sábado, 24 de septiembre de 2011

Memoria y Máscara.

1
La historia social carece radicalmente de memoria. Se transita sobre ella sin memoria. El hombre es un animal social sin memoria. No hay transiciones históricas acumulativas de épocas históricas ni de generaciones. Hay discontinuidades de modelos de reproducción en encadenamientos de rutinas simbólicas. Cada generación llena su vasija de vida como si detrás de ella no hubiera habido una generación anterior. A esto se le denomina ley de vida, pero verdaderamente es la ley de la pasión de sobrevivir por la desmemoria. No hay un modelo transitivo de evolución de las formas de reproducción de la sociedad. Las rupturas y sus discontinuidades dan consistencia a la arcilla húmeda de la voluntad y la pasión. Aquí y allá, en la arcilla seca, permanece la arqueología de los vestigios. Aunque no hay memoria de la historia si hay presencia actual de la máscara simbólica de la continuidad de las relaciones sociales de poder, que expresan la sucesión de la propiedad de la riqueza a las relaciones de dominio. En la estructura social no hay memoria orgánica, sino señales errantes de los significantes y los significados desajustados del lenguaje. Los vestigios errantes adquieren su eficacia en la manipulación de la enajenación. El modelo de reproducción económica cambia la cotidianidad de los objetos de uso: el vestido, la comunicación, los alimentos, la vivienda, y las maneras presentes de articular la sumisión. Lo cotidiano de hoy en la desmemoria residual del futuro. El hombre se extraña de su presencia en el mundo al llegar la edad de la senectud. Se extraña de su inactualidad. La discontinuidad de las épocas históricas pertenece a la modificación de la producción y el consumo de los objetos que sostienen los deseos. Los objetos y los deseos carecen de memoria. La utilidad de los objetos se modifica por la ciencia y la tecnología que en sus paradigmas acumulan saltos cualitativos del objeto del saber.
El animal hombre es ser en la Naturaleza, aunque es estar en la producción de su existencia. Se incluye en la tendencia dinámica y mecánica de su reproducción económica e ideológica en el presente absoluto. La carencia de memoria posibilita la continuidad de los arquetipos del inconsciente colectivo. La pasión de dominio sobrevive conectada a la existencia- efecto de una memoria residual y fragmentaria. Ella es desmemoria de la resistencia del inconsciente a la represión omnipresente del olvido. Los traumas psíquicos sobreviven en las fijaciones reprimidas del deseo individual y colectivo. Las fijaciones traumáticas carecen de memoria temporal. La memoria puede hallarse en el lenguaje de los símbolos oníricos.
2
En la máscara se halla lo inquietante: el mundo de deseo, sus objetos y los mecanismos de represión. La máscara es presente fluyente e irracional. Ella detiene la reflexión para evitar la discontinuidad de la muerte. Inquieta y distante se mantiene exterior a la incertidumbre de la memoria. En ella, el conflicto de lo esencial y lo inesencial impera irracionalmente. Lo esencial está envuelto por la epidermis rugosa de la máscara. La máscara del Gran Saurio del modo universal de producción asiático que incuba todos los modos de reproducción: el Estado y la propiedad del poder. La expropiación de tierra de las comunidades de campesinos y su apropiación por el Estado Saurio y la burocracia de los cortesanos saurios. También en Estado Saurio está el rey Midas que da al oro la universalidad de su equivalencia monetaria de la riqueza. Todo lo que toca es oro. Lujuria del oro-dinero en su equivalente de cambio de esclavos y dioses. También aquí la máscara de la génesis del dinero capitalista, que disocia la sociedad en poseedores y desposeídos, en cosas mercancías y fuerza de trabajo mercancía. El individuo y las cosas: procesos de producción que combinan cantidades de trabajo, técnica y medios de producción. Combinaciones estructuradas de producción de cosas y servicios que se valorizan en la circulación del dinero.
Las máscaras como estructuras complejas de cargas de ideología dominante que poseen el equivalente universal del hombre y las cosas: el dinero.
