domingo, 24 de abril de 2011

Atlantes y Erinias:Capitalismo y relaciones sociales zaristas (4)

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La abolición de la servidumbre y el Rescate de las tierras habrían de significar el derrumbe lento del sistema económico tributario ruso. En las comunidades aldeanas, dominadas por un Estado personificado por un déspota, el trabajo excedente adoptaba la forma de tributos o de trabajo colectivo, que reproducía la gloria de la Unidad Estatal personificada en un ritual y una práctica idolátricos.
El excedente económico se generaba en cientos de miles de aldeas agrarias, que iban a desparecer por los efectos que provocaron la emancipación de los siervos- campesinos y las emigraciones subsiguientes internas y externas de colonización de tierras salvajes y las que sirvieron para la población de ciudades industriales y mineras
A la vez que el modo de producción zarista se modificaba también lo harían su estructura política, imaginaria y religiosa. La precariedad de permanecer en el mundo incita la imperiosa necesidad del individuo de encontrar nuevas marcas conscientes e inconscientes de su identidad. Le resultaba necesaria una identificación mimética en un espacio social y en una temporalidad generacional en el curso colectivo. El individuo no se puede manifestar sin el concurso de los otros. El hombre sin la solidaridad del hombre es polvo en el viento. La solidaridad es un acto de comprensión y sentimiento imperativo de darle sentido finalista a la vida de la colectividad. El capitalismo es un sistema social estrictamente individualista. Su finalismo es la mercancía y no el hombre. La colectividad no proviene de la solidaridad, sino del aislamiento económico coercitivo de la producción y la ganancia. Es un sistema sin solaridad, a pesar de la parafernalia del lenguaje político y pseudocientífico. El fetichismo invierte las relaciones sociales en relaciones de cosas. Su esencia está en las cosas y no en los individuos. No tiene memoria para lo humano, sino memoria del intercambio competitivo, que se imbuye en la estrategia de la astucia y la predestinación.
En la Rusia, que el siglo XIX era un país predominantemente agrícola, el excedente de la producción sobre el consumo había de proporcionarlo el campesinado. Para hacer máximo el excedente había que comprimir el consumo campesino. Para disminuir el consumo había que utilizar las analogías de las relaciones sociales constrictivas imaginarias. El excedente se logró a través de los pagos de redención de las tierras distribuidas en 1861 y con las severas cargas impositivas que obligaban a comercializar toda la parte de la producción que no era estrictamente necesaria para el consumo familiar. En la industria, los productos agrarios podían tener altos precios gracias al arancel proteccionista. La comercialización del excedente campesino volvió los productos de uso en mercancías con precios monetarios. Los valores de uso del trabajo se volvieron equivalentes particulares del valor universal del dinero. Se impusieron los fetichismos del dinero en lugar de las relaciones convivenciales de la aldea. El dinero sustituyó las relaciones humanas. La materialización monetaria de los intereses objetivos específicos de la clase dominante se absolutizaron y divinizaron. Las formas de concebir el mundo y al hombre se fetichizaron, transformando la sociedad real de producción en una sociedad de transacciones monetarias. El sistema de dominio social actuaba en las formas de explotación directa del campesinado, pero las ocultaba en la equivalencia abstracta universal del dinero. La realidad social del trabajo se volvía opaca a la relación del trabajo concreto con las mercancías que aparecían en el mercado con precio monetario. La relación del trabajo de uso concreto se volvía fantasmagórica en el intercambio monetario. El salario esconde la jornada de trabajo.
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La transformación rusa de la producción provino de las importaciones de equipo y maquinaria ferroviaria, que exigieron una cantidad creciente de exportaciones y deudas internacionales. El pago de las importaciones obligó a vender los cereales obtenidos de los excedentes que eran parte esencial del consumo de alimentos. Los alimentos excedentarios provenían del canon que los campesinos tuvieron que pagar anualmente por la emancipación. Las deudas internacionales se pagaban con la reducción del consumo de la población.
Después de la emancipación del campesinado, la situación agrícola empeoró y las malas cosechas incidieron en una población que se había visto crecientemente empobrecida por las exigencias estatales. El hambre se extendió por el país. Sin reservas para asegurar la próxima cosecha y el consumo diario, los campesinos no podían atender el excedente de producción para la exportación, ni las obligaciones fiscales. La llegada de capitales extranjeros comenzó a bajar debido a la menor credibilidad de la devolución de las deudas internacionales con las exportaciones y la perspectiva política de deterioro de la política internacional ante la situación interior rusa. El Estado disminuyó la demanda de inversión del sector público y esto traería la consecuencia inmediata de un descenso de toda actividad industrial. La insuficiencia de consumo interior y su proteccionismo hacía que la industria rusa no fuera competitiva o que sustituyera las que habían sido financiadas por el Estado. Se derrumbaba la correspondencia de excedente y las importaciones de capital internacional.
