viernes, 9 de septiembre de 2011

La contracción de la economía (4).

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Hay una continua tendencia al subempleo como consecuencia de un continuo proceso de contracción de la economía. Las cantidades de excedentes acumulativos que se destinan a la inversión productiva son decrecientes. La acumulación progresiva de ganancias empresariales no se invierte a la producción, no modificada por las condiciones extensivas de la escala de producción ni por las intensivas de la productividad. La acumulación de ganancias invertidas no reabsorbe el volumen creciente del paro. El paro son cantidades de trabajo sin aplicación en la producción y no flujos de ingresos sin activar. La activación de los ingresos salariales abriendo su capacidad de compra con reducciones fiscales no pertenece al orden económico productivo, sino al sistema de imposiciones fiscales por déficit del Estado. Los sectores económicos productivos, afectos a la inactividad del desempleo de recursos, se derrumban sujetos a la precariedad de la inactividad de la producción, de circulación de mercancías y de recursos financieros fijados a la actividad económica de creación bienes de producción y bienes de consumo. La contracción económica causa dos efectos: a) El alargamiento de los ciclos de paro laboral de manera que alguna generación activa no logra integrarse en la producción y si en las funciones parasitarias del desempleo crónico, b) Las inversiones productivas del capital se estrechan en franjas económicas especulativas de precios altos, restricciones de oferta, y subutilización de los medios de producción y equipos tecnológicos.
La acumulación de las ganancias no se adhiere a la ampliación intensiva de la productividad ni a la ampliación extensiva de la producción por la división social del trabajo. Se origina una polarización de recursos económicos de capital acumulado, que no entran en la producción originando una acumulación de trabajadores en subempleo latente y crónico. El subempleo crece a mayor velocidad que la inversión de recursos productivos de capital, ocasionando el deterioro de los salarios por la oferta creciente de trabajo. El aumento de la oferta de trabajo, bajo la presión competitiva de los desocupados, baja el precio del trabajo. La flexibilidad contractual de la oferta de trabajo en condiciones de subempleo crónico implica decrecimientos de salarios y mayor número de horas trabajadas en la jornada de trabajo. De manera que la continua tendencia al subempleo crónico del proceso de trabajo significa el subconsumo de medios de producción y fuerzas de trabajo. Se llega al nivel contractivo de la inversión de capital y del nivel amplificado del desempleo. En la metáfora del desempleo, se diría que es una macha de aceite que empapa los sectores operativos de la producción, formando desniveles y desproporciones de recursos no aplicados en los diversos sectores económicos estancados.
2
La fase del ciclo depresivo implica estancamiento de los precios de demanda de los bienes de consumo y de producción y la reducción del volumen de crédito bancario para reactivar el proceso productivo y la realización de los precios en cantidades monetarias.
La euforia especulativa de los precios, el rezago de los salarios reales y el aumento del volumen de endeudamiento de las unidades domésticas y empresariales, se convierten en estancamiento de la escala de producción y el crecimiento del desempleo. La falta de realización monetaria del consumo se lastra a los bajos salarios y al paro laboral. La carencia de consumo individual y empresarial somete los créditos al impago. Los impagados impiden la realización de las ganancias incluidas en los precios y la recuperación de la inversión en costes de producción. Si las ganancias monetarias no se realizan por el revés del endeudamiento, los impagos producen la acentuación del desfase del dinero de crédito y dinero real. La depreciación de masas de dinero de crédito sin equivalencia con las masas de dinero real.
3
El flujo de los ingresos monetarios de la producción se utiliza en salarios y en medios de producción, por lo que el producto social se divide en bienes de subsistencia y en bienes de capital. La dinámica relacional de bienes de consumo y bienes de producción diverge y delata las variaciones de los ingresos nominales y los ingresos reales y por tanto el poder depreciado del dinero de crédito en contraste con el poder apreciado del dinero real. Las desviaciones del dinero de crédito y del dinero real causan divergencias entre el interés natural y el interés bancario. El interés natural o real es aquel interés en el que coincide la demanda de capital de préstamo y la existencia de medios ahorrados, expresivo de cantidades bienes de producción y de cantidades de bienes de consumo pendientes de aplicación. El interés bancario manifiesta la variación de ampliación o disminución del crédito. Los alejamientos diferenciales del interés natural y del interés bancario revelan la situación alcista o bajista de la coyuntura económica.
En una economía en estado de equilibrio, la ampliación de la producción tiene que ser llevada con una elevación del tipo de interés bancario, ya que de esa manera la demanda de capital de préstamo se corresponde con los bienes de producción reales existentes. Si se mantiene un interés bancario por debajo del interés natural, ampliando los créditos, que exceden los ahorros naturales, la producción se amplía más que la cantidad de bienes que se dispone con el ahorro natural. Los medios monetarios adicionales añadidos a los precios se vuelven inflacionarios y por tanto efectúan la conversión de los precios reales de producción en precios inflacionarios.
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La contracción de salarios y ganancias afecta a la inversión de capital. No hay inversión-ahorro natural para los precios inflacionarios y se estrangula la expansión del consumo de las unidades domésticas y de las unidades empresariales. La contracción económica afecta a la totalidad del sistema crediticio y a los sectores capitalistas que basan la ganancia en los crecimientos de precios especulativos nominales. El aumento de los precios nominales y del endeudamiento reduce los salarios reales a nominales bajo la incertidumbre de la realización de las ganancias implícitas de los empresarios y la baja capacidad de compra de los asalariados con ingresos nominales decrecientes. Las ganancias monetarias provenientes de la ampliación crediticia del dinero bancario se estiman en las expectativas de los ingreso inflacionarios de los precios. Las economías de asalariados, las organizaciones institucionales, las unidades empresariales, se rezagan para finiquitar los pagos crediticios. Las instituciones bancarias entran en el ciclo financiero de activos con liquidez rígida, escasez de capital propio, y alto endeudamiento.
5
La crisis de estancamiento se expresa en un volumen de desempleo de recursos materiales y humanos, que fundamentan la infraproducción, el subconsumo de bienes de producción, bienes intermedios y bienes de subsistencia individual. La coyuntura bajista incide en el déficit del Estado, que enracima endeudamiento internacional y nacional que ha mantenido una baja producción nacional estancada y un alto consumo externo con endeudamiento internacional. La deuda pública devuelve al dinero improductivo de los especuladores una función de crecimiento del interés, que se paga con la reducción del gasto social y el aumento de impuestos.
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Los movimientos antagónicos de salarios bajos, costes de materiales altos, depreciación de activos de capital, pérdidas por precios no realizables por una demanda de consumidores de bajo ahorro y alto endeudamiento a largo, afectan a las caídas generales de las ganancias industriales y financieras, e implican la no convertibilidad de los activos industriales y financieros en dinero real. La prueba esencial de la convertibilidad real del endeudamiento consiste en la capacidad de reducir el interés bancario a interés natural. Las deudas por ampliación del interés bancario taponan el crecimiento de la economía real con la economía nominal del dinero de préstamo.
Nos hallamos ante los desequilibrios de la discontinuidad del estancamiento: 1) El interés natural no es igual al interés bancario. 2) La producción no es igual consumo. 3) Los cobros no son iguales a los pagos. La tendencia al subempleo de recursos de producción contrae la expansión económica.

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