sábado, 17 de diciembre de 2011

Economía de excedente y de subsistencia (1).

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En un sistema evolutivo de la producción, el proceso de trabajo simple se vuelve proceso de trabajo complejo. El objeto de trabajo, el instrumento y el adiestramiento teórico-práctico de la mano de obra se combinan en grados de productividad y calidad. Se llega del recolector de alimentos a la máquina tecnológica. La máquina tecnológica asexuada se integra en trabajo indiferenciado social. La comunidad biológica y técnica reproduce la existencia biológica y los medios de producción y los medios de consumo individual. La sustancia histórica se organiza en fuerza de reproducción material y mental. Las comunidades adquieren jerarquías de producción, consumo, trabajo y circulación de dinero. De relaciones de parentesco étnicas a urbes maquinales.
a) En la economía de subsistencia: las relaciones de producción se vuelven contradictorias y alcanzan contracciones de límites extintivos. La funcionalidad de los sistemas económicos evoluciona del crecimiento, acumulación, y llega a límites de extinción irreproductiva. La sociedad se detiene en la producción de efectos improductivos.Los agregados humanos de seres dependientes de los procesos de trabajo se debilitan en su oposición al capital financiero, a las acumulaciones de ganancias usurarias y al monopolismo industrial creciente. Las propiedades internas del sistema económico, cuyas fases determinan ciclos evolutivos, se vuelven contradictorias en los límites de superproducción, subconsumo, circulación y de valoración del capital. El trabajo no pagado, en la jornada laboral anual, está yuxtapuesto al necesario salarial pagado. La tendencia decreciente de la acumulación de capital aumenta la extracción de trabajo no pagado, forzando la caídad del salario para un tiempo de actividad creciente.
b) En la economía de subsistencia, la carencia de reproducción amplía el campo de no variabilidad de las condiciones internas y externas del sistema económico. El sistema regresa a una constante degradativa. Esta constante se expresa en la falta de utilización de los recursos materiales y humanos. Entonces se da la contracción de la producción, el intercambio y el consumo. La totalidad del sistema se detienen en formas económicas históricas anteriores de precariedad biológica y producción material. Entonces los grupos sociales se hallan en planos de supervivencia ya superados en la historia. El sistema envejece.





c) La base de producción social carece de intencionalidad progresiva. La producción del excedente decreciente posibilita la barbarie de la sociedad de jerarquía. La regresión a mínimos de subsistencia se sitúa en la falta de organización social material y simbólica. La sociedad se divide en gente carente de trabajo y dinero y ricos que desinvierten de la producción. La carencia de inversiones económica provoca el desempleo de recursos humanos y técnicos. Las contradicciones regresivas de subsistencia de las funciones sociales hacen desaparecer la organización de la producción y del consumo social. El sistema económico se vuelve improductivo y no alcanza a perpetuarse.








d) En la economía de excedente racional, el exceso de producción sobre el consumo necesario establece las funciones sin propiedad y Estado. Los individuos que producen no se disgregan en la inactividad de imaginarios, que ligan sistemas de subsistencia inorgánicos improductivos. La producción racional es mayor que el consumo racional. La sociedad produce más que lo que consume racionalmente.
La producción natural instintiva no sustituye a la producción maquinal. El consumo instintivo al consumo de producción maquinal. El hombre aparece dentro de la producción del lenguaje técnico. Se reducen las funciones innecesarias de comunicación y uso de la Naturaleza. Los conocimientos científicos y la práctica de supervivencia cultural no decaen en vacíos de manipulación. El grupo social se acerca a sí mismo para integrarse en la común necesidad de la reproducción biológica y en la supervivencia material. Las masas simbólicas no imprimen la muerte trascendente concialitiva. Hay economía de excedente colectivo. La producción, el lenguaje y los símbolos se unifican en la naturaleza social del hombre. Los incrementos de producción están por encima del nivel necesario de las necesidades colectivas. Aparecen nuevas necesidades materiales e intelectuales. La producción de un excedente económico social modifica las relaciones naturales sin dar lugar a la jerarquía de poder. El excedente económico social es el lugar de la historia sin jerarquía.





e) El poder de una minoría social está correlacionado a relaciones de dominio. El excedente económico de subsistencia implica que la producción se aplican a la formación estructurales de simbólicas de persuasión y de violencia. El excedente decreciente se conexiona a repeticiones cíclicas, que posibilitan reaparición simbólica de grupos de jerarquía cínica. La regresión excedentaria a subsistencia hace que la producción se vuelve coactiva. La existencia se aliena en los imaginarios, que proceden de la coacción y la ignorancia simbolizada.





f) Tanto en la economía excedentaria y en la de subsistencia el sistema funciona con dominantes y dominados. Unos militarizan el excedente económico y otros conforman sus actitudes mentales al miedo de la incertidumbre. La irracionalidad del poder se estanca en un proceso regresivo al límite de supervivencia. El sistema económico real se vuelve simbólico.





g) No hay existencia de jerarquía sin excedente económico. Lo consumen los grupos improductivos organizados en la manipulación. El sistema social se encaja en las contradicciones coyunturales: internas y externas de límites de excedente y limites de subsistencia. La contradicción simple excedentaria progresiva se desplaza y se vuelve compleja de subsistencia regresiva. La historia entonces carece de significación. Las luchas sociales se dan en ruleta metafísica del odio económico y genocida.
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Las crisis preindustriales de subsistencia provenían de las catástrofes naturales, que reducían la base de producción, la tierra. Las sequías, las inundaciones y las epidemias destruían la situación compleja de la reproducción natural y social. La base natural de producción, de los medios de trabajo, del hombre y sus instrumentos, se volvían estrictamente circunstanciales y no garantizaban la continuidad de la sociedad. La reproducción biológica y material del grupo se agota y extingue. La simbolización simbólica de dominio se debilita en el límite extintivo de la funciones biológicas procreativas y de producción.








a) Los símbolos grupales de configuración imaginaria se destruyen con la aparición de límites de reproducción decreciente de la base de producción.





b) Las máscaras exterminativa del poder se interiorizan en la memoria de la realidad. La producción de vida y dominio se contraponen en la economía de subsistencia.





c) El grupo social racional se constituye con la producción excedentaria, el consumo necesario, y excedente racional de crecimiento del sistema. La producción simbólica se articula a la producción material para no ocultarla. Sin embargo, las máscaras existen para justificar los consumos improductivos a través de la violencia de las relaciones de poder. La memoria simbólica se vincula al enmascaramiento de la vida real por la vida imaginaria de la máscara.
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La memoria de la historia se vuelve un imaginario simbólico del grupo improductivo. Se alcanza la reproducción de la existencia por la manipulación ideológica de hacerse obedecer.
Los monumentos arquitectónicos históricos jalonan las discontinuidades límites de las desapariciones de grupos sociales extinguidos. Las relaciones de jerarquía son de propiedad sobre el uso de las cosas y de los hombres. En la economía de subsistencia el hombre se extingue en el fondo del ser inmóvil de la Naturaleza. Su capacidad de reproducirse se detiene ante la muerte social.





a) La sociedad está inscrita en la capacidad de reproducción de su existencia. Las tendencias dinámicas de reproducción biológica, económica e ideológica, no están dadas por la metafísica intencional del futuro cierto de la sociedad. No hay un futuro dado en el porvenir de la historia. Los hombres hacen su historia en condiciones materiales e ideológicas dadas en el presente, sin la previsión de una ideología especulativa. La técnica primaria especulativa evoluciona a formas superiores de previsión por la continuidad de la ciencia.
b) La pasión de dominio sobrevive conectada a la existencia del excedente económico. Aquella producción, que excede a las necesidades sociales y es apropiada por los grupos de dominio irracional, es el excedente económico potencial. La apropiación del excedente económico pertenece a los reproductores del poder. La ley de propiedad de hombres y cosas pertenece a las variaciones de las condiciones internas contradictorias del sistema. La historia no es intencional, no está asegurada la supervivencia ideológica de dominio.
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Los “moai”de la Isla de Pascual esperan, en sus máscaras inquietantes, el deseo inextinguible de la llegada de los dioses. El mundo extinguido de la memoria del deseo. Las esculturas de los mecanismo psíquicos de la realidad desaparecida. La máscara del modelo social desparecido es fluyente en la nada y en la irracionalidad. Las esculturas del tiempo sin historia penetran en la discontinuidad de la muerte. La carencia de historia se mantiene exterior a la incertidumbre de la desmemoria. Lo esencial de la reproducción de la vida está envuelto por la epidermis rugosa de la reproducción de la máscara. Se va de la economía excedentaria a la economía de subsistencia y viceversa, pero no hay la intencionalidad de un Ser superior y ordenador .

sábado, 26 de noviembre de 2011

Caravaggio:La crucifixión de San Pedro.