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La estructura económica está sobredeterminada por el nivel político y el nivel religioso. Las relaciones económicas se viven dentro de la ideología. Las experiencias reales de la sociedad se viven como experiencias imaginarias. El ser humano se separa de sí mismo para ser un objeto para otro irreal. Se vuelve un ser que acepta el dominio ajeno como suyo propio. Vive imaginariamente sus relaciones prácticas.
Para fijar la sobredeterminación eficaz de lo imaginario sobre lo real Dostoievski fijó las relaciones de culpa y el castigo como cinética de la degradación de la aldea rusa. Un miedo general, por parte de las clases medias urbanas y rurales, se contagió en una epidemia de inseguridad. La liberación de la servidumbre de millones de campesinos, las inmigraciones de los campesinos a las ciudades industriales y a Siberia, trajeron el debilitamiento del imaginario religiosos ante el debilitamiento de la comunidad aldeana y la liberación de fuerzas sociales ideológicas que conexionaban la opresión colectiva a la desigualdad económica de clase de la sociedad zarista. Los individuos descubrían detrás de la piel de la ideología su propia piel resquebrajada por la pobreza y el servilismo.
El ferrocarril resultó decisivo en la distribución de la población fuera de las aldeas tradicionales. En 1914 había ya cerca de 70.000 kilómetros de tendido de vía. La desigual distribución de la industria que estaban localizadas de modo exclusivo en la Rusia europea, San Petersburgo, Moscú e Ivánovo, unidas a las minas de carbón de Ucrania y el petróleo de Bakú, concentró grandes masas de población que descubrían la explotación económica y la organización de la resistencia política. La defensa de los derechos económicos de clase explotada se iba transformando en conciencia política revolucionaria.
Las masas sociales captaban que se había montado un sistema de distribución de la renta que protegía a los empresarios industriales y a un Estado que utilizaba la financiación internacional y localizaba la inversión en los sectores que consideraba preferentes. Los campesinos se fueron integrando en grandes centros industriales siderometalúrgicos con rígidos sistemas de vigilancia de capataces y parapoliciales. El sistema de vigilancia exigía una estructura de partido político revolucionaria. El sistema de trabaja intenso y vigilado obligaba a desarrollar nuevos sistemas de identificaciones políticas y sindicales destinadas a defender los derechos esenciales de los trabajadores.
Se descubría que la economía rusa había sido incapaz de generar unos salarios que cubrieran las necesidades básicas. Los trabajadores estaban abandonados a la violencia económica y física. Mientras los subsidios estatales eran para los ferrocarriles y la industria siderúrgica- militar y extractivas, conectadas a la industria de bienes de equipo, el individuo gastaba su fuerza de trabajo para que creciera la acumulación de capital.El sistema de capitales extranjeros se amparaba en la solidez del rublo y los altos beneficios de los derechos arancelarios y demandas estatales que inducían un flujo alto de capitales. Las potencias imperialistas necesitaban el mercado ruso para exportar un capital que compraba de retorno sus excesos de producción. Las deudas internacionales exportan bienes de capital e importan bienes básicos con valor de intercambio desigual.
El factor valor- ganancia de la economía capitalista introducía en la escena social la sobredeterminación eficaz de lo imaginario sobre lo real. Dostoievski fijó las relaciones de culpa y el castigo como cinética de la degradación de la aldea rusa imaginaria y los razonamientos literarios de vuelta a una aldea de relaciones de bondad natural.
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La política del Estado zarista se basaba en un permanente conflicto militar para que la estructura económica y la organización social quedasen supeditadas a los intereses militares y administrativos del Estado zarista. La política de expansionismo militar causaba un incesante esfuerzo tributario de los campesinos, con cortos períodos de crecimiento económico por el gasto militar y largos períodos de depresión económica, que exigían apropiaciones de la producción mediante elevadas cargas tributarias que originaba una población depauperada. Ante estas condiciones opresivas era necesario escapar por insumisión a las exigencias de la fe al emperador y a la iglesia ortodoxa.
A una mayor pobreza material de la población rusa, la iglesia ortodoxa imponía mayor enajenación religiosa y divinización del poder zarista. Cuanta mayor era la pobreza más imaginarias se volvían las relaciones de salvación fantasmagórica del individuo.