3
Lo esencial de la máscara es sustentar la naturaleza opresiva de las relaciones de dominio en la docilidad del animal atrapado en la necesidad de sobrevivir. El poder contempla los actos de la voluntad de dominio en la docilidad y fatalidad de los hechos discontinuos, sin memoria de la vida y la muerte. La ignorancia dócil del oprimido dura ante la agresión de los rituales de dominio económico e ideológico. Lo rítmico de los ciclos de la reproducción económica y los ciclos de la reproducción de sobrepoblación marginal.
La máscara es una envoltura que encubre la esencialidad de lo inhumano, de la coacción, del grito que empavorece el alba fría de la marginalidad. La máscara es unilateral en su repetición de la angustia. Se diría, que ante la máscara, el individuo es arrojado a la conclusión cerrada de la oscuridad. La fatalidad de estar arrojado ante ella esencializa todo cuanto hay de poder opresivo en las relaciones sociales. ¿Cómo sería el quehacer del hombre si no hubiera una máscara que determine la manipulación de la existencia? La pregunta se formula esperando la abierta fe de la certidumbre. Lo incierto se manipula y mecaniza. La máscara se presenta en la transformación de la objetividad humanizada por un objeto de dominio. La máscara se refleja metafóricamente en la corriente del río Estigia. El límite de la tierra y el mundo de los muertos. El río Estigia es el río del odio. La máscara arrojada al inframundo del odio juzga relatando culpas y castigos de los excluidos de la casta y la genealogía del privilegio. Para Heráclito el agua del río es el retorno de lo mismo. Lo unilateral, fluyente mítico y religioso, del eterno retorno de lo mismo. La correspondencia del flujo físico del tiempo en la organización del universo.
4
El terror social produce una máscara uniforme y general. Ella se convierte en equivalente de todos los valores. La máscara uniforme tiene la función ideológica de aceptar el valor universal de las relaciones sociales de dominio. Hay que convenir que detrás de la máscara hay un actor indiferente. En caso contrario, la máscara significaría la integración absoluta de la conciencia reflexiva en la voluntad dominante. Si alguien llegase al rostro del actor se hallaría en el conflicto de determinar las condiciones de su autenticidad propia. Reversión del actor y del espectador en el gesto irreflexivo del rostro del actor al rostro del espectador. El amo y esclavo en la dialéctica de la negación. Para llegar a la autenticidad del ser se atraviesa el riesgo de la muerte y el entorno uniforme y manipulado de la máscara.
En un mundo represivo, un individuo sin máscara está en peligro de la incertidumbre de la inseguridad. La máscara protege del castigo. El castigo de la incertidumbre se debe a un estado social que exige que los espectadores se ajusten la máscara uniforme de lo mismo en el escenario social punitivo. Se llega al límite en el que no sería posible sobrevivir sin la máscara. Entonces se aceptaría vivir en la fuga incesante del espanto de ser descubierto en la culpa ajena interiorizada. La quemadura en la conciencia. El miedo convertido en supervivencia. La máscara se adhiere al rostro del espectador para darle su no existencia. No hay distancia para el alejamiento. La máscara es la identidad manipulada. Cuanto más se hunde la sociedad en su vínculo de dominantes y dominados, tanto más es máscara y menos los individuos. El individuo se enajena de sí mismo en una máscara. La máscara está en la penumbra del discermiento por la sombra de la claridad de la razón.
