lunes, 20 de enero de 2014

Opacidad y transparencia.


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El conocimiento produce detrás de la percepción de los sentidos. El conocimiento no viene dado, no es una piedra que alguien extraño arroja contra la frente,  y hace sangrar la verdad por la percepción inmediata de los sentidos. Ante la verdad el individuo trabaja con la materia prima de conocimientos anteriores, las ideologías y representaciones caducas, las percepciones del mundo desfasadas, actúa con los instrumentos metodológicos  e instrumentales y produce conceptos. Todo es un proceso del cerebro que produce. Cualquier proceso de producción utiliza materias primas, instrumentos, procesos técnicos y logra un producto final que es un concepto.  La ideología es un pseudo proceso de producción ideológica que también usa los ciclos de las etapas de la materia prima ideológicas, los la metodología de la instrumentación y su producto final que es la expresión de sustituir la ciencia por la apariencia. El falsario sabotaje de la ideología en su desconexión con la verdad científica. El ver los conceptos del conocimiento es un ver la realidad donde no la ve la ideología. Un ver la verdad como un producto del cerebro, que trabaja con las percepciones, y la negación de las representaciones de una realidad idealizada por los intereses convencionales. La ciencia es una práctica teórica de producción de conceptos científicos. Es un ver del conocimiento donde la ideología no ve. El ver donde no se ve. El juego mental de la mirada  para captar las diferencias entre la ciencia y el no ver ideológico.
La ideología señala la realidad inmediata como la verdad. La mayor frustración del individuo en la senectud es  no comprender sin ver la falsedad de su apuesta por la ideología. El señalar como norma que obliga  es delimitar la esencia de la verdad. Las  palabras como marcadores señalan las cosas, pero no dan su verdad. La esencia de la verdad está por debajo de los signos. La esencia del saber no la encuentra el bastón del invidente. El bastón de invidente busca tanteando la piedra que lo hará caer. Quien busca señalando la distancia del sol por los sentidos lo hallará encima de su cabeza. Señala con el bastón del invidente. Golpea la realidad, pero la desconoce y en su no ver no produce conocimientos. No penetra la realidad al preferir disfrazarla con los signos vacíos de relación del lenguaje. Pregona la ceguedad gritando invita al desconcierto y al temor.  La letanía ideológica del leguaje económico o político es afásica en los conceptos. Trampea con la ceguedad del ver palabras amontonadas y hojas de cálculo con proyecciones estadísticas. La matemática es un instrumento de la producción de conceptos, pero no la producción misma. Producir el conocimiento racional es relacional lo aparente con la esencia. El ver no produce la realidad, sino que produce la ignorancia sobre el uso de la mirada y un  lenguaje como instrumento que enmascara los intereses de las minorías de la mirada falseada y el vocablo huero. Las retahílas de vocablos interesados, en manifestar la verdad de los intereses de las minorías, llenan los anaqueles de las bibliotecas ocultas en los sótanos que bifurcan la verdad del no ver en el ver.  La plegaría del ciego bibliotecario quiere ver verdad  en los libros abiertos sin lector. La suficiencia del ver fuera de la realidad. Se habla del ciego bibliotecario en la filosofía neoplatónica de la escuela de Alejandría. Cuando en la biblioteca de Alejandría, se quemaron los libros, y no el bibliotecario que los custodiaba, la plegaria de invidente bibliotecario fue que su mirada quedase fuera de las llamas para evocar el ver de las palabras. Las fantasías transgresoras sustituyen la realidad con lo imaginario. La gran fantasía verbal de que haya bienes imaginarios que sustenten a los individuos reales. La máquina fantástica de las facultades mentales para reproducir vocablos de cosas inexistentes e idealizar las reales.
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 Los vocablos vacíos, desclavados de sus significados reales, se vuelven delirios oscuros del lenguaje onírico, que agarran la irrealidad psíquica  sadomasoquista.
 La ceguedad del ser que sufre está en la mirada posesiva de Otro que al mirarlo lo niega. No le permite ver tapando la razón con el servilismo del miedo. El servilismo es el finalismo de la fatalidad inducida. Algo así  al destino que ejerce el cruel sobre el dominado. El dominio es la voluntad de una  fuerza que quiere ser obedecida, que actúa de manera inevitable para modificar la relación de poder del de individuo con el servilismo de la esclavitud. La existencia de dominado queda abierta en canal. Un buey en el matadero. El matadero de las masas marginales actuales en las relaciones de dinero y poder. El dinero es la capacidad de compra del dominador en el dominado. El ser del individuo se vuelve precio de mercado y castigo del desempleo.
