sábado, 21 de enero de 2012

Thomas Müntzer: acción y reacción en los conflictos sociales (3.1).

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La producción social material e ideológica debe marcar la finalidad del bienestar progresivo de la sociedad en una época histórica. Las fluctuaciones sociales de progreso y regresión oscilan por la capacidad real e imaginaria, que tiene una sociedad para existir en los límites de sus contradicciones materiales y en los antagonismos ideológicos de su reproducción social. La sociedad tiene que reproducir incesantemente las condiciones reales e imaginarias al impulsar su continuidad en el tiempo histórico. La producción material depende del grado de desarrollo de las necesidades individuales y familiares socialmente efectivas. La producción ideológica revela las situaciones en las que la sociedad toma conciencia de sí misma. La capacidad de reproducción material de la necesidad social efectiva cambia el grado de productividad del trabajo: la aplicación técnica del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción ligada a la elasticidad efectiva de las necesidades. Los límites de la producción se modifican con los factores de productividad: el grado medio de destreza del trabajador, el nivel de progreso de la ciencia, y de sus aplicaciones técnicas, la organización de los procesos de trabajo, el volumen y eficiencia de los medios de producción y de las condiciones naturales. La productividad es la variable económica que cambia los modos de producir y consumir. La productividad no depende de los salarios, sino de la tecnología. La variabilidad de los salarios no afecta a la productividad. La variabilidad de la productividad posibilita la reproducción ampliada del modelo social. Hay crecimiento económico cuando una producción creciente es superior a las necesidades normales de la sociedad. El exceso de producción es excedentario y apropiado como ganancia industrial, comercial, renta de la tierra e intereses financieros. Lo controlan los grupos de poseedores de la propiedad privada de los factores de producción: capital constante fijo y circulante, población trabajadora activa y dinero.
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Con la reproducción ampliada de la producción se logra la aparición de nuevos sistemas de satisfacción de la necesidad social, de la organización de la producción, la distribución y la circulación de dinero como riqueza privada. La propiedad privada de los recursos de producción concentra la producción y el crecimiento de la reproducción ampliada de la base económica. La dimensión económica ampliada origina la apropiación corporativa de los recursos. Se vuelve monopolista y contradictoria a las necesidades efectivas de la colectividad. La ideología de dominio se renueva y gana eficiencia por los incrementos de la productividad y de la formación creciente del excedente. La sociedad es más rica para las minorías. La manipulación ideológica se activa por el aumento de riqueza privada, agudizando la contradicción de minorías de poder y mayorías sociales pobres y marginales a la producción. Los conflictos de la situación social desigual de producción y consumo centran la totalidad de la manipulación de los grupos de dominio y el grado de resistencia de los grupos sociales dominados. Los grupos dominantes imponen, a través de la organización represiva de la sociedad, los centros de poder autoritario: la evolución agresiva ascendente de represión económica a los sometidos. Se modelan las circunstancias de poder, objetivas y subjetivas, y se sustenta la marginalidad de los ingresos del trabajo con respecto a los ingresos excedentarios que obtienen las minorías. Los intereses ideológicos de los dominantes cimentan la pobreza y las enajenaciones desesperadas de los dominados.