5
Allí donde ella, está el conflicto de lo real y lo irreal que se impregna de la fatalidad. El espectador tiene que llegar a este conflicto para darse una identidad de su desmemoria. No se llega al mundo con un espejo que revele el significado de la vida social, sino que hay un arrojarse al mundo para identificar la existencia propia en la cotidianidad. El sentido del ser en el riesgo de los demás. Si los demás están enmascarados, se busca una máscara de sosiego identificativo o la idealidad de un rostro desnudo en un espejo. Ser como todos garantiza la seguridad del que se precipita al ser de la nada del mundo. Estar y llevar la máscara conexionan la relación de dominantes y dominados. La máscara de los dominantes es la máscara de los dominados. La máscara del conjunto social revela la función disyuntiva de los actores y espectadores en el escenario del dominio. El escenario donde está la angustia de los agobiados por una existencia incesantemente integrada en relaciones de domino. El dominado, constituido en máscara, mantiene un tenso rehacer para no revelar el cuarteo de su máscara. La deslealtad al grupo dominante es la expresión de la culpa individual en la máscara de la esclavitud general.

viernes, 9 de septiembre de 2011

La contracción de la economía (4).

1
Hay una continua tendencia al subempleo como consecuencia de un continuo proceso de contracción de la economía. Las cantidades de excedentes acumulativos que se destinan a la inversión productiva son decrecientes. La acumulación progresiva de ganancias empresariales no se invierte a la producción, no modificada por las condiciones extensivas de la escala de producción ni por las intensivas de la productividad. La acumulación de ganancias invertidas no reabsorbe el volumen creciente del paro. El paro son cantidades de trabajo sin aplicación en la producción y no flujos de ingresos sin activar. La activación de los ingresos salariales abriendo su capacidad de compra con reducciones fiscales no pertenece al orden económico productivo, sino al sistema de imposiciones fiscales por déficit del Estado. Los sectores económicos productivos, afectos a la inactividad del desempleo de recursos, se derrumban sujetos a la precariedad de la inactividad de la producción, de circulación de mercancías y de recursos financieros fijados a la actividad económica de creación bienes de producción y bienes de consumo. La contracción económica causa dos efectos: a) El alargamiento de los ciclos de paro laboral de manera que alguna generación activa no logra integrarse en la producción y si en las funciones parasitarias del desempleo crónico, b) Las inversiones productivas del capital se estrechan en franjas económicas especulativas de precios altos, restricciones de oferta, y subutilización de los medios de producción y equipos tecnológicos.
La acumulación de las ganancias no se adhiere a la ampliación intensiva de la productividad ni a la ampliación extensiva de la producción por la división social del trabajo. Se origina una polarización de recursos económicos de capital acumulado, que no entran en la producción originando una acumulación de trabajadores en subempleo latente y crónico. El subempleo crece a mayor velocidad que la inversión de recursos productivos de capital, ocasionando el deterioro de los salarios por la oferta creciente de trabajo. El aumento de la oferta de trabajo, bajo la presión competitiva de los desocupados, baja el precio del trabajo. La flexibilidad contractual de la oferta de trabajo en condiciones de subempleo crónico implica decrecimientos de salarios y mayor número de horas trabajadas en la jornada de trabajo. De manera que la continua tendencia al subempleo crónico del proceso de trabajo significa el subconsumo de medios de producción y fuerzas de trabajo. Se llega al nivel contractivo de la inversión de capital y del nivel amplificado del desempleo. En la metáfora del desempleo, se diría que es una macha de aceite que empapa los sectores operativos de la producción, formando desniveles y desproporciones de recursos no aplicados en los diversos sectores económicos estancados.
2
La fase del ciclo depresivo implica estancamiento de los precios de demanda de los bienes de consumo y de producción y la reducción del volumen de crédito bancario para reactivar el proceso productivo y la realización de los precios en cantidades monetarias.
La euforia especulativa de los precios, el rezago de los salarios reales y el aumento del volumen de endeudamiento de las unidades domésticas y empresariales, se convierten en estancamiento de la escala de producción y el crecimiento del desempleo. La falta de realización monetaria del consumo se lastra a los bajos salarios y al paro laboral. La carencia de consumo individual y empresarial somete los créditos al impago. Los impagados impiden la realización de las ganancias incluidas en los precios y la recuperación de la inversión en costes de producción. Si las ganancias monetarias no se realizan por el revés del endeudamiento, los impagos producen la acentuación del desfase del dinero de crédito y dinero real. La depreciación de masas de dinero de crédito sin equivalencia con las masas de dinero real.
