Las regresiones de la sociedad (2).
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Los historiadores y economistas
románticos y clasicistas del siglo XIX introdujeron la hipótesis perfectiva por
el evolucionismo de un sistema social lineal continuo y progresivo. Hipótesis
perfectiva y evolutiva inmanente a la ley del perfeccionamiento de la formas
naturales y sociales. La hipótesis evolutiva podría darse con una explicación por
exaltación de la marcha de las civilizaciones sobre el soporte cronológico y
homogéneo del tiempo que fuese la tela de un bastidor en el que se bordaran los
acontecimientos políticos y sociales. Fue la exaltación voluntarista del
racionalismo finalista de la sociología abstracta de la religión y método de
conocimiento, que implicaban el fin de la historia en una teodicea teocrática.
La historia de las civilizaciones iría adquiriendo su esencia perfectiva de la
forma externa, jurídica y religiosa, por el diacronismo de aparición de las circunstancias históricas en el flujo
incesante del tiempo real, que limaría las impurezas del desarrollo de la
esencia perfectiva oculta en la materia. Los máximo y los mínimos funcionales de
los conflictos sociales se darían en la esencia enajenada de una realidad
envuelta en impurezas. Esta realidad imperfectiva, contraria a la esencia finalista de la
espiritualidad del Estado y la sociedad civil, sería equilibrada por el poder
de un Estado-nación racional en sus normas, perfeccionado en el uso de su
monopolio de la violencia por la ley, el arte y la filosofía. Se estaba en el
último estadio de la barbarie primigenia opuesta a la Razón de Estado,
expresión legal de la perfección de la sociedad civil en su libertad de elegir
la legitimidad del contrato social. En las cloacas de la historia quedaban los
antagonismos de clase, status y casta. La mercancía, hombres y cosas, en su
expresión jurídica de propiedad y contrato pertenecía a la esfera de la competitividad
de la ganancia máxima mercantil y el desorden de la necesidad material y general
de la sociedad por los recursos escasos del orden natural. La carencia y su
satisfacción exigían el egoísmo de unos pocos, que en sus acciones inconscientes
procuraban la satisfacción de todos. La historia del Espíritu era una esencia desplegada
fuera de la necesidad alienada, pues ella misma se debe a un no ser para llegar
a un ser en devenir puro.
Este razonamiento pertenecía al idealismo
absoluto del devenir del flujo espiritual, que llevaba en sí su omnisciente perfectibilidad
de las formas inmanentes totalitarias
empujando el carro de la historia universal.
No hay en tales circunstancias, perfectivas
y progresivas del devenir histórico, ninguna negación que exprese la
conflictividad de la historia de la sociedad como una totalidad viviente de
complejos niveles de intereses contrapuestos, que se relacionan
contradictoriamente al nivel de la incrustación de la estructura económica en
las estructuras no económicas de una formación social real compleja. La
estructura económica determinante es una
región de la estructura global y está predominada por la relación de los niveles
jurídico-políticos de dominio. La
relación articulada de la instancia jurídica-política al nivel de la estructura
económica posibilita que se desajuste la correspondencia de las instancias en
su relación al nivel de la producción y las relaciones de propietarios de
medios de producción y vendedores de trabajo. Este desajuste ocasiona los conflictos económicos y políticos de
clase. Los enfrentamientos de los individuos de clase y las instancia de
dominio político y económico, Estado regulador y propietarios. La clase dominante, en la estructura
jurídico- política, reacciona ante los desajustes sociales con la ambivalencia
del dominio absoluto o modificándolo desde arriba: el origen de los
desequilibrios de clase social. Se pretende la continuidad-discontinuidad
reformada del control de la reproducción de las condiciones de producción y
distribución del producto neto excedente del trabajo. La continuidad de las
relaciones sociales por la continuidad monopolista del dominio económico y
político de la clase social predominante.