La Comunidad Mística varía inversamente con la pobreza de la población hasta un máximo de “Todos somos culpables de todo y por todos.” En esta situación de ataraxia, la dominación del déspota se fundamentaba en la teocracia. La iglesia ortodoxa legitimaba la unidad del Estado y las clases dominantes y el dominio de la ignorancia de las clases dominadas. La Unidad política del Estado se convertía en una religión de Estado. La comunidad religiosa ortodoxa al convertir a todos en culpables obtenía privilegios económicos y fortalecía su poder social y cultural.El Estado zarista articulaba las clases sociales dominantes para que realizasen sus intereses objetivos específicos. El Estado zarista era un aparato político central, militar y burocrático, que ejercía el control de los equilibrios y desequilibrios políticos, económicos e ideológicos de las luchas de clases sociales.
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El autócrata absolutizaba y fetichizaba el poder del Estado a través de los centros de poder, que recaían en categorías burocráticas ligadas a la nobleza cortesana. El aparato burocrático del Estado se ligaba a los intereses de fortalecimiento de los mecanismos administrativos, tributarios, coercitivos y militares, cuya finalidad era la formación del Leviatán imperial. El pensamiento histórico y moral de Dostoievski sirve para explicar la incidencia de la superestructura ideológica del zarismo en la estructura económica de los inicios del capitalismo en Rusia. El retorno al pueblo mitificado era una identidad imaginaria que iba introduciendo el zarismo involucionista político y reformista económico destrabando la servidumbre y liberando las fuerzas sociales de la revolución.
Dostoievski piensa que la destrucción medieval de la propiedad de la tierra impondrá tal desorden, que Rusia exigirá que retorne la comunidad eslava de la solidaridad. La solución al caos de las instituciones de poder ruso se resolvía por la exaltación del espiritualismo kropotkiano y tolstoiano del apoyo mutuo y el reparto del pan de los pobres. El pan de los pobres y las comunidades de siervos servían para teorizar e impulsar una praxis espiritual de convenios, ajustes y apaciguamientos de las luchas de poder para conseguir los intereses materiales de clase.
Era la comunidad sin historia para que no hubiera enfrentamientos sociales y que los hombres estuvieran fuera de las contradicciones de una sociedad dividida en clases. Dostoievski quiere que sus personajes estén en el desorden de la pasión de vivir, pero abriendo la solución espiritual de la redención ante la colectividad eslava y no ante el materialismo de la sociedad Occidental Europea. La religiosidad pasional y el arrepentimiento ante las injusticias a la comunidad de los pobres y los esperanzados.
Pero el Estado zarista da unidad de cohesión a las instituciones políticas nobiliarias y las clases dominantes por ser factores de equilibrio de clase en las luchas económicas. El Estado Zarista estaba incrustado en la estructura económica y formaba el factor determinante de la continuidad histórica del sistema en relación básica de la producción y la distribución del excedente. La iglesia ortodoxa consumía parte del excedente económico de los siervos y la religión se convertía en religión de Estado. La alianza del aparato burocrático, la iglesia y nobleza constituían las clases soportes del Estado Zarista. La política militar se convertía en el interés prioritario del Estado para garantizar la unidad nacional, la expansión imperial, la seguridad territorial y la represión social. La burocracia controlaba el aparato estatal en el ejercicio de sus funciones administrativa, represiva, tributaria y militar. Las relaciones sociales dominantes son estamentales para la política Unitaria del Estado Zarista. La formación económica rusa es la de un una sociedad tributaria y dependiente de la aristocracia. La extracción del excedente económico tributario se definía por mecanismo sociales represivos políticos e ideológicos. Estos mecanismos sociales se apropiaban y distribuían el excedente en posición de clase social. La función ideológica era para legitimar el control del excedente por una minoría aristocrática y burocrática. La legitimidad no provenía de un asentimiento de los dominados, sino del uso de la violencia y del mundo imaginario de la religión. En el precapitalismo el excedente quedaba retenido y estancado en su valor de uso por falta de un mercado de consumo y monetario que transformara los valores de uso en valores de cambio. El excedente económico capitalista requiere su conversión en dinero para expandir el mercado industrial, comercial y financiero. La religión del dinero destruía a comunidad de la aldea rusa.
La sexualidad y el ser de los personajes de Dostoievski se refugian en poliedros del crimen y la redención divina. Están sujetos a la predestinación. La culpabilidad de ellos se vuelve homogénea al fatalismo del Ser culpable de todo y por todos. La revolución social de 1905 a 1914 será la respuesta real política a la fatalidad mística del derrumbe zarista.

