo de  la praxis histórica de una clase privilegiada, que mantiene una concepción general del mundo. Esta no identidad permite conceptuar la regresión histórica como una relación de discontinuidad en la continuidad del flujo lineal del tiempo en su progreso social. No  se sale de la regresión del sistema social desde el voluntarismo de una clase social, dotada de la posesión clarividente del progreso automático de la historia. La combinatoria de los elementos de una estructura de producción es una invariante del nivel de productividad y de las relaciones sociales de propiedad de los medios de producción y las relaciones que ellas engendran en las estructura jurídico-político e ideológica. Tales relaciones antagónicas de propietarios jurídicos y desposeídos contribuyen a la redistribución desigual del producto neto de una sociedad. El excedente de la producción apropiado por la propiedad de los medios de producción, por la clase que detenta esta propiedad, no se redistribuye a la clase dominada y pobre. Existe una clase negada  por su ausencia de propiedad y por tanto carente de participación en la distribución del producto neto.
Los antagonismos del nivel de desarrollo de una época histórica, las relaciones de propiedad y distribución del producto neto, constituyen los elementos de ruptura de la base económica y con ella la transformación de las estructuras jurídico-políticas y las formas ideológica desde las que la conciencia individual  percibe su situación objetiva. Este proceso de ruptura posibilita y determina  la regresión  de una formación social. Los individuos intervienen en la lucha de la historia, pero desde las condiciones  de los antagonismos de  la estructura económica y política. No hay un voluntarismo previo en el desarrollo del crecimiento ni en las regresiones. Las sociedad puede tomar decisiones económicas presentes de las que desconoce sus efectos futuros. Se puede decidir ampliar la producción  agraria o industrial sin prever los efectos de la ley de rendimientos decreciente de la tierra o de las máquinas de producción, o el crecimiento de los costes con una  producción decreciente para un crecimiento demográfico vacío de contenido económico. Se diría que los planteamientos de bienes y necesidades de hoy son límites invariantes del futuro regresivos o extintivo. Los individuos hacen la historia deslumbrados por el apremio de reproducir la existencia. Este apremio introduce las decisiones inconscientes del cambio de la producción y el consumo. Las propuestas de variación de la  producción, ante los límites invariantes de la productividad y de las relaciones de propiedad, están contaminadas en mayor o menos medida por el imaginario inconsciente de las alucinaciones políticas e ideológicas de continuidad de dominio y  subordinación de clase.  
La decadencia social es un proceso que aparece sin que haya conciencia de la actividad degradante de las invariantes económicas y políticas que se desarrollan en  la formación social.

La regresión a formas sociales superadas no dependen de una conciencia Única y omnisciente, sino de niveles de producción y productividad,  en una línea del tiempo social discontinua por los efectos de las luchas sociales, los límites invariantes de la reproducción y la variabilidad demográfica, en valencia de irracionalidad mitológica del deseo y la sociología de lo consuetudinario como progreso en la historia.