3
El flujo de los ingresos monetarios de la producción se utiliza en salarios y en medios de producción, por lo que el producto social se divide en bienes de subsistencia y en bienes de capital. La dinámica relacional de bienes de consumo y bienes de producción diverge y delata las variaciones de los ingresos nominales y los ingresos reales y por tanto el poder depreciado del dinero de crédito en contraste con el poder apreciado del dinero real. Las desviaciones del dinero de crédito y del dinero real causan divergencias entre el interés natural y el interés bancario. El interés natural o real es aquel interés en el que coincide la demanda de capital de préstamo y la existencia de medios ahorrados, expresivo de cantidades bienes de producción y de cantidades de bienes de consumo pendientes de aplicación. El interés bancario manifiesta la variación de ampliación o disminución del crédito. Los alejamientos diferenciales del interés natural y del interés bancario revelan la situación alcista o bajista de la coyuntura económica.
En una economía en estado de equilibrio, la ampliación de la producción tiene que ser llevada con una elevación del tipo de interés bancario, ya que de esa manera la demanda de capital de préstamo se corresponde con los bienes de producción reales existentes. Si se mantiene un interés bancario por debajo del interés natural, ampliando los créditos, que exceden los ahorros naturales, la producción se amplía más que la cantidad de bienes que se dispone con el ahorro natural. Los medios monetarios adicionales añadidos a los precios se vuelven inflacionarios y por tanto efectúan la conversión de los precios reales de producción en precios inflacionarios.
4
La contracción de salarios y ganancias afecta a la inversión de capital. No hay inversión-ahorro natural para los precios inflacionarios y se estrangula la expansión del consumo de las unidades domésticas y de las unidades empresariales. La contracción económica afecta a la totalidad del sistema crediticio y a los sectores capitalistas que basan la ganancia en los crecimientos de precios especulativos nominales. El aumento de los precios nominales y del endeudamiento reduce los salarios reales a nominales bajo la incertidumbre de la realización de las ganancias implícitas de los empresarios y la baja capacidad de compra de los asalariados con ingresos nominales decrecientes. Las ganancias monetarias provenientes de la ampliación crediticia del dinero bancario se estiman en las expectativas de los ingreso inflacionarios de los precios. Las economías de asalariados, las organizaciones institucionales, las unidades empresariales, se rezagan para finiquitar los pagos crediticios. Las instituciones bancarias entran en el ciclo financiero de activos con liquidez rígida, escasez de capital propio, y alto endeudamiento.
5
La crisis de estancamiento se expresa en un volumen de desempleo de recursos materiales y humanos, que fundamentan la infraproducción, el subconsumo de bienes de producción, bienes intermedios y bienes de subsistencia individual. La coyuntura bajista incide en el déficit del Estado, que enracima endeudamiento internacional y nacional que ha mantenido una baja producción nacional estancada y un alto consumo externo con endeudamiento internacional. La deuda pública devuelve al dinero improductivo de los especuladores una función de crecimiento del interés, que se paga con la reducción del gasto social y el aumento de impuestos.
6
Los movimientos antagónicos de salarios bajos, costes de materiales altos, depreciación de activos de capital, pérdidas por precios no realizables por una demanda de consumidores de bajo ahorro y alto endeudamiento a largo, afectan a las caídas generales de las ganancias industriales y financieras, e implican la no convertibilidad de los activos industriales y financieros en dinero real. La prueba esencial de la convertibilidad real del endeudamiento consiste en la capacidad de reducir el interés bancario a interés natural. Las deudas por ampliación del interés bancario taponan el crecimiento de la economía real con la economía nominal del dinero de préstamo.
Nos hallamos ante los desequilibrios de la discontinuidad del estancamiento: 1) El interés natural no es igual al interés bancario. 2) La producción no es igual consumo. 3) Los cobros no son iguales a los pagos. La tendencia al subempleo de recursos de producción contrae la expansión económica.