domingo, 10 de abril de 2011

Atlantes y Erinias: El desarrollo capitalista en la Rusia de Dostoievski.

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El desarrollo capitalista implica que hay que modificar las estructuras precapitalistas económicas y sociales. Anular la fuerza económica y social de las clases sociales dominantes precapitalistas y cerrar el ciclo histórico en un orden de primacía capitalista económica y de clase. A través de los desequilibrios sociales precapitalistas, transita al orden capitalista político y económico. Los desequilibrios realimentan nuevos centros de poder capitalista por el crecimiento económico y las variantes representativas de los poderes institucionales. El excedente económico capitalista articula las instituciones políticas y los centros económicos por las variaciones de la cohesión de la Unidad política del Estado y su autonomía. Será la sociedad alienada de los ciudadanos políticos y de los sujetos económicos o de los ciudadanos libres y ricos y los ciudadanos libres y pobres. El capitalismo produce un excedente económico creciente. Este excedente articula producciones ampliadas que se realizan mercantilmente ensanchando el mercado interno y el mercado internacional. Los excedentes económicos se frenan y expanden a través de las variaciones del mercado nacional y del mercado internacional. Los excedentes económicos internos se intercambian por excedentes económicos externos. Los intercambios precapitalistas de bienes primarios se intercambian por bienes tecnológicos. Los intercambios de bienes primarios por bienes tecnológicos son desiguales en cuanto a la desigualdad del valor trabajo de los bienes naturales a los bienes tecnológicos. Más cantidades de trabajo simple precapitalista por menores cantidades de trabajo complejo tecnológico. Más cantidades de bienes primarios por cantidades menores de tecnología. El desarrollo precapitalista se tensa políticamente en el intercambio de explotación desigual de bienes primarios por bienes de producción capitalista. Las cantidades de trabajo complejo multiplican cantidades de trabajo simple. La desigualdad de los cambios incrementa el excedente económico del país más desarrollado y disminuye el excedente de país precapitalista. La alta tecnología intercambia desigualdad de excedentes y temporaliza tendencias seculares de retraso de países precapitalistas con países capitalistas. De aquí las rupturas económicas y políticas amorfas de las naciones precapitalistas. Las estructuras económicas y políticas se desfasan y sus ajustes imponen reducciones en el consumo del excedente y modificaciones en las relaciones sociales y el poder del Estado precapitalista. El modelo de desarrollo de producción precapitalista rompe los mecanismos de dominio de clases sociales desfasadas en los niveles ideológicos, políticos y económicos. Las contradicciones económicas y políticas del precapitalismo al capitalismo incluyen morfologías permanentes de atrasos de capital de producción, saber tecnológico, y elevada improductividad de clases sociales parasitarias. El desarrollo económico rezaga al poder político. Estoicamente se diría que lo político está detrás de los bueyes del carro económico. El desarrollo económico implica renovaciones de las instituciones sociales obsoletas. Fue la derrota militar de Rusia en la guerra de Crimea la que empujó al zar Alejandro II a iniciar una revolución económica para pertenecer a los países europeos con predominio en la escena internacional. Sin embargo, Alejandro II pretendía un cambio económico sin alterar el orden político. El inmovilismo económico zaristas exigía modificar la propiedad jurídica de la tierra de la aristocracia rusa. La modificación del uso y la propiedad jurídica de la tierra causarán la liberación de masas de campesinos que producirán recursos naturales para la industrialización interna y el comercio internacional. La industrialización Rusa imponía los rasgos esenciales de la evolución económica del precapitalismo al capitalismo y no los de evolución política de representación y participación popular en los poderes institucionalizados.


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La dinámica de crecimiento del precapitalismo al capitalismo impulsaba movimientos emigratorios, relaciones jurídicas de propiedad e innovaciones en los mecanismos de producción y financiación.