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Los intereses jerárquicos sobredeterminan la intencionalidad de la producción ideológica. Las condiciones imaginarias cohesionan los estratos sociales de sumisión. La inestabilidad de la producción social material e ideológica marca lo progresivo o regresivo de las prácticas colectivas que gradúan la intensidad de las luchas sociales. Los enfrentamientos sociales reúnen en la crisis social las relaciones conflictivas de conservadores y renovadores. Se originan las causas y los efectos estáticos y dinámicos de las prácticas sociales de claridad y oscuridad exasperadas. Se reivindica la ruptura de la cohesión de dominio de las minorías. La temporalidad e intensidad de los enfrentamientos sociales abarcan períodos de la totalidad uniforme y rugosa del tiempo de dominio. La función objetivo de las luchas sociales conforma los máximos y mínimos de los procesos transformadores de desigualdad económica, política e ideológica. La variabilidad de la eficacia de los movimientos sociales rupturistas fija los mínimos y máximos, anverso reverso, de acciones y reacciones modificativas del proceso social. Los enfrentamientos sociales no se mantienen invariables para el momento histórico actual. Los movimientos sociales progresivos, que contraen el límite de la reproducción de las minorías conservadora, se pueden retrasar en su progresión por el fraccionamiento de los grupos sociales de dominados en subclases de niveladores y radicales. Entonces el proceso social se detiene y regresa a situaciones cercanas al inicio del ciclo y remiten los logros sociales conseguidos por la acción de los dominados. Las reacciones sociales de clases desplazan regresivamente las acciones sociales de clase. La radicalidad de la acción de sumisión fracasa y la reacción de dominio reforma y consolida los pactos concesivos económicos y políticos a nivel inferior.
Se desplaza el caos de los conflictos a un orden rígido y continuista. Los movimientos sociales efectúan desplazamientos de acción y reacción, cuya resultante es una situación neoconservadora de integración. Los avances de las acciones sociales se corrigen por fuerzas internas de la reacción. Un movimiento conservador se introduce en la progresión de las acciones para llegar a pactos consensuados. Las causas-efectos de acción y reacción ajustan formas mecánicas de unificación de clases. La acción-reacción se reactualiza en el escenario histórico de poder conservador. La reacción puede ser un óptimo de las condiciones sociales dogmáticas. Ellas se sitúan en el estancamiento del tiempo de reproducción social. Existen dentro del tiempo histórico imaginario. El movimiento fluyente de la acción se detiene en la masa inerte de la improductividad material e ideológica de la reacción.
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La estática y la dinámica de las luchas sociales circundan la variabilidad de la sociedad frente a sus límites internos y externos. Las rupturas del orden de dominio generan rangos actualizados de estructuras económicas, políticas e ideológicas en la totalidad social. Los desplazamientos históricos de las reacciones de poder expresan acumulaciones excedentarias, en detrimento de la participación progresiva de las masas de marginados, en la riqueza producida socialmente.
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En el siglo XV y XVI, el campesinado constituye la mayoría de la población. La productividad de la sociedad pertenece a una clase social desprovista de derechos de igualdad económica y política. Los conflictos de riqueza y pobreza son resueltos por la autoridad de los príncipes medievales. Los campesinos no tenían representatividad estamental y por tanto carecían de derecho político en la Alemania imperial. Su presencia social los convertía en instrumentos de reproducción material y biológica. Se sometían a la producción feudalizada y al delirio de la representación textual religiosa del postmundo. La producción agraria del campesinado sostenía el funcionamiento de la sociedad feudal y renacentista. Príncipes, nobles, funcionarios, patricios y clero obtenían sus recursos económica por la utilización gratuita de la fuerza de trabajo campesina. Las rentas de la tierra, sean monetaria o en valores de uso, crecían con razón progresiva positiva para la aristocracia agraria y en razón inversa a las necesidades de supervivencia de los campesinos. Los recursos de los campesinos se trasvasaban a la aristocracia y a las ciudades renacentistas por el incremento de las cargas fiscales. En el siglo XVI, hubo un crecimiento de los diezmos, de los impuestos de guerra, aduanas, intereses y numerosos y variados tipos de servicios personales a los que fueron obligados los campesinos en beneficio de los poseedores de la propiedad. Se detraía del consumo de los campesinos masas de bienes económicos que pasaban al excedente de la minoría dirigente.

