lunes, 19 de mayo de 2014

El individuo social regresivo.


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El individuo social implica su inmanencia en la totalidad. La sociedad en sus diversas regiones estructurales produce y su existencia y su modo de enfrentarse a la periodicidad material y cultural de su reproducción como ser vivo y como fuerza de trabajo productiva. No hay ningún salto en el vacío del conjunto social ni autoafirmación electiva fuera de la totalidad social. El individuo son sus relaciones sociales de producción que determina los modos de circulación, de circulación y de consumo como otros tantos momentos de una unidad. El trabajador pertenece a la clase capitalista antes de venderse en el mercado de trabajo. No se recorta como una sombra contra el fondo continuo de la producción, tanto si su fuerza de trabajado ha sido vendida efectivamente o como fuerza de trabajo en  potencia. No hay de realidad social efectiva fuera de la unidad de la totalidad social. Las perturbaciones de los delirios  paranoicos caen fuera de las acciones activas de los individuos sobre las condiciones reales de su mundo. La cultura y la producción es el uso de la materialidad y la conciencia de la continuidad social a través de la reproducción de los medios de consumo y los medios de producción. La continuidad social no  nos llega dada, se adquiere a través del conocimiento y transformación de las condiciones reales restrictivas de la escasez y la productividad. Estas restricciones causan  la continuidad y discontinuidad en el modo de producción social.  No hay fuerzas sociales prometeicas, sino coeficientes técnicos sociales de producción y antiproducción. No hay ningún paradigma de progreso social en el ámbito dogmático y flexible a las circunstancias que originan los delirios  de la ideología. No hay un flujo continuo de la progresividad desde la irracionalidad. El flujo continuo de la reinserción imaginaria en la unidad social se estanca y la situación real-obliga a los individuos a superar las condiciones restrictivas o desparecer en el mundo de la barbarie. El individuo social permanece obligado por la situación regresiva de los factores sociales de época. El alba es un instante  y el ocaso una eternidad. El llanto del instante se seca en las mejillas.
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 El individuo puede ser consciente o no de su condición de individuo social de clase, que debe protege sus intereses de grupo y defenderlos mediante la consciencia de sus antagonismos subjetivos y objetivos. Si la sociedad no produce al individuo, éste regresa, no a la naturaleza, sino al estado asocial del límite natural y técnico de regreso a la subsistencia. Deja de poseer las cualidades propias de ser individuo de una sociedad, que organiza la reproducción de la unidad de sus variables económicas e ideológicas  de permanencia.  No hay detrás del individuo nada que no sea la reproducción de su individualidad comunal a través del trabajo colectivo. El individuo es social en cuanto produce, consume y reproduce  la producción colectiva. El desengaño y el escepticismo son estados regresivos de la improductividad. Formas de no ser  ante una sociedad regresiva en su modo de reproducción, que ha destruido sus límites de reproducción material y cultural. Los límites involutivos no provienen de una situación metafísica de la condición humana, sino de la evidencia científica de las restricciones  materiales e ideológicas de un derrumbe social.
El derrumbe del individuo social es simultáneo a las desarticulaciones de las regiones de producción y la superestructura jurídica e ideológica sociales. La totalidad social se derrumba cuando capacidad de producir un nuevo modo de producción se vuelve una constante improductiva. No hay cambio de variaciones de la productividad social ante los límites naturales y tecnológicos. La clase dirigente llega al límite máximo de explotación del individuo sin que tenga conciencia de sus límites autodestructivos. Los contendientes de las dos guerras mundiales europeas desconocieron los conceptos de extinción y del límite de resistencia de una sociedad en guerra. El individua social fue sacrificado bajo los gritos nacionalistas de la Las Furias mitológicas del grito de la tierra común en la ideología del odio. Las Furias de la guerra eran  exterminadoras de los supuestos racionales de la continuidad social. La crisis económica evidencia su crueldad en el militarismo ideológico.  Lo fue desde la gran crisis de 1870, la de 1929 y la del 2008. La militarización ideológica de la sociedad es un proceso orgánico de  no superar los límites restrictivos de las relaciones sociales de clase en la producción y la ideología. La falta de lucidez de la unidad social  ante los límites de la involución de las condiciones de reproducción de un sistema social. La sin razón jalona los radicalismos exterminativos  sociales hasta el estado de barbarie.
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Una elevación de la ideología de la competividad del individuo no social  ha sido el imaginario de la función del mérito individual. Intereses de clase  para hallar la incrementar la capacidad adquisitiva del dinero por la acumulación que incremente la propensión al consumo de medios de vida y objetos de lujo de las minorías de la avaricia de la propiedad y los ingresos monetarios. La burocracia estatal y de partido político, la verticalidad piramidal empresarial estables un conjunto de reglas sociales del mérito del acenso y las caídas sociales en desgracia.  El mérito de la competitividad reside en la imposición absoluta del dominio de obediencia y el monopolio de los medios de producción y financieros. La sociedad monopolista de la minoría del mérito se enfrenta  a la máxima acumulación calculada de capital. Festeja la esencia acumulativa como un triunfo de la organización piramidal. El poseído por la gracia de la salvación y su voluntad de dominio.