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La pintura de Caravaggio se expresa y abre en un desgarro luminoso de la oscuridad de la memoria de la historia. La función creativa barroca del arte es la reinterpretar plásticamente los motivos canonizados por la costumbre religiosa en las nuevas experiencias históricas que deben acomodar la cultura a la necesidad del poder. La subjetividad creativa del pintor se acomoda a las exigencias ideológicas de su clientela. El círculo reducido de sus clientes lo encorseta a las exigencias conservadoras del mecenazgo religioso. A pesar de ello, la expresión pictórica no deja de expresar las experiencias de los pintores que viven las prácticas de una sociedad desgarrada por las luchas de estabilización del poder absoluto del Estado y el predomino de las creencias ortodoxas frente a la heréticas. La sociedad barroca se encuentra atrapada a los medios de dominio y representación, paranoias persecutorias de fines imperfectos de equilibrio de la política y las creencias.
La intuición caravagiana del sentido plástico de la representación pictórica va desarrollando nuevas reglas de motivación experimental del credo oficial por lo creado pictóricamente. Su capacidad innovadora incrementa las combinaciones de los espacios pictóricos, las tonalidades de los colores que provienen de la incidencia de las luces y sombras. La formación de los colores primarios en las tonalidades grises de las sombras. Los personajes del cuadro se presentan en instantes de cruzamientos de luces que renuevan la temporalidad plástica del sufrimiento y el contenido de una fe mística que proviene del límite extenuante del cuerpo de la sumisión. Los personajes caravaggianos representan las actitudes miméticas de la tradición textual: los modelos pictóricos gesticulan la mímesis del relato bíblico en el naturalismo sofocante de la denuncia alienante de realidad y fe. Las víctimas del castigo, fanatizado de la condición imperativa de la creencia sin discernimiento, reordenan la cronología de la historia y la cromática de la memoria de la ley. Los personajes caravaggianos provienen del límite final y permanente del escenario dramatizado de la marginalidad de la supervivencia del espacio urbano y del espacio del cuadro. El espacio pictórico rememora el esfuerzo de negar la ideología en la pasión racional de presentar los conflictos sociales ideológicos sin ocultar la verdad. A pesar de que la sociedad real está encubierta por los cánones eficientes de la maquinaria ideología de la violencia, se encubre la verdad con el guiño cómplice de la sumisión y el oscurecimiento de la racionalidad.
El naturalismo de Caravaggio revela la ideología religiosa como una coartada al irracionalismo representativo de la piedad del hombre martirizado por el hambre, la enfermedad y la muerte. Caravaggio exhibe el sufrimiento humano en la oscuridad de la fe. La crueldad del desesperado y el finalismo extintivo del hombre, relacionando la existencia concreta con la apuesta irracionalista posthistórica: la perdurabilidad del ritualismo del texto y del gesto del actor que lo memoriza.
Caravaggio ilumina a sus personajes en un flash de realidad reveladora de la crueldad. Se diría que propone exteriorizar la naturaleza histórica del hombre, pero en el desgarro súbito de la representación del cuadro. El desgarro de la tela es de dentro afuera. Salir de la penumbra es asir allí un pájaro en la red de la tenebrosidad. Vuelo repentino en la aparición imprevista y sorpresiva del pájaro en un haz luminoso. El instante de la representación del delirio paranoico de la huida ante la máquina represiva que se acopla al individuo. La máquina paranoica despótica que mantiene adherencias de supremacía y subordinación. La minoría, que surge de improviso en flash, se exhibe en la superficie del cuadro para delatar la oscuridad de donde proviene su sufrimiento. El espacio del cuadro se vuelve espacio de presentación de encuentro de naturalismo e idealismo.
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Es la afirmación testimonial de Caravaggio de ser por el no ser de la ausencia del hombre real en la historia de su destino. Los padecimientos del cuerpo y la mente en del delirio caravaggiano “del soy quien vosotros habéis propuesto que sea”. Caravaggio lleva a la pintura barroca el delirio de la marginalidad urbana de las ciudades barrocas, la luminosidad de los personajes representados en la excitación causada por la pasión alucinatoria de la salvación por la pobreza. El delirio del reino de lo oscuro. Transparencia del rayo de luz que fija la claridad definitiva del sentido del destino en la pasión humana. Pero el destino es inexacto en el juego de la crueldad por la luz interior del delirio. Se irradia la luz real del perseguido en un acta acusatoria sinsentido de lo humano, impiedad de la marginación predeterminada por el fanatismo de la acumulación de riqueza y poder, justificada con la alienación del desesperado. La vida del marginado-masa en los bordes de su utilidad y desutilidad por los victimarios celebrativos. Los delirios de los dominantes convierten las relaciones reales en relaciones metafísicas. El lenguaje simulador de la utilización del hombre explotado en medio de acumulación fanatizada de riqueza y dinero. Riqueza con gloria y sin culpa. Exaltación de la perpetuidad del rango al sometimiento expiativo de la desorganización pasiva de las víctimas del trabajo y la duplicidad del hombre real en el imaginario.
La culpa expiativa del delirio de la autoridad despótica. La eternidad de los personajes caravaggianos trae de la oscuridad lo incierto del miedo. Caravaggio convierte el espacio del cuadro en una obsesión móvil del pánico. El delirio del color exalta las contracciones del cuerpo torturado en la barbarie de la indiferencia.
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Resuenan insistentes en la memoria estética los símbolos del porvenir del gritos, sin alambradas, ni ladridos de animales que se desgarran y extraen gritos indefinidos y unitivos. Los perseguidores descubren escondrijo de delirios. Recluyen perseguidos en espacios hexagonales y excrementales de tortura. Más allá de los hexágonos están los muros de ladrillo, alambres de púa, vías de ferrocarril, torretas de vigilancia, y los círculos excéntricos de los oídos tapados con cera y la complicidad del silencio y el hedor del olvido.
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La máquina paranoica despótica dimensiona la voluntad de poder en la inhumanidad del fanatismo. La violencia organizada da transitoriedad de medio a la vida humana. La vida de la víctima es un medio maquinal para la perpetuación de la tortura en un fin absoluto ahistórico de dominio. Caravaggio revela en su naturalismo exasperado la contradicción del hombre real y el hombre convertido en víctima por la tortura y el simbolismo religioso. La pintura de Caravaggio está conexionada a las contracciones de una época-máquina religiosa violenta. De conversión de las relaciones de poder en relaciones de crueldad. Una crueldad entramada al sentimentalismo del simbolismo de la piedad por el terror del dolor físico. El siglo XVII es un modo social de totalidad compleja, conflictiva, militar y religiosa, que utiliza la violencia para llegar a la unicidad del sistema económico mercantilista y al poder absoluto estatal y religioso. La representación religiosa de la ortodoxia de la contrarreforma son las motivaciones subjetivas de la exaltación militante de la piedad de las masas religiosas. Se llega a la exaltación militante por la escenificación de las masas sociales en la iconografía de la salvación por la fe. El pecado redimido por el arrepentimiento reductivo que regula el postmundo y la garantía fanatizada de la obediencia colectiva. Práctica fanática y persuasiva llevada a término, durante el siglo XX, por los movimientos totalitarios políticos, económicos y militaristas.
Como si el presente violento de la historia fuera esencia del futuro. El hombre carece de finalidad en su existencia. Se encuentra en la penumbra de la máscara uniforme y general. Presiente la inquietud de un mundo incierto en la penumbra de un ser que no se halla consigo mismo. Lo atraviesa en la penumbra de relaciones sociales de dominio que lo sujetan a un corsé. Está comprometido y arrojado a las contradicciones que producen los mandarines embrujados del poder social. El presente se niega al presentimiento del futuro. Como si fueran las varillas de un abanico abierto, los antagonismos de la existencia deforman el tiempo que enreja la provisionalidad del presente. Se nos advierte de la incertidumbre del momento actual en el que se vive. Se diría que delante de variabilidad de las condiciones del mundo está la uniformidad intimidatoria de una cotidianidad enmascarada y carente de futuro. Los gestos del que grita en presente denuncia una existencia expulsada a la marginalidad. El ser arrojado no tiene donde apoyarse. El ser que se acerca a su futuro quisiera la positividad de la verdad. Palpar las llagas de cera que deforman y cubren. Darse una identidad sin la mediación de la máscara. La mediación de las relaciones sociales punitivas que llevan a la incertidumbre. La identidad de uno mismo es querer ser libre de la condición estática de la humillación sin libertad. El sentimiento recibe el peligro del dominio social del presente por los dominantes.


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La máquina paranoica en un cuadro: La crucifixión de San Pedro.
La crucifixión de San Pedro una obra de Caravaggio al óleo sobre lienzo y tiene unas dimensiones de 230 centímetros de alto por 175 de ancho. Fue pintada para la capilla Cerasi en la iglesia de Santa Maria del Popolo de Roma. En la lectura visible de la pintura, la mirada recorre el lienzo y no ve el sentido oculto del ver. La lectura evidente dice que la pintura representa el martirio de San Pedro por medio de la crucifixión. Pedro pidió que la cruz fuera puesta al revés para no imitar a Cristo. El lienzo muestra a tres esbirros romanos de rostro oculto, luchando por erigir la cruz del anciano san Pedro. Tiran, levantan y hacen palanca a la cruz, en posiciones de esfuerzo. La máquina paranoica está formada por la cruz, la cuerda que hace de punto de fuerza en la cruz y en la espalda del hombre que tira de ella. Otro esbirro tira hacia arriba de la cruz. Otro se coloca debajo del madero para empujar arriba. San Pedro es un hombre mayor, de exagerada musculatura y volumen físico, que observa la palma de su mano derecha atravesada por un clavo. Todos ellos, la máquina paranoica escapa de la oscuridad. Los colores se desplazan del gris, rojo, escarlata, ocre, verde, blanco, desde la periferia al centro. La cuerda y el madero forman un ángulo de luz intensa que baña el cuadro. La intensidad del drama del sacrificio es a la vez indiferente al dolor que provoca la máquina paranoica de cruz, cuerda y esfuerzo muscular de los esbirros y la pasividad de la víctima. La máquina caravagiana pinta a los hombres como son. Los trae de la realidad para dejarlos en el escenario de la historia.
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La figura carismática de Michelangelo Merisi da Caravaggio se configura esencialmente al convencimiento de un presente histórico insuficiente para llegar a ser el devenir de una sociedad, que implique una religiosidad reveladora de la trascendencia humana de la fe paras masas marginales que aparecen desnudas en el transcurso del Renacimiento tardío al Barraco. Se hacinan las clases sociales, que han sostenido la producción económica y estética del Renacimiento. Caravaggio presiente el momento histórico en las insuficiencias diferenciales de las propuestas ideológicas y las prácticas de crueldad de los detentadores de la riqueza de la sociedad. La gran hipocresía de la religiosidad barroca es esconder los conflictos desintegradores de la sociedad renacentista en las guerras de religión. El malestar de la rebeldía de Caravaggio significa su radical desclasamiento a través de su vida incierta, su producción estética, sus persecuciones y su presunto asesinato.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Caravaggio y la máquina paranoica barroca.

