1
La producción social material e ideológica debe marcar la finalidad del bienestar progresivo de la sociedad en una época histórica. Las fluctuaciones sociales de progreso y regresión oscilan por la capacidad real e imaginaria, que tiene una sociedad para existir en los límites de sus contradicciones materiales y en los antagonismos ideológicos de su reproducción social. La sociedad tiene que reproducir incesantemente las condiciones reales e imaginarias al impulsar su continuidad en el tiempo histórico. La producción material depende del grado de desarrollo de las necesidades individuales y familiares socialmente efectivas. La producción ideológica revela las situaciones en las que la sociedad toma conciencia de sí misma. La capacidad de reproducción material de la necesidad social efectiva cambia el grado de productividad del trabajo: la aplicación técnica del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción ligada a la elasticidad efectiva de las necesidades. Los límites de la producción se modifican con los factores de productividad: el grado medio de destreza del trabajador, el nivel de progreso de la ciencia, y de sus aplicaciones técnicas, la organización de los procesos de trabajo, el volumen y eficiencia de los medios de producción y de las condiciones naturales. La productividad es la variable económica que cambia los modos de producir y consumir. La productividad no depende de los salarios, sino de la tecnología. La variabilidad de los salarios no afecta a la productividad. La variabilidad de la productividad posibilita la reproducción ampliada del modelo social. Hay crecimiento económico cuando una producción creciente es superior a las necesidades normales de la sociedad. El exceso de producción es excedentario y apropiado como ganancia industrial, comercial, renta de la tierra e intereses financieros. Lo controlan los grupos de poseedores de la propiedad privada de los factores de producción: capital constante fijo y circulante, población trabajadora activa y dinero.
2
Con la reproducción ampliada de la producción se logra la aparición de nuevos sistemas de satisfacción de la necesidad social, de la organización de la producción, la distribución y la circulación de dinero como riqueza privada. La propiedad privada de los recursos de producción concentra la producción y el crecimiento de la reproducción ampliada de la base económica. La dimensión económica ampliada origina la apropiación corporativa de los recursos. Se vuelve monopolista y contradictoria a las necesidades efectivas de la colectividad. La ideología de dominio se renueva y gana eficiencia por los incrementos de la productividad y de la formación creciente del excedente. La sociedad es más rica para las minorías. La manipulación ideológica se activa por el aumento de riqueza privada, agudizando la contradicción de minorías de poder y mayorías sociales pobres y marginales a la producción. Los conflictos de la situación social desigual de producción y consumo centran la totalidad de la manipulación de los grupos de dominio y el grado de resistencia de los grupos sociales dominados. Los grupos dominantes imponen, a través de la organización represiva de la sociedad, los centros de poder autoritario: la evolución agresiva ascendente de represión económica a los sometidos. Se modelan las circunstancias de poder, objetivas y subjetivas, y se sustenta la marginalidad de los ingresos del trabajo con respecto a los ingresos excedentarios que obtienen las minorías. Los intereses ideológicos de los dominantes cimentan la pobreza y las enajenaciones desesperadas de los dominados.
3
Los intereses jerárquicos sobredeterminan la intencionalidad de la producción ideológica. Las condiciones imaginarias cohesionan los estratos sociales de sumisión. La inestabilidad de la producción social material e ideológica marca lo progresivo o regresivo de las prácticas colectivas que gradúan la intensidad de las luchas sociales. Los enfrentamientos sociales reúnen en la crisis social las relaciones conflictivas de conservadores y renovadores. Se originan las causas y los efectos estáticos y dinámicos de las prácticas sociales de claridad y oscuridad exasperadas. Se reivindica la ruptura de la cohesión de dominio de las minorías. La temporalidad e intensidad de los enfrentamientos sociales abarcan períodos de la totalidad uniforme y rugosa del tiempo de dominio. La función objetivo de las luchas sociales conforma los máximos y mínimos de los procesos transformadores de desigualdad económica, política e ideológica. La variabilidad de la eficacia de los movimientos sociales rupturistas fija los mínimos y máximos, anverso reverso, de acciones y reacciones modificativas del proceso social. Los enfrentamientos sociales no se mantienen invariables para el momento histórico actual. Los movimientos sociales progresivos, que contraen el límite de la reproducción de las minorías conservadora, se pueden retrasar en su progresión por el fraccionamiento de los grupos sociales de dominados en subclases de niveladores y radicales. Entonces el proceso social se detiene y regresa a situaciones cercanas al inicio del ciclo y remiten los logros sociales conseguidos por la acción de los dominados. Las reacciones sociales de clases desplazan regresivamente las acciones sociales de clase. La radicalidad de la acción de sumisión fracasa y la reacción de dominio reforma y consolida los pactos concesivos económicos y políticos a nivel inferior.
Se desplaza el caos de los conflictos a un orden rígido y continuista. Los movimientos sociales efectúan desplazamientos de acción y reacción, cuya resultante es una situación neoconservadora de integración. Los avances de las acciones sociales se corrigen por fuerzas internas de la reacción. Un movimiento conservador se introduce en la progresión de las acciones para llegar a pactos consensuados. Las causas-efectos de acción y reacción ajustan formas mecánicas de unificación de clases. La acción-reacción se reactualiza en el escenario histórico de poder conservador. La reacción puede ser un óptimo de las condiciones sociales dogmáticas. Ellas se sitúan en el estancamiento del tiempo de reproducción social. Existen dentro del tiempo histórico imaginario. El movimiento fluyente de la acción se detiene en la masa inerte de la improductividad material e ideológica de la reacción.