 La voluntad de dominio blasona la aristocracia de la competencia de sangre noble. Su ortodoxia manifiesta que el liderazgo proviene del esfuerzo individual de coerción sobre los otros.  La voluntad de poder se perpetúa en la transmisión legal del patrimonio. Va del fautor a sus  herederos. El trabajador no transmite patrimonio alguno ni aun la pericia de su oficio. El capitalismo generacional, del economista  Schumpeter, procedía del acto de fe  de que las generaciones empresariales nacían de la inmanencia del modelo de producción capitalista. Eran de los capitanes de la industria capitalista generaciones que, eclosionaban como larvas, arrastrando las condiciones de supervivencia material y cultural del sistema social a través de las ganancias máximas  de sus negocios. Sólo estaban condicionados por su nivel congénito de ingenio y capacidad de revalorizar su capital a través del trabajo ajeno. El capital genera sus administradores y su capacidad de revalorización en la acción competitiva de mercado de precios. Schumpeter olvidó el mecanismo de la herencia jurídica patrimonial y el elitismo de la transmisión de la cultura a través de las instituciones generadoras de clase social de dominio. No hay eclosiones naturales de empresarios que no se apoyen en la estructura privada prestataria de capital o en las instituciones crediticias estatales. Al principio puede haber un huevo, pero luego se vuelve un  pollo. La tecnología de la información creada por individuos con ingenio ha terminado en las manos de los grandes aglomerados del capital accionarial  Los incrementos de la productividad y la ampliación del mercado están en gestores herederos de capital  y en la gestión empresarial piramidal de la aristocracia del dinero. No eclosionan totalidades renovadoras con un capital propio que imponga nuevas visiones de la inversión rentable  del capital sin la aportación del patrimonio legado o las conexiones financieras y tecnológicas de la productividad financiera del capital de préstamo de inversión. No se descubre el lazo del hombre natural con los portadores de riqueza acumulada. Hay la acumulación de riqueza en un poco de la sociedad y miseria en el otro. El registro de la riqueza material e ideológica es transmitido por herencia legal.
La brecha de la desigualdad crece o decrece través de la relación del crecimiento o decrecimiento de la apropiación privada de las ganancias del plustrabajo no pagado. No hay crecimiento de riqueza monetaria sin trabajo gratuito. Hay productividad creciente de valores de uso, pero no aumentos salarial. El dinero no produce dinero, sino como medio de compra del trabajo ajeno. El  crecimiento de la riqueza y de los ingresos pertenece al ámbito de actividad de producción social. El crecimiento de la renta trabajo no es mayor que el crecimiento de la riqueza social de valores de uso del ciclo de producción.  La inversión de capital dinero especulativa obtiene mayores ganancias ficticias de papel dinero legal que el capital industrial. La renta monetaria del salario es decreciente. El decrecimiento de la renta monetaria salarial marca niveles de desigualdad. La masa monetaria salarial decrece refleja la caída de los salarios por debajo del nivel medio de subsistencia. La masas monetarias apropiadas por la minoría dominante crece con la disminución de los salarios. Los salarios reales disminuyen  por las imposiciones fiscales del estado. La ganancia empresarial proveniente del trabajo directo  es menor que el sobre trabajo extraído por la ganancia. El sobre trabajo se traslada a las rentas especulativas a través del presupuesto de endeudamiento estatal, dándose correlativamente el crecimiento de los intereses a pagar y la disminución de las prestaciones sociales estatales. El ingreso nacional medido en cantidades de trabajo decrece mientras crece la renta monetaria medida en ganancias especulativas de endeudamiento estatal y la  venta-compra de renta fija en bonos y letras del tesoro y la variable de aumento de cotización bursátil  de acciones y obligaciones privadas.
Se ha sobrepasado, en su decadencia de productividad de valores reales, al capitalismo industrial de explotación salarial a favor del capitalismo especulativo financiero, a través de las políticas impositivas sobre las rentas del trabajo y la redistribución impositiva al capitalismo especulativo. La detracción de la masa salarias desde dos frentes: a) el plustrabajo  directo b) el plustrabajo indirecto por las imposiciones fiscales. Como el trabajador no puede gastar más de lo que gana, las imposiciones gravosas del estado disminuyen su mínimo de subsistencia salarial e incrementan su endeudamiento a corto  y largo plazo.
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La carencia de la utilización del factor variable del trabajo en los procesos de producción conduce a la falta de reproducción del sistema de  producción tanto a nivel salarial como en las ganancias industriales.

 El paro obrero es un límite a la capacidad de reproducción del sistema económico y social. El crecimiento de las masas sociales activas  improductivas causa profundos desequilibrios abiertos a la autodestrucción del sistema. Uno de estos desequilibrios es el retorno de la mendicidad en los trabajadores activos, que vuelven a marginalidad del limosneo y la olla comunal. Sobrevivir depende de relaciones de producción, pero también de relaciones sociales de coerción legal. La seguridad de sobrevivir se vuelve una variable dependiente de relaciones económicas regresivas a formaciones sociales de marginalidad superadas. La venta de fuerza de trabajo se vuelve una mercancía residual independiente del mínimo vital. Los trabajadores pobres y los trabajadores emigrantes deprecian la longevidad de sus vidas. Precios de intercambio depreciados. Al sacar fuera del salario de subsistencia al trabajador, la durabilidad de la vida se acorta. El individuo social se vuelve regresivo. Queda sometido a la inseguridad. Su vida no depende de él, sino de la explotación de las relaciones de mercado laboral nacional e internacional. No llegan a mantenerse ni el trabajador ni sus descendientes. La crisis económica recae en las masas sociales sujetas al capitalismo neoliberal de utilización del hombre como ganancia máxima.