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Las máquinas técnico- productivas determinan las formas del existir colectivo en condiciones materiales históricas de producción fijas o variables. Las máquinas técnicas combinan conceptos científicos progresivos y variaciones de cantidades de medios de producción y cantidades de trabajo para dar fines de uso a objetos de consumo social. Las máquinas producen también máquinas culturales y psíquicas. Las máquinas consumen medios de producción y energía de trabajo para producir objetos necesarios y objetos de lujo. Los hombres integran clases diferenciales en la producción de las máquinas tecnológicas y culturales. Las máquinas técnicas y las máquinas de energía de trabajo y energía psíquica inyectan utilidad de uso y de cambio monetario a los precios de las mercancías sociales en un mercado determinado por la estructura económica capitalista.
La máquina psíquica combina instrumentos eficientes e ineficientes junto a medios de producción psíquicos. Es una máquina que fija objetos somáticos y los ancla al delirio de la realidad. La realidad se deforma por el delirio psíquico. El hombre aparente queda anegado por los efectos de estructuras inconscientes. La máquina psíquica barroca solapa la realidad con los elementos religiosos. El hombre queda en el pliegue de la alienación religiosa. Para entender los efectos devastadores de la alienación basta con exponer la barbarie de la ideología que se asienta en la creencia de dios a través de la tortura. O dios o la tortura. La ortodoxia religiosa regresa insistentemente a la tortura para absorber la alienación. La manipulación del dolor con las simbolizaciones del dominio de la ortodoxia. El delirio religioso íntimo o nacionalista parte de la totalidad social de dominio como máquina narcótica de la realidad social conflictiva. La representación pictórica caravagiana manifiesta las contradicciones de los hombres reales y sus representaciones religiosas. Los hombres están alienados por violencia económica y política y la necesidad biológica de mantenerse vivos. Dejan de ser reales, en su alienación ideológica, para ser representación del delirio paranoico.
La máquina psíquica paranoica consume fragmento de sonidos, imágenes disociadas, frases inaudibles, incesantes miradas reveladoras de lo psíquico oculto. Se acoplan a la máquina psíquica descargas emocionales estriadas y multiplicativa angustia de inseguridad: el delirio acerca zonas de la memoria arcaica. La máquina psíquica produce residuos traumáticos duraderos. Ella taladra imágenes inconexas y las expele en formas simbólicas de la génesis del deseo. Símbolos secuenciales de montajes de realidad y desplazamientos oníricos de deseos por las franjas opacas de la censura interior. Las máquinas psíquicas excrementan delirios. La máquina de máquinas de la producción de libido.
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La máquina capitalista barroca produce máquinas económicas, religiosas, máquinas de violencia inquisitorial y máquinas militares. La máquina barroca absolutista es una máquina de producción transitiva que unifica formaciones gremiales económicas, políticas e ideológicas de la Baja Edad Media y Renacimiento y la estructura política y económica de la formación social absolutista del Estado-nación. La máquina mercantil barroca identifica el valor de la riqueza con el dinero como metal precioso. La acumulación de oro-dinero fanatiza la violencia internacional. El oro valoriza los intereses de dominio del Estado. La producción de mercancías circula cuando el dinero-oro es medida de valor. La circulación monetaria internacional de cobros y pagos en oro expresa las diferencias de exportaciones-importaciones de mercancías en la balanza comercial y de pagos. Las entradas y salida de oro del Estado-nación se vinculan a la producción y al alza y baja de los precios interiores nacionales con los precios internacionales. Las exportaciones de mercancías atraen el oro a la circulación nacional interna y las importaciones lo sacan a la circulación internacional. Las exportaciones tienen que ser mayores que las importaciones para lograr la acumulación de riqueza monetaria interna y el crecimiento de la población productiva nacional sobre la que ha de disminuir la escasez y la enfermedad. Si las importaciones son mayores que las exportaciones aumenta la carencia de satisfacción de los deseos básicos de las clases sociales incluidas en la producción y el consumo improductivo y crecen los flujos de salida de oro a la circulación internacional. La máquina de producción barroca implica la reversibilidad de los flujos de entradas y salidas de mercancías y dinero. La máquina del Estado absolutista vincula la acumulación de dinero oro al gasto de guerra militar y al expansionismo colonial del Estado-nación. El oro-dinero es una máquina paranoica narcisista y militarista.
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La máquina paranoica de Caravaggio no es la máquina esquizofrénica del pintor inglés Francis Bacon ni la máquina narcisista de Francisco de Goya, en el lienzo de la familia de Carlos IV. Las máquinas se desplazan y cambian interiormente las estructuras temporales del deseo y la producción. Ellas son inherentes a la cotidianidad de las formas sociales y se reproducen en el interior de las mismas. Las máquinas se construyen para dar homogeneidad a la producción material y psíquica. Las máquinas se desplazan por los ciclos cronológicos que marcan las relaciones sociales de dominio. La máquina se atiene a una codificación combinatoria de sujetos, medios técnicos y fines de dominio, cuya finalidad es la perpetuación de las relaciones sociales.
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La máquina paranoica de Caravaggio es una conexión de representaciones pictóricas de individuos reales angustiados y engranajes de ritmos de masas de color representando la persecución social aleatoria de minorías por mayorías. El color en Caravaggio se vuelve intencional. La máquina paranoica del color se interioriza en una conciencia dual, angustiada por el delirio de la realidad falseada, en cuanto ésta se oculta inasible e incognoscible. La realidad oculta se manifiesta en la angustia de los castigos físicos y de ausencia de tiempo real para el castigado. La máquina paranoica permanece interiorizada, graduando el miedo de la censura represiva. La paranoia crea objetos individuales suicidas y proyecta agrupaciones colectivas genocidas. La agrupación genocida unifica procesos de psíquicos simples: ladridos de perros, descargas eléctricas genitales, extracción de uñas etc. Pero igualmente procesos psíquicos complejos de guetos, cárceles, campos de exterminios, cámaras de torturas, códigos etc, que rastrillan culpas y eximentes. La angustia del castigo es transparente a las marcas corporales y a la opacidad de la creencia. La angustia, espacio y tiempo de historia, es instrumentalizada para fines absolutos de subordinación. La máquina paranoica adquiere energía alucinatoria, en tanto se instala en las organizaciones de mayorías de inconsciente alienado. Estas mayorías codifican relaciones cognitivas con delirios alucinatorios. El delirio paranoico materializa alteraciones de la realidad en sociedades de rango narcisista y genocida.
El delirio paranoico clasifica la ritualidad victimaria de perseguidores y perseguidos. El personaje masa del linaje perseguidor y la individualidad del perseguido en la sujeción acusatoria de los recintos de marginación y aislamiento.
La máquina simbólica es imaginaria y podría reducirse a fugaces ráfagas angustiosas donde podría haber luces que verificaran la visibilidad metafórica de la realidad. Las máquinas simbólicas aventan granos de silencio y llegadas de gente extraña purificada. Hay entonces ruido por el silencio. El delirio del terror paranoico contrapone la imagen simbólica y el horror de la realidad. Cómo adherirse a lo bello moral y físico sin que se manifieste la orfandad y las gamas frías del futuro. Siempre se perciben voces que comentan futuras acciones de castigo. No advierten a las víctimas de las argucias de sobrevivir. Las metáforas son lejanía de puertas cerradas que se han de volver vías libres para los gritos. Las voces cercanas asemejan manchas de miedo. La luminosidad detiene la posibilidad de hallarse oculto en las rendijas de las casas deshabitadas. Ser descubierto es el miedo absoluto del que está en voluntad del perseguidor. La paranoia se halla junto a los seres aterrados por el final cierto.
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Los delirios perseguidores de la máquina social paranoica adhieren colectivos perseguidores sobre minorías perseguidas. La violencia desplaza máquinas despóticas a minorías desesperadas como relaciones de estados de poder. La minoría perseguida se esconde en la oscuridad simbólica de la palabra. Símbolo y palabra del porvenir de puertas abiertas sin alambradas ni ladridos de extraños animales, que desgarran y extraen gritos definidos y descoyuntados. Los perseguidores, que descubren el escondrijo del delirio, recluyen a los perseguidos en espacios hexagonales y excrementales de tortura. Más allá de los hexágonos están los muros de ladrillo, alambres de púa, vías de ferrocarril, torretas de vigilancia, y los círculos excéntricos de los oídos tapados con cera y la complicidad del silencio y el hedor del olvido.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Caravaggio y el delirio de la realidad.

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El efecto final de la vida de un hombre es lapidario. Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571 –1610). Pintor italiano. Exponente de la pintura del arte Barroco. Ésta es la inscripción en una lámina de historia sin memoria. Hay imágenes de Caravaggio en la brumosa oscuridad de su pintura. El tiempo marca a todos los hombres como lapidarios. Ellos no dejan casi nada, tal vez un arañazo en el brazo de madera de un sillón o, incluso, un silencio inexpresivo en una fotografía, el vaso de agua que no se bebió en el alféizar de una ventana o acaso ecos de siseos ininteligibles.
La observación se detiene en un autorretrato de Caravaggio de expresión general distante, y osada indiferencia que desafía relaciones sociales de sumisión. Tiene un parecer que ya ha conocido la agitación de la pasión y la vinculación a la violencia. Es una impresión audaz, pues su mirada no quiere atravesar la certidumbre. Le resulta indiferente. No hay una apuesta por la observación del espectador del mañana. Hay pintores que con su autorretrato quisieran atravesar el olvidado. El Caravaggio hay un displicente desdén. No se enjuicia en testimonio venidero. Deja arbitrariamente la premura del equívoco de su biografía. Como si fuera a ser escrita adocenada a los engaños de los datos y las interpretaciones carentes de finalidad. La distante mirada de Caravaggio atraviesa la convicción y el azar de los datos testimoniales. A poder ser, él reta, conflictivo, al unitivo formulario de la pasión domesticada y la muerte adocenada. Sus ojos ven la actualidad de la luz, que se tensa al límite complejo de lo humano. La vida de Caravaggio expande su mirada en masas pictóricas, que modelan los movimientos de seres marginales y representan los pliegues de la miseria de la religiosidad barroca. Caravaggio ve detrás de la ideología religiosan la apropiación de la vida social por los intereses de dominio. Ve lo que otros no ven. Lo que no se ve lo impide la opacidad ideológica de los intereses de clase social, que se simulan en fines generales de argucia política y económica de la minoría de dominio. Caravaggio compendia la subjetividad de la alegoría religiosa con el dolor que existe en la convergencia de la máscara religiosa y la iconografía tenaz de la memoria. Caravaggio manifiesta que está detrás de la máscara que hace del todo social lo mismo represivo. Se exige no acallarse la negación del terror de la sociedad. No hay en sus facciones la máscara convencional, cartón pegajoso, de la sinestesia del tiempo amarillo. El vértigo amarillo del tiempo en el poemario de César Vallejo. Al contrario, están las plenitudes de masas de color, que modelan los personajes de sus cuadros. Los instantes pictóricos del gesto humano en la pintura caravaggesca. El riesgo presente que insiste en la inmanencia de la finalidad que garantice la rebelión de una vida osada ante la violencia de la pobreza y el crimen en la encrucijada de los sicarios que le persiguen.
La afirmación del ser por el no ser previsible. La altivez de soy quien vosotros me habéis propuesto. Caravaggio, al mirar el mundo, extrae a sus personajes del reino de la oscuridad. La oscuridad es la falta de luz que dificulta la percepción exacta de los individuos marginados de la formación social barroca. La falta de luz es interior, pero no exterior. La pintura de Caravaggio irradia una luz irreal. La pasión de sujetos dominados, la rebeldía metafísica. La fatiga de existir sin culpabilidad. Los personajes caravaggianos llevan en su oscuridad la inercia del fondo de lo cierto. Entonces no hay trayectoria de utilidad al vivir con la máscara del superviviente. La oscuridad no simula la red que impida las contracciones de un ser cercado en la irracionalidad de la miseria, en la ortodoxia trascendente que violenta la verdad del mundo con la ceguedad del ultramundo sagrado.
El autorretrato de Caravaggio evidencia que las cejas son prominentes y cubiertas de copioso pelo. Se elevan sobre las cuencas de los ojos con brío ofensivo. Su cabello es negro y revuelto, nariz proporcionada, bigote, mosca y perilla al uso de la época, pero en el rictus de sus labios está la osadía del individuo arrojado a sopesar el valor de vivir la valentía del asedio de los contrarios.
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Michelangelo Merisi da Caravaggio enreda su existencia al siglo XVII. Un siglo mercantil, militar y absolutista y religioso, donde el individuo es un golpe de viento en el muro de la intolerancia política, militar y religiosa. Caravaggio es un observador, la mirada que se ocupa de ver para indicar plásticamente la relación de la luz, dibujo, color y modelado, de los personajes que representan la plástica de las distorsiones de la ideología dominante y la realidad. Él es un observador del terror indicando los rituales bíblicos, encubierto por la tortura, las intrigas de convivir en las afinidades contradictorias de linajes cardenalicios, señoríos de órdenes religiosas, el dinero por el oficio de pintar y la ocupación de vivir. Todo en una sociedad jerarquizada de poseedores y desposeídos, de ser imaginario y poder real. Asignación de servilismo y desgracia al rito de dependencia de sirvientes a poseedores de linaje. La sociedad barroca es una profunda cuña diferencial de la sociedad del tardo manierismo y la sociedad Neoclásica. Se extiende del año 1600 al año 1750. Caravaggio, que nace en 1571 y muere en 1610, se queda en una cuña temporal, testimoniando su escasa duración existencial y el imposible conocimiento del largo alcance de su estilo pictórico. Caravaggio es un hombre encabalgado en un período breve de la historia y un conocedor del ver pictórico en la naturaleza social de los hombres de su tiempo. En la estrechez de su provisional temporalidad, muere a los 39 años, y él queda sujeto a la araña del olvido y la valoración tardía de su pintura, y la influencia que llega a todos los estilos del barroco europeo. Es un ser de la provisionalidad, pero el pintor carismático que fluye más allá del absolutismo de la sociedad barroca.
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Caravaggio es un pintor incrustado en el derrumben de la estructura declínate, económica e ideológica, del Renacimiento y la estructura dominante de la economía de guerra del absolutismo y la religiosidad militarizada del Protestantismo y la Contrarreforma. La unicidad política y la división religiosa. Ideologías armadas donde la legitimidad del poder secular provenía directamente de Dios. Las masas sociales se desplazaban por el plano homogéneo del materialismo mecanicista. Máquinas biológicas provistas de deseos que acercan las cosas que desean y alejamiento de las cosas que ponen en peligro la vida. Máquina mercantilistas de inyecciones-monetarias y deyecciones de gastos excrementales que determinan que una sociedad esté continuamente en guerras de apropiación y guerras religiosas de salvación. Un movimiento social que va del Estado de Naturaleza al Estado de Derecho. Un origen del Estado en un pacto que realizan los hombres entre sí, subordinándose desde ese momento a un gobernante, el cual procura la organización jerárquica de la sociedad. Con esta irreal formalidad política se intenta evitar el estado natural de la guerra de todos contra todos. El Estado Saurio garantiza la vida de la sociedad. La deyección del Déspota Saurio limita la ley natural y asegura que cada hombre renuncie a la ley natural para transferir su derecho a un poder absoluto que le garantiza un contrato social. Las máquinas inyectoras se unen a las máquinas deyectoras excrementales en la Unidad Absoluta del Cuerpo del Estado Saurio.
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La pintura de Caravaggio está conexionada a las contingencias de vivir en las contracciones de una época de poder político maquinal, que acciona inyecciones-deyecciones compulsivas- represivas en la conversión de las relaciones económicas y políticas renacentistas al mercantilismo monetarista y al barroco desencubridor de Caravaggio. Las masas de metales preciosos convertidas en dinero, que causan el aumento los precios de las necesidades básicas. Es un siglo de continuos aumentos de precios, de depreciación del dinero y de masas monetarias atesoradas, que se invierten en los objetos de lujo de guerras, quiebras financieras del Estado y arte ceremonial arquitectónico. La época barroca es extremadamente conflictiva, militar y regiosa, que utiliza la mediación del dinero para llegar a la unicidad mercantilista de Estados exportadores y Estados importadores, de Estados dominantes y Estados dominados. El poder militar y económico-monetario marca la frontera del desarrollo ulterior del dominio de países avanzados y atrasados.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Caravaggio y el reino de la oscuridad.