jueves, 5 de enero de 2012

Economía del dolor en el siglo XV y XVI en Grünewald(2).

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Las masas de población adquieren una doble práctica de concreción real y simbólica en las contradicciones de vida real y vida imaginaria. Las prácticas reales sirven para satisfacer sus necesidades inmediatas de supervivencia y las prácticas simbólicas para determinan su alienación de la realidad. La vida real y la simbólica se unen en la enajenación del hombre al realizar su práctica material a la vez que manifiesta inconscientemente la práctica simbólica. La contradicción, entre estas dos prácticas, sintetiza las condiciones progresivas de la producción del excedente económico de la producción social y las condiciones regresivas a situaciones históricas de desocupación de recursos y la autodestrucción potencial de la sociedad.
El hombre está atrapado en sus necesidades y en la necesaria satisfacción de las mismas. Se necesita producir para consumir. El dinero no come sin producir. En la economía de subsistencia, la enajenación de la realidad implica su representación simbólica para negar la negatividad de la necesidad. La representación enajenante simboliza manifestaciones de muerte por sumisión y sadismo. Los juegos sociales alienantes esperan la mitología de los dioses de la escasez y de la guerra. La alienación de realidad y símbolo están dentro de silencios represivos violentos y de los conjuntos de signos que duplican la vida social real por la imaginaría. Los signos hablan e imitan la vida con la duplicidad. El conjunto de signos enajenantes sueldan la esencia idealizada a los hechos reales. Se niega la negatividad de la necesidad mediante las variaciones combinatorias del hombre enajenado y la naturaleza degradada.
Se produce materialmente para negar lo negativo y extintivo de la necesidad natural y para dar continuidad a la memoria de los procesos de trabajo y a su práctica fuera de la presencia anexionada del tiempo real improductivo. Las masas sociales se vuelven improductivas por las organizaciones de producción paranoicas, de posesión monetaria por minorías de dominio, de propiedad y explotación.
Por no haber un futuro otorgado en el porvenir de la historia, se necesita hacer de la historia las condiciones materiales de su producción. La memoria “de hacer”, por el proceso de trabajo, evoluciona a formas superiores de producción y previsión de límites colectivos no regresivos ni extintivos.
Delante de la temporalidad de periferias extintivas, se deben dar las variaciones productivas de producción y reproducción material. Los avances y regresiones de los sistemas económicos se sintetizan en las contradicciones internas y externas a la totalidad orgánicas de las instancias del sistema. Las regresiones del sistema económico expresan la decadencia de la reproducción material de la comunidad humana. La sociedad regresa a la negatividad de la necesidad sin respuesta de producción. No se relaciona Naturaleza y Producción. La capacidad humana “de hacer y aprender y memorizar”, se detiene en correspondencias de la precariedad, que se inscribe en la no reproducción de las relaciones materiales y sociales.
La sociedad sólo se puede comprender racionalmente por la necesidad, en la que ella se encuentra, de producir y reproducir sus condiciones materiales y mentales existenciales en un ámbito histórico dado. Estas condiciones racionales exigen limitaciones excluyentes a la orgía sádica del uso del excedente de riqueza por minorías que poseen la propiedad privada sobre las cosas y el trabajo. Las ideologías perversas económicas responden irracionalmente a la producción y el consumo socializados. Se practica entonces la economía de subsistencia para la mayoría social, excluyéndola del mundo real de la producción y recluyéndola en el trasmundo de la violencia económica y el idealismo fanatizado. Entonces se define al hombre como un sujeto irreal, sitiado por la absoluta desnudez de la necesidad, y la entrega de su trabajo al azar de la esclavitud, del paro o de la venta salarial, en relaciones de poseedores de riqueza y desposeídos anónimos. Amos y siervos.
2 Matthias Grünewald
El arte plástico de Grünewald expresa la intencionalidad intelectiva y emocional del dolor del hombre, propuesta de revelación de la verdad de la redención humana, fuera de la enajenación de las filosofías especulativas renacentistas. La vuelta al evangelismo de los Pobres era que la comunidad de la fe significaba la participación de la esperanza en las masas de desheredados. La negación de las formas de explotación económica y emocional de los campesinos y los gremios menores de artesanos de las ciudades. Su expresión artística es la presencia constante del dolor del pobre frente a la adversidad de la práctica económica y política de los poseedores. La esencia perdida de la humanidad estaba en la vuelta a la autocreación del hombre fuera del dominio de los explotadores del trabajo de siervos y trabajadores menesterosos. Grünewald, (1470-1528), pinta el dolor social del oscuro y lóbrego tiempo histórico de desagregación de la formas de dominio medieval, por el dominio renacentista de mercaderes patricios y gremios mayores. Era el encubrimiento del dolor deshumanizado con los rituales alienantes de las prácticas de violencia económica y religiosa. Sus formas artísticas dramatizan las escenas religiosas de la supervivencia del hombre por la exposición de la crueldad del poder organizado y jerarquizado políticamente. Las formas de su arte revelan intencionalmente la crueldad ciega por el tratamiento técnico y psicológico del color y la luz. Grünewald era un actor de la historia oculto y pasional. Por la intensidad lumínica y la ruptura de la línea del dibujo, proporcionó a la narración pictórica la expresividad dramática de los pasajes evangélicos. Grünewald se apartó de la filosofía naturalista renacentista para retrotraerse en el gótico tardío de la baja Edad Media apasionadamente, a la reforma luterana y al entusiasmo revolucionario que provocaron el estallido de la guerra de los campesinos de Thomas Müntzer. La persecución de las revoluciones campesinas le obligó a refugiarse en Frankfurt y después en Halle donde falleció en 1528.
3 Thomas Müntzer
Las predicaciones revolucionarias de Thomas Müntzer le llevaron a liderar la Guerra de los Campesinos alemanes colectivistas contribuyendo a desencadenar la Guerra de los Campesinos, que se extendió desde el suroeste de Alemania hasta Salzburgo, Turingia y Sajonia.
Se separó de la ortodoxia luterana por su unión a la doctrina mística del iluminado Nicolas Storch: su doctrina de la palabra interior, que el hombre recibe, por una revelación continua de Dios, que le habla en su interior. Al igual que al nexo de la teoría política revolucionaria, que instaba a los creyentes a construir inmediatamente el reino de Justicia en la Tierra. Thomas Müntzer era un revolucionario que unía la teoría a la praxis revolucionaria. Devolvía al hombre la esencia perdida del nihilismo evangélico contra la riqueza.
En la pintura de Grünewald, está incesantemente presente la propuesta de acabar con el servilismo de los campesinos, mostrándoles la necesidad de la palabra interior reveladora de su situación real en el orden social de dominio. La palabra interior que debería apartarlos del sometimiento a la ignorancia intencionada y la necesaria revolución social para instaurar inmediatamente el reino de la Justicia en la tierra. La práctica para suprimir la enajenación religiosa de los campesinos y la eliminación legal de la propiedad privada de la tierra. La doble revolución de los campesinos contra el Estado aristocrático medieval a través de la forma artística y la movilización militar del campesinado.