Sería la dinámica de cambio:


a) Masas de trabajadores emigrados a las ciudades industriales y a la producción minera de energía petrolera y carbonífera, que serán los vendedores de cantidades de trabajo por salario.




b) Los compradores de combinaciones industriales de medios de producción y trabajo, que será la clase capitalista.


c) La formación y ampliación de un mercado nacional e internacional de consumo que realice las ganancias industriales en dinero.


d) Establecer un mercado nacional financiero de préstamos internos y pagos de deudas internacionales.


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La servidumbre, que ligaba a los siervos con la aristocracia zarista, desarrollaba una economía de bajo excedente económico para los propietarios de las tierras y sobre la condición de un nivel de extrema pobreza para los campesinos. La servidumbre fue abolida en 1861 por el zar Alejandro II de Rusia. La abolición implicaba la libertad de movimiento y la libertad personal a todos los siervos rusos. Se eliminó el derecho de propiedad y explotación económica que tenían los terratenientes sobre los campesinos.


Los campesinos formaban el 80% de la población total. Los siervos tenían obligaciones para con el Estado, también con el dueño de las tierras, el cual tenía poder sobre sus vidas. La tierra era la propiedad legal de los aproximadamente 100.000 terratenientes. Los siervos como instrumentos naturales de producción agraria no podían dejar la propiedad donde habían nacido. Los campesinos estaban obligados a hacer pagos regulares en trabajo y en bienes. A mitad del siglo XIX, los terratenientes se distribuían un tercio de la producción total. El excedente económico fue ampliado tanto por aumento de la producción como por la disminución de consumo de medios de subsistencia y producción que fueron vendidos a precios bajos en los mercados internacionales. El crecimiento del excedente amplió el mercado de demanda interna y la demanda internacional.


El crecimiento económico capitalista se basó en los empréstitos internacionales suscritos por el Estado Ruso, que sirvieron para indemnizar a los aristócratas por la venta de la propiedad territorial a los campesinos. Los ingresos de la aristocracia se invirtieron en bonos nacionales e internacionales. La colocación de estos empréstitos sirvió para la formación de un sector bancario que suministró dinero como medio de préstamo y pago al capital industrial y comercial. La intervención del Estado garantizó los préstamos intencionales y estabilizó la inversión del capital de bienes productivos.


Los campesinos debían devolver el dinero pagado a los terratenientes por el Estado. Se convirtieron en deudores del Estado que les obligaba a vender su excedente agrario para pagar la deuda por la compra de la tierra y los tributos estatales. La intención económica del endeudamiento campesino era comercializar la producción agraria a los sectores industriales nacionales y pagar las deudas internacionales. La fuerza de trabajo industrial se pagaba con parte de la tributación agraria. La aristocracia recibía los créditos del Estado y los campesinos trabajaban para formar un excedente de producción que pagara a los terratenientes y al consumo de la industria. Un mecanismo de transferencia de excedente represivo de la clase campesina a las clases aristocráticas y burguesas.


La responsabilidad de la devolución de los préstamos del Estado era solidaria para todos los campesinos que vivían en la aldea. La falta de dinero para efectuar el pago del rescate y los tributos hacía que ellos adquirieran deudas con los prestamistas. La falta de devolución de los préstamos imponía la entrega de la propiedad de la tierra. La consecuencia era la desolación espiritual de la pobreza y la emigración forzosa por el pauperismo.


La propiedad pasó a los campesinos kulakes que atesoraron dinero y concentraron la propiedad y con ella la productividad agraria.


La liberación de los siervos no impidió la continuidad de un Estado autocrático. Los cambios económicos no supusieron cambios políticos. El poder autocrático mantuvo las formas de dominio absoluto. El excedente económico fue ampliado tanto por aumento de la producción como la disminución de consumo general de los los trabajadores industriales y mineros.


El cambio económico precapitalista al capitalista habría de implicar una función identificativa desordenada de grupos agrarios y grupos industriales en los imaginarios religiosos y revolucionarios. La sociedad zarista cayó en el oleaje revolucionario de prácticas políticas e ideológicas precapitalistas y capitalistas. Desde el idealismo de retorno a la aldea rusa y al cristianismo ortodoxo de Fiódor Mijáilovich Dostoievski y el retorno revolucionario al pueblo de anarquistas y socialdemócratas.