1
El individuo que presiente quiere hallar la esencia del presente en el futuro. Presentir es anticiparse con respecto al hecho que determina. El salto adelante del estado emocional con respecto al suceso presentido. Hay en el presentimiento un movimiento rotario de los sentidos, un vértigo que desequilibra la estabilidad emocional del individuo con respecto al objeto incierto. Cabe en el presentimiento la ambigüedad de la espiritualidad mística, y del amor que escurre empapando la soledad. Se anticipa el presentimiento al hallazgo real del objeto ocasionando un doble efecto de agostamiento y verdear conjuntamente. Presentir no es conocer la existencia real, ya que la eventualidad que relaciona el objeto real y el presentimiento del mismo es la contingencia. Ésta es el agujero de la oscura distancia del sentimiento con respecto a su objeto. Espacio abierto del dibujo taoísta que hace coincidir la lejanía mística de naturaleza y la teoría budista del dolor por los objetos reales. La simbología del paisaje taoísta, que se cubre de niebla, y oculta lo definido del contorno de las cosas: el ejemplo del movimiento de los gansos y las mimbres que se extienden en ramajes de luz tramada de silencio, juntas lejanías de luces y sombras bordadas en rollos de seda. La Naturaleza eterna coincide con el pensamiento veloz del asceta laosiano, que busca su trascendencia natural y moral. Presentir es adivinar, por los indicios entreverados de necesidad y azar, ver para que haya algo definitivo y cercano en las contingencias del presente. Presentir es antefuturo intuido. Intuye en futuro el que huye del presente, palpando la esencia del cristal iluminado, tras el cual hubiera de haber ojos de abiertos girasoles en indicios del alba. La luz barroca trasciende la opacidad de los seres que se esconden en la oscuridad. La luz barroca del encuentro de un ser que se esconde de su muerte. Lo oculto cotidiano manifiesta el presentimiento de su hallazgo. Las rutinas mendicantes de la picaresca barroca en los supervivientes marginales de la peste y la violencia militarizada del hambre. Se sobrevive ante la represión organizada de la fuerza del Estado. La historia reticente de la culpa inextinguible de la miseria del lenguaje y la memoria. Las épocas históricas transitan por el olvido” cernudiano”, en los restos adheridos a la hondura de la violencia social sin memoria.
2
Hendidura abierta del tiempo de historia en la época barroca, por la que entra la luz en colores provisores de piedad y perfección estilística. Se hiende la trama del lienzo para lo escondido en la oscuridad. El hallazgo purificador “del evangelio de los pobres del período románico”.
Otras son las Multitudes harapientas del ciclo histórico de la peste, el hambre y la guerra de la formación despótica de la irracionalidad Barroca, en crisálida del poder absoluto. Masas sociales desarraigadas y expulsadas de la propiedad de la tierra, que se hacinan en cercados de catedrales y murallas de los palacios de la aristocracia. La miseria desechada por la ritualidad de las cortes despóticas, que se instalan en la circulación del oro y los objetos de lujo: la imaginaría de violencia de la fe a través de la escultura y la arquitectura y las simetrías de los ejércitos mercenarios. El gasto suntuario adquirido en la circulación de oro de América y el dinero atesorado por el capital financiero de los banqueros alemanes y holandeses. Hay otra circulación de dinero que cubre el gasto- consumo de la miseria con la depreciación del dinero. Dinero depreciado: precios altos y salarios bajos. Precios altos expresados en dinero depreciado del consumo de pobres y precios bajos expresados en dinero apreciado de ricos. Las clases sociales están determinadas por el medio de circulación monetario en movimientos de apreciación y depreciación de los metales preciosos. Las minorías cortesanas con el valor del dinero apreciado, y las mayorías de la miseria social y biológica con el valor del dinero depreciado. También la gran hipocresía de la circulación de los hombres en muestrario de religiosidad transitiva de existencia real por existencia metafísica.
3
Las guerras de expansión económica y religiosa del siglo XVII testimonian la constitución centralizada del Estado absolutista. Las guerras de religión fijan un poder absoluto hobbesiano que destruye violentamente las estructuras agrarias de propiedad y la organización gremial, la expropiación de los instrumentos de trabajo de la industria artesanal renacentista y medieval por el capital mercantil barroco. La máscara absoluta del poder del Estado absolutista reinicia la reorganización de masas sociales potencialmente preparadas para nuevas formaciones de producción, y necesariamente depauperadas, a través de la violencia organizada judicial, militar y religiosa, para la creación de salarios y mercado de trabajo libre. La ideología y la violencia estructuran niveles políticos, económicos, mercantiles, burocráticos y militares bajo el soporte de la decadencia de la aristocracia y la fluyente acumulación de monetaria del capital financiero y mercantil. Mientras, yuxtapuestas masas de campesinos, oficiales, maestros y aprendices de los gremios, trabadas al capital mercantil y al capital usurario. Se inicia la transición imperfecta de relaciones de salarios, formación de capital industrial, rentas de la tierra, comercio de ganancia monopolista e intereses usurarios del capital de préstamo al Estado absolutista. Se destruye el modo renacentista de producir riqueza por la configuración de relaciones económicas ampliadas en escala creciente de producción y consumo nacional e internacional. La existencia histórica del individuo se torna medio para el fin de la razón de Estado. Los índices de eficiencia de la organización social enseñan la magnificencia de los objetos de lujo arquitectónicos y el esplendor dorado de las cortes.
4
La huida de las masas de marginados está presente en el reino de la oscuridad de los personajes de Caravaggio. Ellos están sorprendidos en la oscuridad. Momento clímax del escenario pictórico del mundo en la soledad genocida extrema. La miseria revestida de pasajes bíblicos con los guiños irónicos de la negación del realismo. La careta del sarcasmo barroco por la utilización ignominiosa de la falsedad del parecer.
En Caravaggio, lo cierto del ser escondido en la oscuridad se acerca al futuro testimonial de la filosofía hobbesiana “del hombre es un lobo para el hombre”. La pintura de Caravaggio se abre, cepo de oscuridad, en los cuerpos de sus personajes que se muestran ávidos de estar en testimonio de la Historia. El presente, continuo y agobiado, se espesa en los modelos caravaggianos. Hay en ellos un quehacer del ciclo deshumanizador de la Historia. Ellos son momentos de la luz que entran en la diagonal de la intrahistoria de la existencia del arte. Estilo pictórico de fragmentos de luz humanizada en la redención de la oscuridad.
Caravaggio inicia la nueva representación estética de las masas sociales expulsadas al conflicto de supremacía de poder de la aristocracia y la burguesía ante la argucia de la razón histórica del Estado y la religión. La máscara religiosa fetichiza las guerras políticas en guerras de religión.
Caravaggio reviste la bajamar de la miseria con las figuras bíblicas. Lo sagrado se vuelve profano. La unidimensionalidad del individuo se vuelve universalidad de la multitud expropiada de sus medios de trabajo gremiales y de la propiedad de la tierra. Se acerca la época avanzadilla de los individuos que venden energías físicas y mentales por medios de subsistencia mediados por el dinero. Los desheredados en la formación de un modo de existencia de la producción capitalista material y la fijación eternitaria de relaciones sociales de propiedad, nacionales e internacionales.
El Estado absolutista del siglo XVII es sucesor de los Estados asiáticos de producción de excedentes económico monetizados en el crecimiento de la producción de oro y plata que revalorizan los valores de intercambio de los bienes de producción y de consumo. El paradigma del enriquecimiento monetario pasa por la circulación del dinero y la propiedad de clase de los instrumentos de producción, incluida la tierra. El oro afluye al Estado absolutista y éste lo derrama a los centros financieros sostenedores de las guerras de religión. La actividad de la circulación de las mercancías y el dinero cambia a la financiación del capital financiero de alta centralización.
5
El poder absoluto reglamenta las paranoias absolutas de las relaciones sociales. Legaliza e instrumentaliza las relaciones existenciales de las masas arrojadas a la violencia del terror del hambre y el lenguaje metafísico. Enfatiza los antagonismos de ruptura de jerarquía de clase de la aristocracia y la burguesía y quiebra al infinito las mayorías despojadas. La violencia de la guerra que se antagoniza hasta el genocidio. Los ciclos demográficos se vierten en las guerras y las epidemias. El crecimiento de la población deja de estar relacionado a la producción y reproducción económica de la sociedad. La cotidianidad biológica es un incesante movimiento procreativo de la ignorancia, el hambre y la coacción. La crisis de supervivencia fija la permanencia provisional del hombre en el mundo a través del dinero sicario y las mercancías de lujo. La crisis final de la sociedad Renacentista es presentida por la pintura barroca de Caravaggio. La continuidad de la fe cristiana se une al valor del dinero que paga las guerras del expansionismo religioso.
Así, el hombre no es lo incierto del presentimiento del porvenir. Se pierde en la miseria material, en el intercambio de la indigencia por la oscuridad en los vertederos residuales de las urbes barrocas. Allí, donde el cobre monetario se deprecia al subir los precios de las mercancías necesarias para mantener la vida de mendigos y mutilados. El dinero de cobre hace desaparecer el dinero de plata y oro.El dinero malo saca al bueno de la circulación. Relación cíclica de la mercancía-medios de consumos necesarios y la mercancía dinero depreciado. El dinero oro se atesora y saca de la circulación de la producción y el consumo para formar tesoros y artículos de lujo para la aristocracia y la burguesía militantes de la fe. Revival de cruzadas mercenarias que esperan el oro y la plata de las "Indias" como “paga” que materializa la ortodoxia y la heterodoxia del dogma religioso. El dogma se vuelve económico y militar en la formación de Estado absolutista. Las instancias de poder político absoluto persiguen la herejía religiosa protestante adherida a la herejía de la producción económica de riqueza por los justos predestinados.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Memoria y Máscara.

