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El conocimiento produce detrás de la
percepción de los sentidos. El conocimiento no viene dado, no es una piedra que
alguien extraño arroja contra la frente,
y hace sangrar la verdad por la percepción inmediata de los sentidos.
Ante la verdad el individuo trabaja con la materia prima de conocimientos
anteriores, las ideologías y representaciones caducas, las percepciones del
mundo desfasadas, actúa con los instrumentos metodológicos e instrumentales y produce conceptos. Todo es
un proceso del cerebro que produce. Cualquier proceso de producción utiliza
materias primas, instrumentos, procesos técnicos y logra un producto final que
es un concepto. La ideología es un
pseudo proceso de producción ideológica que también usa los ciclos de las
etapas de la materia prima ideológicas, los la metodología de la
instrumentación y su producto final que es la expresión de sustituir la ciencia
por la apariencia. El falsario sabotaje de la ideología en su desconexión con
la verdad científica. El ver los conceptos del conocimiento es un ver la
realidad donde no la ve la ideología. Un ver la verdad como un producto del
cerebro, que trabaja con las percepciones, y la negación de las representaciones
de una realidad idealizada por los intereses convencionales. La ciencia es una práctica
teórica de producción de conceptos científicos. Es un ver del conocimiento
donde la ideología no ve. El ver donde no se ve. El juego mental de la mirada para captar las diferencias entre la ciencia y
el no ver ideológico.
La ideología señala la realidad
inmediata como la verdad. La mayor frustración del individuo en la senectud es no comprender sin ver la falsedad de su
apuesta por la ideología. El señalar como norma que obliga es delimitar la esencia de la verdad. Las palabras como marcadores señalan las cosas,
pero no dan su verdad. La esencia de la verdad está por debajo de los signos.
La esencia del saber no la encuentra el bastón del invidente. El bastón de
invidente busca tanteando la piedra que lo hará caer. Quien busca señalando la
distancia del sol por los sentidos lo hallará encima de su cabeza. Señala con
el bastón del invidente. Golpea la realidad, pero la desconoce y en su no ver
no produce conocimientos. No penetra la realidad al preferir disfrazarla con los
signos vacíos de relación del lenguaje. Pregona la ceguedad gritando invita al
desconcierto y al temor. La letanía ideológica
del leguaje económico o político es afásica en los conceptos. Trampea con la ceguedad
del ver palabras amontonadas y hojas de cálculo con proyecciones estadísticas.
La matemática es un instrumento de la producción de conceptos, pero no la
producción misma. Producir el conocimiento racional es relacional lo aparente
con la esencia. El ver no produce la realidad, sino que produce la ignorancia
sobre el uso de la mirada y un lenguaje
como instrumento que enmascara los intereses de las minorías de la mirada falseada
y el vocablo huero. Las retahílas de vocablos interesados, en manifestar la
verdad de los intereses de las minorías, llenan los anaqueles de las
bibliotecas ocultas en los sótanos que bifurcan la verdad del no ver en el ver.
La plegaría del ciego bibliotecario quiere
ver verdad en los libros abiertos sin
lector. La suficiencia del ver fuera de la realidad. Se habla del ciego
bibliotecario en la filosofía neoplatónica de la escuela de Alejandría. Cuando
en la biblioteca de Alejandría, se quemaron los libros, y no el bibliotecario
que los custodiaba, la plegaria de invidente bibliotecario fue que su mirada
quedase fuera de las llamas para evocar el ver de las palabras. Las fantasías
transgresoras sustituyen la realidad con lo imaginario. La gran fantasía verbal
de que haya bienes imaginarios que sustenten a los individuos reales. La
máquina fantástica de las facultades mentales para reproducir vocablos de cosas
inexistentes e idealizar las reales.
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Los vocablos vacíos, desclavados de sus
significados reales, se vuelven delirios oscuros del lenguaje onírico, que agarran
la irrealidad psíquica sadomasoquista.
La ceguedad del ser que sufre está en la
mirada posesiva de Otro que al mirarlo lo niega. No le permite ver tapando la
razón con el servilismo del miedo. El servilismo es el finalismo de la
fatalidad inducida. Algo así al destino que
ejerce el cruel sobre el dominado. El dominio es la voluntad de una fuerza que quiere ser obedecida, que actúa de
manera inevitable para modificar la relación de poder del de individuo con el
servilismo de la esclavitud. La existencia de dominado queda abierta en canal.
Un buey en el matadero. El matadero de las masas marginales actuales en las
relaciones de dinero y poder. El dinero es la capacidad de compra del dominador
en el dominado. El ser del individuo se vuelve precio de mercado y castigo del
desempleo.
La ideología económica es una fuerza social organizada que da existencia imaginaria a la producción
material y espiritual de la sociedad. En la irrealidad económica, los hombres
se vuelven de imaginario vidrio, como el personaje del relato cervantino. Y
detrás del individuo de vidrio, se ve la
inmensidad de la insania como Nada.