La supervivencia de una sociedad es
un equilibrio y desequilibrio discontinuos de las relaciones sociales de reproducción
material y de las relaciones sociales legales de dominantes a dominados. Los elementos
económicos e ideológicos del antagonismo de clase introducen relaciones sociales, que marcan el campo
histórico de actuación de los conflictos sociales transitivos de los modos
sociales de lo nuevo ante lo viejo. Cuando se dice lo viejo y lo nuevo no hay
referencia a la existencia del individuo en su permanencia como ser viviente en
el plano de su nacimiento y extinción. Se refiere la vejez de la estructura de
producción, su nivel de productividad actual y las relaciones actuales de
propiedad y legitimidad. El envejecimiento de la sociedad es un mecanismo regulador
de relaciones sociales conflictivas. Lo nuevo sería un nuevo nivel de desarrollo
económico y con el desajuste de relaciones sociales en las formas autoritarias de dominantes y
subordinados.
Una nueva productividad del
desarrollo económico de reproducción económica expande el crecimiento económico
en valores de uso y la contracción del poder de dominio de clase predominante por
las contradicciones de intereses generales y los intereses particulares de la minoría.
La reordenación del dominio por la acción de la clase predominante pretende mantener el equilibrio de la sociedad en un
orden de mercancías-salario y mercancía-ganancias. Es decir, el trabajador
asalariado y los propietarios de los medios de producción y distribución del
excedente neto.
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No hay identidad en la cronología de
desarrollo interno de las formas, que se encuentra en la raíz del evolucionismo
económico y del historicismo. La superación de las contradicciones sociales de una
concepción del mundo predominante no pertenece al voluntarismo de la praxis histórica de una clase privilegiada,
que mantiene una concepción general del mundo. Esta no identidad permite
conceptuar la regresión histórica como una relación de discontinuidad en la
continuidad del flujo lineal del tiempo en su progreso social. No se sale de la regresión del sistema social
desde el voluntarismo de una clase social, dotada de la posesión clarividente
del progreso automático de la historia. La combinatoria de los elementos de una
estructura de producción es una invariante del nivel de productividad y de las
relaciones sociales de propiedad de los medios de producción y las relaciones
que ellas engendran en las estructura jurídico-político e ideológica. Tales
relaciones antagónicas de propietarios jurídicos y desposeídos contribuyen a la
redistribución desigual del producto neto de una sociedad. El excedente de la
producción apropiado por la propiedad de los medios de producción, por la clase
que detenta esta propiedad, no se redistribuye a la clase dominada y pobre. Existe
una clase negada por su ausencia de
propiedad y por tanto carente de participación en la distribución del producto
neto.
Los antagonismos del nivel de desarrollo
de una época histórica, las relaciones de propiedad y distribución del producto
neto, constituyen los elementos de ruptura de la base económica y con ella la
transformación de las estructuras jurídico-políticas y las formas ideológica
desde las que la conciencia individual
percibe su situación objetiva. Este proceso de ruptura posibilita y determina
la regresión de una formación social. Los individuos
intervienen en la lucha de la historia, pero desde las condiciones de los antagonismos de la estructura económica y política. No hay un
voluntarismo previo en el desarrollo del crecimiento ni en las regresiones. Las
sociedad puede tomar decisiones económicas presentes de las que desconoce sus
efectos futuros. Se puede decidir ampliar la producción agraria o industrial sin prever los efectos
de la ley de rendimientos decreciente de la tierra o de las máquinas de
producción, o el crecimiento de los costes con una producción decreciente para un crecimiento
demográfico vacío de contenido económico. Se diría que los planteamientos de
bienes y necesidades de hoy son límites invariantes del futuro regresivos o
extintivo. Los individuos hacen la historia deslumbrados por el apremio de reproducir
la existencia. Este apremio introduce las decisiones inconscientes del cambio
de la producción y el consumo. Las propuestas de variación de la producción, ante los límites invariantes de
la productividad y de las relaciones de propiedad, están contaminadas en mayor
o menos medida por el imaginario inconsciente de las alucinaciones políticas e
ideológicas de continuidad de dominio y
subordinación de clase.
La decadencia social es un proceso
que aparece sin que haya conciencia de la actividad degradante de las
invariantes económicas y políticas que se desarrollan en la formación social.
La regresión a formas sociales
superadas no dependen de una conciencia Única y omnisciente, sino de niveles de
producción y productividad, en una línea
del tiempo social discontinua por los efectos de las luchas sociales, los
límites invariantes de la reproducción y la variabilidad demográfica, en
valencia de irracionalidad mitológica del deseo y la sociología de lo
consuetudinario como progreso en la historia.
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