1
La historia social carece radicalmente de memoria. Se transita sobre ella sin memoria. El hombre es un animal social sin memoria. No hay transiciones históricas acumulativas de épocas históricas ni de generaciones. Hay discontinuidades de modelos de reproducción en encadenamientos de rutinas simbólicas. Cada generación llena su vasija de vida como si detrás de ella no hubiera habido una generación anterior. A esto se le denomina ley de vida, pero verdaderamente es la ley de la pasión de sobrevivir por la desmemoria. No hay un modelo transitivo de evolución de las formas de reproducción de la sociedad. Las rupturas y sus discontinuidades dan consistencia a la arcilla húmeda de la voluntad y la pasión. Aquí y allá, en la arcilla seca, permanece la arqueología de los vestigios. Aunque no hay memoria de la historia si hay presencia actual de la máscara simbólica de la continuidad de las relaciones sociales de poder, que expresan la sucesión de la propiedad de la riqueza a las relaciones de dominio. En la estructura social no hay memoria orgánica, sino señales errantes de los significantes y los significados desajustados del lenguaje. Los vestigios errantes adquieren su eficacia en la manipulación de la enajenación. El modelo de reproducción económica cambia la cotidianidad de los objetos de uso: el vestido, la comunicación, los alimentos, la vivienda, y las maneras presentes de articular la sumisión. Lo cotidiano de hoy en la desmemoria residual del futuro. El hombre se extraña de su presencia en el mundo al llegar la edad de la senectud. Se extraña de su inactualidad. La discontinuidad de las épocas históricas pertenece a la modificación de la producción y el consumo de los objetos que sostienen los deseos. Los objetos y los deseos carecen de memoria. La utilidad de los objetos se modifica por la ciencia y la tecnología que en sus paradigmas acumulan saltos cualitativos del objeto del saber.
El animal hombre es ser en la Naturaleza, aunque es estar en la producción de su existencia. Se incluye en la tendencia dinámica y mecánica de su reproducción económica e ideológica en el presente absoluto. La carencia de memoria posibilita la continuidad de los arquetipos del inconsciente colectivo. La pasión de dominio sobrevive conectada a la existencia- efecto de una memoria residual y fragmentaria. Ella es desmemoria de la resistencia del inconsciente a la represión omnipresente del olvido. Los traumas psíquicos sobreviven en las fijaciones reprimidas del deseo individual y colectivo. Las fijaciones traumáticas carecen de memoria temporal. La memoria puede hallarse en el lenguaje de los símbolos oníricos.
2
En la máscara se halla lo inquietante: el mundo de deseo, sus objetos y los mecanismos de represión. La máscara es presente fluyente e irracional. Ella detiene la reflexión para evitar la discontinuidad de la muerte. Inquieta y distante se mantiene exterior a la incertidumbre de la memoria. En ella, el conflicto de lo esencial y lo inesencial impera irracionalmente. Lo esencial está envuelto por la epidermis rugosa de la máscara. La máscara del Gran Saurio del modo universal de producción asiático que incuba todos los modos de reproducción: el Estado y la propiedad del poder. La expropiación de tierra de las comunidades de campesinos y su apropiación por el Estado Saurio y la burocracia de los cortesanos saurios. También en Estado Saurio está el rey Midas que da al oro la universalidad de su equivalencia monetaria de la riqueza. Todo lo que toca es oro. Lujuria del oro-dinero en su equivalente de cambio de esclavos y dioses. También aquí la máscara de la génesis del dinero capitalista, que disocia la sociedad en poseedores y desposeídos, en cosas mercancías y fuerza de trabajo mercancía. El individuo y las cosas: procesos de producción que combinan cantidades de trabajo, técnica y medios de producción. Combinaciones estructuradas de producción de cosas y servicios que se valorizan en la circulación del dinero.
Las máscaras como estructuras complejas de cargas de ideología dominante que poseen el equivalente universal del hombre y las cosas: el dinero.
3
Lo esencial de la máscara es sustentar la naturaleza opresiva de las relaciones de dominio en la docilidad del animal atrapado en la necesidad de sobrevivir. El poder contempla los actos de la voluntad de dominio en la docilidad y fatalidad de los hechos discontinuos, sin memoria de la vida y la muerte. La ignorancia dócil del oprimido dura ante la agresión de los rituales de dominio económico e ideológico. Lo rítmico de los ciclos de la reproducción económica y los ciclos de la reproducción de sobrepoblación marginal.
La máscara es una envoltura que encubre la esencialidad de lo inhumano, de la coacción, del grito que empavorece el alba fría de la marginalidad. La máscara es unilateral en su repetición de la angustia. Se diría, que ante la máscara, el individuo es arrojado a la conclusión cerrada de la oscuridad. La fatalidad de estar arrojado ante ella esencializa todo cuanto hay de poder opresivo en las relaciones sociales. ¿Cómo sería el quehacer del hombre si no hubiera una máscara que determine la manipulación de la existencia? La pregunta se formula esperando la abierta fe de la certidumbre. Lo incierto se manipula y mecaniza. La máscara se presenta en la transformación de la objetividad humanizada por un objeto de dominio. La máscara se refleja metafóricamente en la corriente del río Estigia. El límite de la tierra y el mundo de los muertos. El río Estigia es el río del odio. La máscara arrojada al inframundo del odio juzga relatando culpas y castigos de los excluidos de la casta y la genealogía del privilegio. Para Heráclito el agua del río es el retorno de lo mismo. Lo unilateral, fluyente mítico y religioso, del eterno retorno de lo mismo. La correspondencia del flujo físico del tiempo en la organización del universo.
4
El terror social produce una máscara uniforme y general. Ella se convierte en equivalente de todos los valores. La máscara uniforme tiene la función ideológica de aceptar el valor universal de las relaciones sociales de dominio. Hay que convenir que detrás de la máscara hay un actor indiferente. En caso contrario, la máscara significaría la integración absoluta de la conciencia reflexiva en la voluntad dominante. Si alguien llegase al rostro del actor se hallaría en el conflicto de determinar las condiciones de su autenticidad propia. Reversión del actor y del espectador en el gesto irreflexivo del rostro del actor al rostro del espectador. El amo y esclavo en la dialéctica de la negación. Para llegar a la autenticidad del ser se atraviesa el riesgo de la muerte y el entorno uniforme y manipulado de la máscara.
En un mundo represivo, un individuo sin máscara está en peligro de la incertidumbre de la inseguridad. La máscara protege del castigo. El castigo de la incertidumbre se debe a un estado social que exige que los espectadores se ajusten la máscara uniforme de lo mismo en el escenario social punitivo. Se llega al límite en el que no sería posible sobrevivir sin la máscara. Entonces se aceptaría vivir en la fuga incesante del espanto de ser descubierto en la culpa ajena interiorizada. La quemadura en la conciencia. El miedo convertido en supervivencia. La máscara se adhiere al rostro del espectador para darle su no existencia. No hay distancia para el alejamiento. La máscara es la identidad manipulada. Cuanto más se hunde la sociedad en su vínculo de dominantes y dominados, tanto más es máscara y menos los individuos. El individuo se enajena de sí mismo en una máscara. La máscara está en la penumbra del discermiento por la sombra de la claridad de la razón.
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Allí donde ella, está el conflicto de lo real y lo irreal que se impregna de la fatalidad. El espectador tiene que llegar a este conflicto para darse una identidad de su desmemoria. No se llega al mundo con un espejo que revele el significado de la vida social, sino que hay un arrojarse al mundo para identificar la existencia propia en la cotidianidad. El sentido del ser en el riesgo de los demás. Si los demás están enmascarados, se busca una máscara de sosiego identificativo o la idealidad de un rostro desnudo en un espejo. Ser como todos garantiza la seguridad del que se precipita al ser de la nada del mundo. Estar y llevar la máscara conexionan la relación de dominantes y dominados. La máscara de los dominantes es la máscara de los dominados. La máscara del conjunto social revela la función disyuntiva de los actores y espectadores en el escenario del dominio. El escenario donde está la angustia de los agobiados por una existencia incesantemente integrada en relaciones de domino. El dominado, constituido en máscara, mantiene un tenso rehacer para no revelar el cuarteo de su máscara. La deslealtad al grupo dominante es la expresión de la culpa individual en la máscara de la esclavitud general.

viernes, 9 de septiembre de 2011

La contracción de la economía (4).