 La ideología económica  es una fuerza social organizada  que da existencia imaginaria a la producción material y espiritual de la sociedad. En la irrealidad económica, los hombres se vuelven de imaginario vidrio, como el personaje del relato cervantino. Y detrás del individuo de vidrio,  se ve la inmensidad de la insania como Nada.
La Nada sobredetermina las condiciones de existencia. La Nada es una unidad operativa que cuantifica unidades imaginarias de tiempo que convierten al ser humano en un no- ser que opera en la ceguedad. El gran Maligno cartesiano descubre, al final de la vida, que el individuo vive dentro de la ceguedad imaginaria de sus trincheras. Es tipo modal de una  ceguedad temporal que acaba con la gran desilusión de la época. Las nauseas del ver imaginario dan una colador del agua sucia al subsuelo psíquico. El subsuelo de los intereses materiales defendidos con los juegos imaginarios de la clase social, el individuo elegido y la masa de marginados. La moneda al aire que rebota en la sartén de bien y mal, situados donde se tuestan las oportunidades del oficio de inquisidor y de burócrata. La conciencia del oficio de vivir escribe en su Nada las condiciones sociales, variables y actuales de la escasez material e ideológica. Los productores de la Nada ideológica viven conscientemente con la máscara de su ideología. La Nada es una ideología invertida de las condiciones reales del ser del hombre en el mundo. Los sueños de La Nada es la inversión de las condiciones del individuo, cuyo temor hipertrofiado es tropezarse con alguien o con algo que sean reales. Las formas invertidas de la Nada  ideológicas actúan para mantener el conflicto del individuo real con el individuo de imaginario. Ahí se vive dentro de la opacidad de de las ideologías sociales. La ideología se vuelve un instrumento de falsas transparencias para confundir y atrasar a los marginados. La opacidad del individuo explica su obediencia a la jerarquía del temor y el orden. Ser opaco es un equilibrio  por no   verse mirado por el orden jerárquico. Esa terrible jerarquía de miradas que analizan el interior de la inconsciencia opaca. El individuo opaco se entrelaza a los vocablos vacíos de la Nada. La voluntad efectiva de los individuos opacos no actúa en la conciencia transparente de los dominantes con el rigor de la violencia que amenace romper la sociedad de dominio.
Los equilibrios de subsistir en los individuos opacos  integran los procesos de extrema crueldad masoquista. ¿Qué puede hacer un individuo  opaco? No hay nada en el mundo que no obedezca a las leyes de la oscuridad y la transparencia. La fascinación de la transparencia del poder jerárquico  corresponde a las fantasías estratégicas de los dioses que dominan el destino de las masas sociales opacas. Así se confirma la eficacia de la ley de la desigualdad de la oscuridad y la transparencia. La desigualdad de la oscuridad y la transparencia  se vuelve un factor de estabilidad del temor, que atraviesa las generaciones perpetuándose. Las máscaras transparentes  cambian sus gestos cínicos y los actores opacos se mantienen en el escenario público a través de la ubicuidad ambigua de la ausencia y  presencia obligadas.
 La ideología de los transparentes  se vuelve la ideología de los invidentes. La estructura compleja de las  opacidades y las transparencias, de las verdades y las mentiras  perpetúan la ley creciente de la oscuridad en la desigualdad legalizada. El escenario social del individuo opaco no cambia. Sólo cambian los personajes que le gritan los miedos de su conciencia irreflexiva. Y dentro del drama de la conciencia que duda de su opacidad,  individuo puede adquirir la dimensión rebelde que avanza por su destino en busca de ver por dentro de sí mismo.
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La jerarquía de domino se perpetúa en las representaciones ideológicas de la transparencia y la opacidad. La transparencia de la propiedad privada de clase establece equilibrios estables de los bloques de dominio político. Los bloques políticos transparentan regímenes de poder absoluto y democracias de representación popular.

La esencia del poder de clase que concibe sus intereses particulares como intereses generales actúa con transparencia de su hegemonía   en el control de las relaciones de individuo Estado. Actualmente 1% de una minoría plutocrática controla el 50% de la riqueza social. Y lo hace con la transparencia de su dominio del aparato económico y político del Estado. En la transparencia de las leyes políticas se acumula la riqueza minoritaria.  Y las luchas sociales retornan a las luchas de clases  primitivas de la sociedad clásica por evitar la pérdida de la tierra por los campesinos hipotecados. Actualmente las luchas sociales se dan en el reparto del gasto público en atenciones sociales generales del salario, la propiedad privada de la vivienda, las atenciones sanitarias y educativas. En las luchas sociales actuales se utiliza la opacidad y la transparencia de la información. La opacidad debe ir derrumbándose en la concepción realista de las relaciones de poder entre opresores y oprimidos. Es necesario que el foco de luz del saber en la verdad disipe la ignorancia de los imaginarios de los individuos opacos.