La Nada sobredetermina
las condiciones de existencia. La Nada es una unidad operativa que cuantifica
unidades imaginarias de tiempo que convierten al ser humano en un no- ser que
opera en la ceguedad. El gran Maligno cartesiano descubre, al final de la vida,
que el individuo vive dentro de la ceguedad imaginaria de sus trincheras. Es tipo
modal de una ceguedad temporal que acaba
con la gran desilusión de la época. Las nauseas del ver imaginario dan una colador
del agua sucia al subsuelo psíquico. El subsuelo de los intereses materiales
defendidos con los juegos imaginarios de la clase social, el individuo elegido y
la masa de marginados. La moneda al aire que rebota en la sartén de bien y mal,
situados donde se tuestan las oportunidades del oficio de inquisidor y de
burócrata. La conciencia del oficio de vivir escribe en su Nada las condiciones
sociales, variables y actuales de la escasez material e ideológica. Los
productores de la Nada ideológica viven conscientemente con la máscara de su
ideología. La Nada es una ideología invertida de las condiciones reales del ser
del hombre en el mundo. Los sueños de La Nada es la inversión de las
condiciones del individuo, cuyo temor hipertrofiado es tropezarse con alguien o
con algo que sean reales. Las formas invertidas de la Nada ideológicas actúan para mantener el conflicto
del individuo real con el individuo de imaginario. Ahí se vive dentro de la opacidad
de de las ideologías sociales. La ideología se vuelve un instrumento de falsas
transparencias para confundir y atrasar a los marginados. La opacidad del
individuo explica su obediencia a la jerarquía del temor y el orden. Ser opaco
es un equilibrio por no verse mirado por el orden jerárquico. Esa
terrible jerarquía de miradas que analizan el interior de la inconsciencia opaca.
El individuo opaco se entrelaza a los vocablos vacíos de la Nada. La voluntad efectiva
de los individuos opacos no actúa en la conciencia transparente de los
dominantes con el rigor de la violencia que amenace romper la sociedad de
dominio.
Los equilibrios de subsistir en los individuos opacos integran los procesos de extrema crueldad masoquista.
¿Qué puede hacer un individuo opaco? No
hay nada en el mundo que no obedezca a las leyes de la oscuridad y la
transparencia. La fascinación de la transparencia del poder jerárquico corresponde a las fantasías estratégicas de
los dioses que dominan el destino de las masas sociales opacas. Así se confirma
la eficacia de la ley de la desigualdad de la oscuridad y la transparencia. La
desigualdad de la oscuridad y la transparencia se vuelve un factor de estabilidad del temor, que
atraviesa las generaciones perpetuándose. Las máscaras transparentes cambian sus gestos cínicos y los actores opacos
se mantienen en el escenario público a través de la ubicuidad ambigua de la
ausencia y presencia obligadas.
La ideología de los transparentes
se vuelve la ideología de los invidentes.
La estructura compleja de las opacidades
y las transparencias, de las verdades y las mentiras perpetúan la ley creciente de la oscuridad en
la desigualdad legalizada. El escenario social del individuo opaco no cambia. Sólo
cambian los personajes que le gritan los miedos de su conciencia irreflexiva. Y
dentro del drama de la conciencia que duda de su opacidad, individuo puede adquirir la dimensión rebelde
que avanza por su destino en busca de ver por dentro de sí mismo.
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La jerarquía de domino se perpetúa en las representaciones
ideológicas de la transparencia y la opacidad. La transparencia de la propiedad
privada de clase establece equilibrios estables de los bloques de dominio
político. Los bloques políticos transparentan regímenes de poder absoluto y
democracias de representación popular.
La esencia del poder de clase que concibe sus intereses particulares
como intereses generales actúa con transparencia de su hegemonía en el control de las relaciones de individuo Estado.
Actualmente 1% de una minoría plutocrática controla el 50% de la riqueza
social. Y lo hace con la transparencia de su dominio del aparato económico y
político del Estado. En la transparencia de las leyes políticas se acumula la
riqueza minoritaria. Y las luchas
sociales retornan a las luchas de clases primitivas de la sociedad clásica por evitar
la pérdida de la tierra por los campesinos hipotecados. Actualmente las luchas
sociales se dan en el reparto del gasto público en atenciones sociales generales
del salario, la propiedad privada de la vivienda, las atenciones sanitarias y
educativas. En las luchas sociales actuales se utiliza la opacidad y la
transparencia de la información. La opacidad debe ir derrumbándose en la
concepción realista de las relaciones de poder entre opresores y oprimidos. Es necesario
que el foco de luz del saber en la verdad disipe la ignorancia de los imaginarios
de los individuos opacos.
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