1
Hay una continua tendencia al subempleo como consecuencia de un continuo proceso de contracción de la economía. Las cantidades de excedentes acumulativos que se destinan a la inversión productiva son decrecientes. La acumulación progresiva de ganancias empresariales no se invierte a la producción, no modificada por las condiciones extensivas de la escala de producción ni por las intensivas de la productividad. La acumulación de ganancias invertidas no reabsorbe el volumen creciente del paro. El paro son cantidades de trabajo sin aplicación en la producción y no flujos de ingresos sin activar. La activación de los ingresos salariales abriendo su capacidad de compra con reducciones fiscales no pertenece al orden económico productivo, sino al sistema de imposiciones fiscales por déficit del Estado. Los sectores económicos productivos, afectos a la inactividad del desempleo de recursos, se derrumban sujetos a la precariedad de la inactividad de la producción, de circulación de mercancías y de recursos financieros fijados a la actividad económica de creación bienes de producción y bienes de consumo. La contracción económica causa dos efectos: a) El alargamiento de los ciclos de paro laboral de manera que alguna generación activa no logra integrarse en la producción y si en las funciones parasitarias del desempleo crónico, b) Las inversiones productivas del capital se estrechan en franjas económicas especulativas de precios altos, restricciones de oferta, y subutilización de los medios de producción y equipos tecnológicos.
La acumulación de las ganancias no se adhiere a la ampliación intensiva de la productividad ni a la ampliación extensiva de la producción por la división social del trabajo. Se origina una polarización de recursos económicos de capital acumulado, que no entran en la producción originando una acumulación de trabajadores en subempleo latente y crónico. El subempleo crece a mayor velocidad que la inversión de recursos productivos de capital, ocasionando el deterioro de los salarios por la oferta creciente de trabajo. El aumento de la oferta de trabajo, bajo la presión competitiva de los desocupados, baja el precio del trabajo. La flexibilidad contractual de la oferta de trabajo en condiciones de subempleo crónico implica decrecimientos de salarios y mayor número de horas trabajadas en la jornada de trabajo. De manera que la continua tendencia al subempleo crónico del proceso de trabajo significa el subconsumo de medios de producción y fuerzas de trabajo. Se llega al nivel contractivo de la inversión de capital y del nivel amplificado del desempleo. En la metáfora del desempleo, se diría que es una macha de aceite que empapa los sectores operativos de la producción, formando desniveles y desproporciones de recursos no aplicados en los diversos sectores económicos estancados.
2
La fase del ciclo depresivo implica estancamiento de los precios de demanda de los bienes de consumo y de producción y la reducción del volumen de crédito bancario para reactivar el proceso productivo y la realización de los precios en cantidades monetarias.
La euforia especulativa de los precios, el rezago de los salarios reales y el aumento del volumen de endeudamiento de las unidades domésticas y empresariales, se convierten en estancamiento de la escala de producción y el crecimiento del desempleo. La falta de realización monetaria del consumo se lastra a los bajos salarios y al paro laboral. La carencia de consumo individual y empresarial somete los créditos al impago. Los impagados impiden la realización de las ganancias incluidas en los precios y la recuperación de la inversión en costes de producción. Si las ganancias monetarias no se realizan por el revés del endeudamiento, los impagos producen la acentuación del desfase del dinero de crédito y dinero real. La depreciación de masas de dinero de crédito sin equivalencia con las masas de dinero real.
3
El flujo de los ingresos monetarios de la producción se utiliza en salarios y en medios de producción, por lo que el producto social se divide en bienes de subsistencia y en bienes de capital. La dinámica relacional de bienes de consumo y bienes de producción diverge y delata las variaciones de los ingresos nominales y los ingresos reales y por tanto el poder depreciado del dinero de crédito en contraste con el poder apreciado del dinero real. Las desviaciones del dinero de crédito y del dinero real causan divergencias entre el interés natural y el interés bancario. El interés natural o real es aquel interés en el que coincide la demanda de capital de préstamo y la existencia de medios ahorrados, expresivo de cantidades bienes de producción y de cantidades de bienes de consumo pendientes de aplicación. El interés bancario manifiesta la variación de ampliación o disminución del crédito. Los alejamientos diferenciales del interés natural y del interés bancario revelan la situación alcista o bajista de la coyuntura económica.
En una economía en estado de equilibrio, la ampliación de la producción tiene que ser llevada con una elevación del tipo de interés bancario, ya que de esa manera la demanda de capital de préstamo se corresponde con los bienes de producción reales existentes. Si se mantiene un interés bancario por debajo del interés natural, ampliando los créditos, que exceden los ahorros naturales, la producción se amplía más que la cantidad de bienes que se dispone con el ahorro natural. Los medios monetarios adicionales añadidos a los precios se vuelven inflacionarios y por tanto efectúan la conversión de los precios reales de producción en precios inflacionarios.
4
La contracción de salarios y ganancias afecta a la inversión de capital. No hay inversión-ahorro natural para los precios inflacionarios y se estrangula la expansión del consumo de las unidades domésticas y de las unidades empresariales. La contracción económica afecta a la totalidad del sistema crediticio y a los sectores capitalistas que basan la ganancia en los crecimientos de precios especulativos nominales. El aumento de los precios nominales y del endeudamiento reduce los salarios reales a nominales bajo la incertidumbre de la realización de las ganancias implícitas de los empresarios y la baja capacidad de compra de los asalariados con ingresos nominales decrecientes. Las ganancias monetarias provenientes de la ampliación crediticia del dinero bancario se estiman en las expectativas de los ingreso inflacionarios de los precios. Las economías de asalariados, las organizaciones institucionales, las unidades empresariales, se rezagan para finiquitar los pagos crediticios. Las instituciones bancarias entran en el ciclo financiero de activos con liquidez rígida, escasez de capital propio, y alto endeudamiento.
5
La crisis de estancamiento se expresa en un volumen de desempleo de recursos materiales y humanos, que fundamentan la infraproducción, el subconsumo de bienes de producción, bienes intermedios y bienes de subsistencia individual. La coyuntura bajista incide en el déficit del Estado, que enracima endeudamiento internacional y nacional que ha mantenido una baja producción nacional estancada y un alto consumo externo con endeudamiento internacional. La deuda pública devuelve al dinero improductivo de los especuladores una función de crecimiento del interés, que se paga con la reducción del gasto social y el aumento de impuestos.
6
Los movimientos antagónicos de salarios bajos, costes de materiales altos, depreciación de activos de capital, pérdidas por precios no realizables por una demanda de consumidores de bajo ahorro y alto endeudamiento a largo, afectan a las caídas generales de las ganancias industriales y financieras, e implican la no convertibilidad de los activos industriales y financieros en dinero real. La prueba esencial de la convertibilidad real del endeudamiento consiste en la capacidad de reducir el interés bancario a interés natural. Las deudas por ampliación del interés bancario taponan el crecimiento de la economía real con la economía nominal del dinero de préstamo.
Nos hallamos ante los desequilibrios de la discontinuidad del estancamiento: 1) El interés natural no es igual al interés bancario. 2) La producción no es igual consumo. 3) Los cobros no son iguales a los pagos. La tendencia al subempleo de recursos de producción contrae la expansión económica.

jueves, 25 de agosto de 2011

Sociedad de asalariados:precios especulativos,deudas y déficit (3).

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Los precios de las mercancías se vuelven irracionales en la medida que intervienen reproduciendo la existencia colectiva de una manera imaginaria. Los precios especulativos adquieren su irracionalidad cuando los mismos pertenecen a la experimentación imaginaria del cálculo económico, escapando de la racionalidad para llegar al finalismo exclusivo de la acumulación de capital y ganancias que deben verificarse en la estrategia de ventas y de cobro-pago. Además de estratificar a los compradores con las propiedades psíquicas de los deseos elitistas y la significación de clase de los ingresos altos de los consumidores. Los precios especulativos abarcan la transformación de las necesidades vitales en necesidades psíquicas de objetos de lujo: vivienda, locomoción, entretenimiento y medios de vida. La influencia de las campañas de ventas hace que el comprador se entrega a los precios especulativos con salarios bajos y la aceptación inconsciente del endeudamiento a largo plazo. Un largo plazo que transcurre con su vida activa laboral. Las ganancias de los precios especulativos se realizan monetariamente a través de largos años de endeudamiento y pago. Está deuda a largo plazo se vuelve rígida anulando gastos presentes e inmovilizando la demanda de consumo de bienes futuros. El asalariado necesita que se destine una parte de su ahorro en previsión de pagos. El compromiso contractual de ahorro presente por pagos futuros induce a las crisis comerciales de bajo consumo. El endeudamiento sustrae cantidades de ingresos necesarios para sumarlos al ciclo psicosocial del pago de deudas. Habrá generaciones de ingresos medios y ahorros obtenidos con un bajo consumo vital presente. La morosidad de los pagos vendrá con bajos salarios y un mercado de subempleo creciente y estacionario. Las deudas se vuelven irrealizables e irracionales cuando los perceptores de salarios obtienen trabajo a bajo precio en una situación económica general de estancamiento de la producción y el consumo. Entonces hay una doble crisis: la crisis real de producción y consumo, cuyos vértices indicadores son el subempleo, la desocupación del equipo productivo y la organización irracional del consumo improductivo. Y la crisis financiera de circulación del crédito, que se entrelaza a la circulación de la producción y la realización de las ganancias dentro de la insolvencia y falta de dinero de cobro-pago de prestatarios y prestamistas. La sociedad de asalariados se detiene en el subempleo y encallamiento de la morosidad. Las unidades de producción y las unidades financieras se sitúan en la rigidez de devolución de pasivos ajenos y la imposibilidad de realización de los activos por el subconsumo. La crisis de los acreedores- poseedores de préstamos está en la baja realización de sus activos fijos, que llevan a la crisis comercial de ventas a bajo precio de sus propiedades, y a mediaciones inflexibles de conversión de activos en dinero. Una clase social propietaria en declive manifiesta la escasez de dinero vendiendo a precios incontrolados. La venta de los activos se desmorona a bajo precio por la escasez de dinero barato. El final de un ciclo económico-político se marca por los descensos de los precios especulativos a precio pánico de pagos de deudas. Sólo un ciclo largo contractivo subirá los precios de venta a través del flujo de créditos con tasas bajas de interés bancario y tasas de ganancias especulativas.
2
La sociedad de asalariados detiene su reproducción económica y vital absorbida por el endeudamiento de los precios especulativos y la obsesión paranoica de los acreedores de realizar las ganancias especulativas, que se concretan en la realización monetaria de los precios a través de una política económica intervencionista del crédito. La obsesión de cobro de los acreedores los lleva a una ideología jurídica persecutoria para el deudor. La paranoia de obtener las ganancias monetarias, encerradas en el endeudamiento, penetra en la vida práctica de los acreedores hasta ocasionar la pauperización de los deudores. El finalismo absoluto del cobro de deudas provoca la división de la sociedad en perceptores acosados de ingresos bajos o subvencionados y acreedores por endeudamiento moroso. El finalismo de la mutación de las deudas en dinero agota la solución racionalizada de redistribución de los ingresos de producción de los asalariados, que están atrapados en la correspondencia degradativa de endeudamiento por precios especulativos irracionales. La ideología económica pretende consolar al deudor con el adviento del futurismo equilibrador de la astucia retributiva del mercado y las políticas liberales sin intervención reguladora. Se impone una visión misteriosa de la realidad, transformadora del curso finalista del interés particular en interés general. La paradoja de la conducta crematística del vendedor especulativo pretendiendo conducir a la armonía de equilibrios de pagos y cobros, y de deudores y acreedores. Los ciclos de la armonía darwinista social de los que impagan las deudas y el enfrentamiento jurídico de los acreedores hasta lograr que la deuda se vuelva dinero. El enfrentamiento de la libertad mercantil de los vendedores de mercancías especulativas y las obligaciones contractuales de los compradores de la sociedad de asalariados, que venden su energía de uso en un mercado laboral de salarios bajos y precios especulativos de las mercancías. La venta del trabajo, en un mercado saturado de asalariados, padece las contradicciones de la productividad industrial que sustituye hombres por máquinas y desplaza trabajadores a los sectores económicos de servicios con un alto nivel de absorción de mano de obra temporal. Se agotan los sectores económicos de servicios por el aflujo ascendente de trabajadores desplazados de la agricultura y la industria. Los crecimientos de improductividad industrial también sacan a los trabajadores de la agricultura y la industria hacia los sectores de servicios comerciales y estatales. Tanto el crecimiento de la productividad industrial como los precios especulativos de mercancías básicas amplían el margen elástico del subempleo. La productividad reemplaza cantidades de salario-hombre por cantidades de amortización tecnológica. A condición, de que haya una ganancia diferencial positiva en la desinversión salarial y la inversión de bienes de capital. No entrará la innovación tecnológica en las unidades empresariales homogéneas si el ahorro de inversión tecnológica no es mayor que la reducción salarial. Los bajos salarios de los países pobres impiden la inversión tecnológica, ya que ésta conlleva más valor de inversión de capital que reducción salarial.
3
Los aumentos de los precios especulativos correlacionan las disminuciones de salarios reales. Las subidas de precios especulativos rebajan los salarios nominales a salarios de supervivencia. Los precios especulativos reducen el límite moral y cultural de los salarios necesarios para sobrevivir. El decrecimiento de los salarios reales de subsistencia por los precios especulativos implica largos ciclos de endeudamiento. Se sustituyen ingresos salariales por deudas contractuales y dinero de plástico. Los vendedores de trabajo retraen ahorros que proyectan a largo plazo para la amortización de la deuda y sus intereses.
4
A mayor morosidad en la devolución de las deudas, el ciclo financiero se retrasa con respecto al ciclo industrial y lo frena en su velocidad expansiva. La economía real se supedita a los créditos, al endeudamiento moroso, y al descoyuntamiento de la tasa de interés especulativo y la tasa de ganancia real. Si se pagan las deudas empresariales descontándolas de la actividad de producción, se frena la actividad económica del consumo de materiales y actividad del trabajo. La falta de actividad de producción se refleja en la disminución de la oferta de mercancías y la caída del consumo productivo e improductivo al nivel de subsistencia.
5
La desaleración económica se da en la disminución de los créditos bancarios, que se lastran por la morosidad en la devolución de las deudas y aumento del desempleo. En una sociedad de gran capitalismo y masas sociales asalariadas, la desaleración de la actividad de producción y empleo refleja el decrecimiento de la inversión y el ahorro de las unidades económicas y el déficit progresivo del Estado.
6
La desigualdad de ingresos y gastos estales origina el déficit del Estado. La inactividad de la producción aúna la caída de los ingresos salariales y el incremento del déficit del Estado. El déficit causa el desempleo de recursos materiales y humanos necesarios y la estratificación de la pobreza parasitaria de los guetos sociales. En una sociedad de masas asalariadas, los gastos del Estado se necesitan para incrementar la actividad económica derivada de las inversiones estatales. Si la actividad económica de producción y consumo decrece, los ingresos del Estado disminuyen y aumenta el déficit público y el sumario expositivo de cargas de endeudamiento creciente y subempleo. La acentuación del déficit implica un endeudamiento creciente a altos tipos de interés. La disminución de los ingresos del Estado aumenta los impuestos, y la disminución de los gatos sociales estatales: subempleo, ignorancia y enfermedad. El crecimiento fiscal de los ingresos estatales, en situación de déficit, sin decrecimiento de los gastos sociales, necesita enfrentamientos políticos para el desplazamiento de las cargas estatales a los grupos sociales de mayores ingresos. La carencia de sociabilidad participativa en la solución del déficit dará cambios al sistema de dominio y subordinación en la estructura social. El dominio se organiza en la sociedad totalitaria por la escasez de medios de subsistencia y su reemplazo por el miedo económico al momento actual.
Las cargas sociales deberían igualarse con un reparto mayor de las cargas a los ingresos altos y no a la mayoría de los asalariados. Las masas de la sociedad de asalariados no pueden aportar mayores ingresos, a las cargas del Estado, cuando se sitúan en el límite necesario de la reproducción de la vida. En las crisis actuales, los asalariados no pueden estar en la solución del desarrollo de los ingresos intervencionista del Estado. Tanto los impuestos directos como los impuestos indirectos a los asalariados causan perturbaciones graves de subconsumo y subempleo. El lado claro de la solución del déficit del Estado está dado en los perceptores de rentas altas y ganancias por precios especulativos.

martes, 9 de agosto de 2011

Productividad,salario y ganancia (2).

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a) El efecto económico de la productividad determina la combinación de cantidades de energía humana gastada, cantidades de materiales de producción consumidos y cantidades de tiempo en el proceso de trabajo. El proceso de trabajo es la combinación específica de materia prima, instrumentos técnicos, cantidades de energía humana, para producir un producto-objeto útil al consumo. Es una combinación estrictamente de unidades físicas varias aplicadas y consumidas en la producción del objeto-producto. La productividad relaciona la misma cantidad de energía humana para cantidades diferentes de productos en el mismo tiempo. Toda función de producción, la combinación de cantidades de materia y de energía, actualiza un grado concreto de productividad en una época tecnológica y a una división del trabajo social. Los cambios de productividad son a su vez efectos de variaciones cuantitativas y cualitativas de la combinación de elementos que intervienen en la producción de un objeto-producto determinado. Este efecto de la productividad sistematiza el desarrollo complejo y actual del proceso de trabajo de la producción social y de las relaciones sociales políticas e ideológicas que articulan a la sociedad en la unidad de un todo complejo estructurado. Así la productividad es una relación compleja de prácticas sociales económicas e ideológicas cuyos resultados amplifican las relaciones progresivas de producción, intercambio y consumo. La productividad no es voluntarista. La doctrina de la superioridad de la voluntad de poder en las relaciones económica es un culto supersticioso de la ignorancia. No hay influencia mediadora de una voluntad nacional o de élite que modifique las condiciones científicas de la producción y las variaciones de productividad. Las variaciones de la productividad afectan a los salarios reales-productos y a las ganancias reales-productos. Las variaciones de la productividad aumentan el volumen de la producción haciendo decrecer la cantidad de energía humana por producto, pero haciendo crecer la cantidad de medios de producción por volumen de productos. La productividad creciente hace que el trabajador necesita menos tiempo para reproducir la cantidad trabajo de los bienes que intervienen en el salario real necesario. Reduce el tiempo de trabajo necesario añadiendo tiempo excedente materializado no pagado, incrementando así las ganancias en la duración temporal del proceso de trabajo. Si los valores de los productos, que intervienen en la composición del salario necesario, disminuyen de valor a consecuencia del aumento de la productividad general de la sociedad, el valor de los salarios reales disminuye y el valor de las ganancias reales aumenta. El valor del dinero se corresponde con el valor de la producción.
b) Si los valores de los productos que intervienen en la composición del salario necesario aumentan, a consecuencia de la improductividad, los salarios reales se vuelven nominales al disminuir su capacidad de compra. El valor del dinero no se corresponde con el valor de la producción.
c) En las relaciones de salario necesario real y ganancia real, el valor del dinero se considera equivalente a una unidad de medida temporal del valor de la producción. La producción se evalúa en cantidades de tiempo de trabajo pretérito de los medios de producción y las cantidades de trabajo como un flujo de salario y excedente. Sólo el trabajo produce ganancias. El valor de los productos-objetos es valor-tiempo que se gasta en el proceso de trabajo. La producción y la productividad provienen exclusivamente de cantidades de trabajo acumulado en tecnología activa, materiales y energía flujo del trabajo. La producción son cantidades de trabajo social intercambiadas por cantidades de trabajo en el consumo social. El valor del trabajo social y del consumo social se fetichizan en el dinero. Las relaciones humanas de producción y consumo se convierten en relaciones de cosas expresadas en dinero.
d) La productividad varía en relación directa a las ganancias y en razón inversa a los salarios necesarios. Si los salarios necesarios están en razón inversa a las ganancias, a más productividad más valor para las ganancias, y menos valor para salarios. A menor productividad social menos valor para las ganancias y más cantidades de trabajo para reponer el salario necesario. El salario necesario se convierte en una variable de supervivencia de los asalariados. En ambos casos de variabilidad de la productividad, ésta es una variable dependiente del nivel científico y de la complejidad de la tecnología del proceso de trabajo. El conocimiento científico es un resultado histórico concreto en una formación social actual. Si la sociedad es regresiva, la productividad vuelve a formas sociales históricas degradadas de extinción colectiva.
e) No hay productividad sin organización en cooperación de energía humana y medios tecnológicos. La productividad robotizada incorpora el valor tecnológico el valor de los materiales, pero al suprimir el trabajo no genera ganancias. El valor de los medios de producción manipulados en el proceso de producción no es un flujo, sino una constante. Acrecientan el valor de la producción, pero no incorporan ganancias excedentes. Si la combinación de la función de producción sustituyera robots por hombres, implicaría una ampliación extensiva del valor de producción, pero desaparecerían las ganancias que se valorizan en el flujo del salario y el excedente no pagado. El mercado de circulación de mercancías y dinero no crea ganancias, sino que realiza las que se obtienen en la producción. La realización de la producción robotizada sería incorporación de valor al volumen físico de producción. La anulación del flujo biunívoco del salario y la ganancia sería producción y consumo de máquinas por máquinas en ausencia de ganancia. Se reproducirían las máquinas, pero no habría reproducción de una sociedad de vivientes. Los traumas pseudo-científicos producen monstruos para sociedades deshumanizadas.
f) Los gerentes de los robots se entregarían a una producción que inundaría los mercados internos y periféricos y la intercambiaría para obtener los materiales necesarios a su producción. Una superproducción robotizada-expansiva que debería intercambiarse por medios de producción controlando los mercados de importación de recursos de consumo industrial. Se llegaría a tal desnivel de superproducción robotizada que se ejercería una presión exportadora devastadora en los países productores de materias primas.
g) Las ganancias, por intercambios de sociedades de diferentes grados de productividad, provendrían de la explotación de países de formación precapitalista. Los robots habrían de consumir materiales y energías obtenidas de mercados exteriores desiguales en los intercambios de cantidades de trabajo. Las sociedades robotizadas darían los mismos resultados que las sociedades industrializadas de producción combinada de alta tecnología y bajas cantidades de trabajo. Las sociedades de bajo nivel en tecnología y altas cantidades de trabajo entregarían volúmenes de producción con altas cantidades de trabajo y bajas cantidades de tecnología. Se transfiere mayor valor materializado de materias primas y bienes de consumo por menor valor materializado de productos industriales. El atraso de las sociedades precapitalistas se volvería un subproducto fuera de la historia del progreso social. Ruptura permanente de sociedades de baja tecnología a sociedades de alta tecnología. Las ganancias extremas vendrían por una tecnología robotizada sin cantidades de trabajo flujo. Las ganancias se obtendrían de las importaciones de mayores cantidades de valor materializado y las exportaciones de cantidades menores materializadas. Las cantidades simples de trabajo incorporadas a la producción de un país precapitalista serían reducidas a cantidades complejas de la industria robotizada. Los valores materializados en materias primas de producción y bienes de consumo exportados provendrían de sociedades de explotación totalitaria: represión social para lograr un intercambio desigual de cantidades de trabajo simple por cantidades de trabajo complejo. Trabajo simple de los países precapitalistas y trabajo complejo de los países capitalistas. Las sociedades dominadas por la barbarie de la explotación económica serían los soportes de la productividad máxima y la ganancia máxima de la sociedad de poder tecnológico.
2
a) Dada la productividad, el valor del dinero y la función de producción, las variaciones de salarios y ganancias dependen de la dimensión de la jornada de trabajo intensiva y extensiva. La intensidad del trabajo incrementa las cantidades de valor de producción en el mismo tiempo. Se gasta más energía humana y se altera la duración temporal del hombre. Los incrementos de intensidad en el proceso de trabajo origina una sociedad avejentada prematuramente. Una reducción de la jornada de trabajo se compensa con un incremento de la intensidad del trabajo y viceversa. La respuesta a la reducción de la jornada de trabajo es el incremento de la intensidad del tiempo de trabajo. Se gasta más energía humana en el mismo tiempo intensivo.
b) La productiva de una colectividad, que redistribuye la producción socialmente, aplica el tiempo de trabajo social necesario en los sectores de bienes de producción y bienes de consumo para llegar a un equilibrio que impida la superproducción y el subconsumo. Las combinaciones productivas dependen de cantidades de materiales, horas tecnológicas y horas de trabajo. Las cantidades de horas de producción tienen que ser iguales a la cantidades de horas de consumo para que haya equilibrio.
c) El equilibrio de la producción de materiales y bienes de consumo no queda afectado por la circulación monetaria que intercambia bienes de producción por bienes de consumo. El desequilibrio de la producción y el consumo no procede de la utilidad circulatoria del equivalente signo del dinero. El dinero signo no es la expresión económica de la ganancia de la producción en la circulación del mercado.

viernes, 22 de julio de 2011

La espiral del endeudamiento (1).

1
La estructura financiera adquiere predominio jerárquico, sobre las estructuras agrarias, industriales y comerciales, cuando la totalidad social adquiere dimensiones complejas de subordinación absoluta de la economía real a la economía monetaria. Las relaciones contradictorias de dominantes y dominados de las relaciones sociales se expresan en términos de riqueza monetaria y marginalidad de ingresos monetarios. Los sectores de privados de la industria y agricultura, el Estado y las economías familiares, quedan supeditados a la financiación determinante del sistema financiero y por tanto al ciclo de endeudamiento, a la morosidad y pago. Las variaciones de esta financiación fijan tanto el crecimiento económico como el estancamiento de las unidades empresariales de producción y las unidades familiares de consumo.
Las instituciones financieras establecen la variabilidad de las masas crediticias y de las masas monetarias de signos de valor, cuya inestabilidad de valor en el intercambio de mercancías y dinero establece desequilibrios del ciclo económico. La depreciación de las masas de dinero- signo apoyan los altibajos de los precios de mercado de la producción, a la vez que se ralentiza el período de producción por la falta de encadenamiento temporal del proceso de trabajo y el proceso de endeudamiento, que posibilita las compras de los medios de trabajo y el pago de los salarios. El endeudamiento ralentiza o acelera el proceso de trabajo por su participación en el ciclo de compras de producción y en el ciclo de ventas a crédito. En los intercambios de circulación de mercancías y dinero- signo, los precios altos y bajos determinan las contracciones de la masa monetaria crediticia. Los precios especulativos admiten el crecimiento del volumen del dinero- signo de endeudamiento hasta la falta de realización monetaria de las ganancias especulativas. La no realización monetaria de los precios especulativos causa la morosidad del sistema financiero, las fluctuaciones de la solvencia devolutiva de los depósitos bancarios en relación con el capital y reservas de la banca. La burbuja financiera especulativa de los precios se frena con la morosidad e insolvencia del cobro de los créditos por endeudamiento de la sociedad en su conjunto. Un endeudamiento global estanca el crecimiento de la producción y el empleo, dejando sin integración económica a varias generaciones sociales. El freno del crecimiento crediticio es la constatación de un endeudamiento máximo especulativo y la falta de realización monetaria del endeudamiento. Si las deudas se vuelven morosidad petrificada, el sistema financiero se rezaga con respecto a las necesidades de la sociedad. La función de realización monetaria de los precios se invierte en la función reactiva del endeudamiento. El sistema de producción se paraliza por la carencia de liquidez crediticia para renovar el volumen de producción. El dinero-signo de circulación crediticia se retrotrae por la baja solvencia crediticia de devolución de los préstamos.
Las masas monetarias crediticias están sujetas a la naturaleza signo del valor del dinero. La baja del signo de valor monetario contrae la masa monetaria crediticia y la insolvencia de devolución de deudas. Los signos de valor monetarios permiten la financiación de procesos de precios especulativos en la tenaza de la expansión y estancamiento de la producción y el consumo. Aparece la depreciación del valor monetario- signo por el volumen creciente del endeudamiento del Estado, las unidades empresariales y las unidades domésticas. El crecimiento crediticio devalúa el dinero y aumenta los tipos de interés y los precios expresados en dinero. El dinero- signo tiene valor en cuanto circula y realiza los precios de las mercancías, aunque su masa creciente se deprecia a la vez que aumentan los precios de las mercancías. Las épocas históricas podrían determinarse por el índice de depreciación de las masas de los signos de valor. El tiempo de la historia se marca con la depreciación del medio de circulación monetario. No hay memoria de la variación de los precios y del valor del dinero en la cotidianidad económica. La acción inmediata de precios y consumo imprime una desmemoria del valor del dinero- signo fuera de lo inmediato. La apreciación del valor crediticio necesita la apreciación del valor de las mercancías y la garantía real de la devolución de los créditos. El ahorro real de ganancias e ingresos debe cubrir los créditos pendientes de pago en un período de tiempo determinado.
2
La discordancia de pagos y cobros de deudas causa suspensiones de créditos presentes y la acción represiva de los acreedores a los deudores. Las masas de signos de valor, en contraposición de la riqueza real, no constituyen reservas de ahorro real, que impidan el estancamiento económico ni la apreciación del endeudamiento con la subida de las tasas de interés bancario. Las relaciones crediticias adquieren diferentes velocidades de circulación para épocas de dilatación y contracción de la producción, la distribución, el intercambio y el consumo. Las diferentes velocidades de circulación de los signos de valor crediticios aumentan o disminuyen la masa de endeudamiento. La depreciación y el volumen de los signos de valor varían la tasa de interés y por tanto el monto de los niveles de devolución de las deudas morosas.
3
Las fluctuaciones cíclicas de los signos de valor son contradicciones entre la producción real y la emisión de signos crediticios. El crecimiento y decrecimiento de la actividad económica se organiza en empresas que maximizar sus beneficios especulativos potenciales a la espera de su realización monetaria en un mercado monopolista financiero. La realización monetaria de los precios depende de la expansión crediticia del consumo. Los precios de venta deben restituir los costes de producción, ventas, financieros y las ganancias potenciales de mercado. La angostura de la realización de los precios implica excesos de obsolescencia industrial con una oferta de producción baja para mantener los precios altos. Con bajo capital propio y alto endeudamiento se establece una relación antagónica deficitaria del coste de producción y los precios de venta que cubran los costes y las ganancias potenciales de mercado. Los precios de venta especulativos amplían el consumo de endeudamiento.
Los salarios afectan al nivel de vida de los trabajadores y sus aumentos y disminuciones a las ganancias empresariales. Los salarios están en razón inversa a las ganancias. A su vez, el aumento de las ganancias por la reducción de salarios disminuye el nivel de vida de los perceptores de salarios que deben endeudarse. Se provoca la pobreza relativa de masas de población, la enfermedad, la aculturación y la duración de la vida. La reducción de salario permite a las empresas liberar ganancias para pagar deudas financieras.
La variabilidad del endeudamiento es la marca de desfases contractivos y expansivos de la realización monetaria de los precios especulativos y de los salarios nominales. El sistema financiero altera sus funciones crediticias si no recupera las deudas en los momentos de vencimientos pactados. Para el sistema financiero la reconversión de la promesa de pago en dinero es la proyección del crédito al exterior de la circulación. La insolvencia convierte la deuda en un signo vacío de contenido monetario. El signo de valor monetario adquiere significado económico en la materialidad de los signos de valor en el cobro-pago. La deuda es unívoca en finalidad de convertirse en dinero. El equivalente universal del signo de valor dinero es el equivalente universal de la deuda. La depreciación del valor de las deudas aumenta los intereses financieros y la reducción de las ganancias industriales y comerciales. De las ganancias actuales hay que detraer los intereses de las deudas. En un ciclo de alto endeudamiento los intereses paralizan la producción y la conversión de las ventas en dinero. Se rompe la corriente de flujos de concordancia de entradas y salidas de las ganancias y de los pagos. Se anticipan cálculos de ganancias potenciales que impiden su convertibilidad en dinero. Simultáneamente el sistema económico implica insolvencia y subproducción de recursos materiales y humanos.
El endeudamiento entra en la espiral de la desaleración de los factores de crecimiento de la actividad privada y la actividad pública.

martes, 5 de julio de 2011

Esperanza y desasosiego.

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Verdaderamente no estamos solos, ya que somos destino trascendente. Nos confunden la esperanza y el desasosiego. No sabemos qué esperamos de las sombras, ni tampoco del sol detrás de las vidrieras. Se puede caer en la mímesis de la nada por el furor de no hallar acompañantes que nos muestren algún lugar de dicha. Los viejos amigos que se quedan solos y nosotros con ellos. Ser como una bajamar y no preguntar por la hora de la pleamar. Las causas materiales que nos mantienen vivos disimulan nuestra vaguedad de espíritu. La marioneta que se articula en la mano que escodemos tiene un rostro desconocido. La marioneta del rostro del otro se nos da a la memoria en un olvido. Estar es olvidar. El ser del hombre es una apuesta de seguridad en las circunstancias inarticuladas del mundo. Debe hallarse un lugar resquicio en la historia como un corte de la navaja en la hierba verde. El corte del compromiso moral del individuo y la multitud por la verdad del significado de la vida. La fiesta es un lugar de encuentro por el compromiso de la verdad.
Pero también en la fiesta se puede estar fuera y entonces llega el desasosiego y su inquietud. Entonces el desasosiego que nos llega en el frío del insomnio. Nadie nos ha hecho con el placer de los sueños. Cerca de las orillas de los ríos hay barcas de maderas sin la quilla y las olas del río dibujan mapas de cristal de encuentros de magnolias y jazmines. También en los sueños se juntan las flores secas y las esquinas de calles que asustan por su grave sonido de ausencia. Las despedidas no vuelven, sólo son clics de luz en paredes blancas. El suelo ajedrezado no está trazado para victorias de desarraigados. El desarraigo es un juguete que a veces ríe. No basta estar hecho de barro, pues a veces somos frágiles cañas que se agitan en su destino. Nuestra condición biológica no admite el delirio de la eternidad. Igual que Ícaro, alas de cera, buscamos el sol del mito. Las mañanas de sol con el fondo claro del mar.
Decía Albert Camus, en su ensayo El Mito de Sísifo:” Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla o no vivirla es responder a la pregunta fundamentar de la filosofía”. Pero para juzgar y responde, uno debe no hallarse ante una vida que nos haya sido entregada como herencia sociológica. Sopesar el valor necesario de la vida es hallarse dentro de la coyuntura actual de la historia. La libertad no nos es dada fuera de la necesidad. La libertad no la entregan como la noche de reyes del inocente, la libertad se pierde y gana en los claroscuros de la vida. Estamos arrojados al mundo de la vida. Es la gran sorpresa del niño que juega y un día se cansa y quiere encontrar, detrás de los cristales de su ventana, la explicación de los que corren por las aceras persiguiendo lo inaprensible. La pérdida de la infancia es un golpe de viento que cierra la puerta de un corredor. La naturaleza real de las cosas está detrás de una ventana vigilada
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En la lucha dialéctica hegeliana, la subjetividad del amo y la objetividad del esclavo se encuentran en el punto nodal del Espíritu de la libertad. El amo no tiene existencia sin la naturaleza del esclavo. El esclavo no tiene existencia sin la subjetividad del amo. Se enfrentan en la negación de la negación. Se existe frente a la negación que te anula. El amo existe en el existir del esclavo. La libertad del esclavo radica en apoderarse de las necesidades del amo. Más que repensar en el sinsentido de la vida, permanecemos en la negación que sitúa la ruptura de la esclavitud.
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El siglo XIX no quiso a Dios y quiso al Amo. Era la visión apocalíptica de la rebeldía. El hombre se olvida de dios e interioriza al Amo como su dios. Es la revolución del sadismo y revolución metafísica. En la rebelión del esclavo contra el amo, el esclavo quiere su emancipación social dentro de las funciones del Estado. El anarquismo se entrega a construir nuevas iglesias góticas para la emancipación del hombre en su condición de hombre sin dios.
Escribe Albert Camus:
“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento. (...) El rebelde (es decir, el que se vuelve o revuelve contra algo) da media vuelta. Marchaba bajo el látigo del amo y he aquí que hace frente. Opone lo que es preferible a lo que no lo es.”
Las masas sociales del siglo XX buscan significado histórico a la validez de la humanidad mediante la ética de la acción. Pero hay algo oscuro en la estructura psíquica del hombre que lo convierte en un ser desafortunado, que insiste en elegir mal con respecto a los objetivos de su pensamiento político. Insistentemente lo engañan y se compadece de sí mismo. Manifiesta su inferioridad sobre las instituciones que él ha elegido y que lo engañan. Se convierte en un hombre desengañado del Amo y de dios. Pero la aventura de la existencia es hallar la verdad de las contradicciones de dominio por la repetición de la esperanza.