4
La estática y la dinámica de las luchas sociales circundan la variabilidad de la sociedad frente a sus límites internos y externos. Las rupturas del orden de dominio generan rangos actualizados de estructuras económicas, políticas e ideológicas en la totalidad social. Los desplazamientos históricos de las reacciones de poder expresan acumulaciones excedentarias, en detrimento de la participación progresiva de las masas de marginados, en la riqueza producida socialmente.
5
En el siglo XV y XVI, el campesinado constituye la mayoría de la población. La productividad de la sociedad pertenece a una clase social desprovista de derechos de igualdad económica y política. Los conflictos de riqueza y pobreza son resueltos por la autoridad de los príncipes medievales. Los campesinos no tenían representatividad estamental y por tanto carecían de derecho político en la Alemania imperial. Su presencia social los convertía en instrumentos de reproducción material y biológica. Se sometían a la producción feudalizada y al delirio de la representación textual religiosa del postmundo. La producción agraria del campesinado sostenía el funcionamiento de la sociedad feudal y renacentista. Príncipes, nobles, funcionarios, patricios y clero obtenían sus recursos económica por la utilización gratuita de la fuerza de trabajo campesina. Las rentas de la tierra, sean monetaria o en valores de uso, crecían con razón progresiva positiva para la aristocracia agraria y en razón inversa a las necesidades de supervivencia de los campesinos. Los recursos de los campesinos se trasvasaban a la aristocracia y a las ciudades renacentistas por el incremento de las cargas fiscales. En el siglo XVI, hubo un crecimiento de los diezmos, de los impuestos de guerra, aduanas, intereses y numerosos y variados tipos de servicios personales a los que fueron obligados los campesinos en beneficio de los poseedores de la propiedad. Se detraía del consumo de los campesinos masas de bienes económicos que pasaban al excedente de la minoría dirigente.
La producción social material e ideológica debe marcar la finalidad del bienestar progresivo de la sociedad en una época histórica. Las fluctuaciones sociales de progreso y regresión oscilan por la capacidad real e imaginaria, que tiene una sociedad para existir en los límites de sus contradicciones materiales y en los antagonismos ideológicos de su reproducción social. La sociedad tiene que reproducir incesantemente las condiciones reales e imaginarias al impulsar su continuidad en el tiempo histórico. La producción material depende del grado de desarrollo de las necesidades individuales y familiares socialmente efectivas. La producción ideológica revela las situaciones en las que la sociedad toma conciencia de sí misma. La capacidad de reproducción material de la necesidad social efectiva cambia el grado de productividad del trabajo: la aplicación técnica del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción ligada a la elasticidad efectiva de las necesidades. Los límites de la producción se modifican con los factores de productividad: el grado medio de destreza del trabajador, el nivel de progreso de la ciencia, y de sus aplicaciones técnicas, la organización de los procesos de trabajo, el volumen y eficiencia de los medios de producción y de las condiciones naturales. La productividad es la variable económica que cambia los modos de producir y consumir. La productividad no depende de los salarios, sino de la tecnología. La variabilidad de los salarios no afecta a la productividad. La variabilidad de la productividad posibilita la reproducción ampliada del modelo social. Hay crecimiento económico cuando una producción creciente es superior a las necesidades normales de la sociedad. El exceso de producción es excedentario y apropiado como ganancia industrial, comercial, renta de la tierra e intereses financieros. Lo controlan los grupos de poseedores de la propiedad privada de los factores de producción: capital constante fijo y circulante, población trabajadora activa y dinero.
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Con la reproducción ampliada de la producción se logra la aparición de nuevos sistemas de satisfacción de la necesidad social, de la organización de la producción, la distribución y la circulación de dinero como riqueza privada. La propiedad privada de los recursos de producción concentra la producción y el crecimiento de la reproducción ampliada de la base económica. La dimensión económica ampliada origina la apropiación corporativa de los recursos. Se vuelve monopolista y contradictoria a las necesidades efectivas de la colectividad. La ideología de dominio se renueva y gana eficiencia por los incrementos de la productividad y de la formación creciente del excedente. La sociedad es más rica para las minorías. La manipulación ideológica se activa por el aumento de riqueza privada, agudizando la contradicción de minorías de poder y mayorías sociales pobres y marginales a la producción. Los conflictos de la situación social desigual de producción y consumo centran la totalidad de la manipulación de los grupos de dominio y el grado de resistencia de los grupos sociales dominados. Los grupos dominantes imponen, a través de la organización represiva de la sociedad, los centros de poder autoritario: la evolución agresiva ascendente de represión económica a los sometidos. Se modelan las circunstancias de poder, objetivas y subjetivas, y se sustenta la marginalidad de los ingresos del trabajo con respecto a los ingresos excedentarios que obtienen las minorías. Los intereses ideológicos de los dominantes cimentan la pobreza y las enajenaciones desesperadas de los dominados.
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Los intereses jerárquicos sobredeterminan la intencionalidad de la producción ideológica. Las condiciones imaginarias cohesionan los estratos sociales de sumisión. La inestabilidad de la producción social material e ideológica marca lo progresivo o regresivo de las prácticas colectivas que gradúan la intensidad de las luchas sociales. Los enfrentamientos sociales reúnen en la crisis social las relaciones conflictivas de conservadores y renovadores. Se originan las causas y los efectos estáticos y dinámicos de las prácticas sociales de claridad y oscuridad exasperadas. Se reivindica la ruptura de la cohesión de dominio de las minorías. La temporalidad e intensidad de los enfrentamientos sociales abarcan períodos de la totalidad uniforme y rugosa del tiempo de dominio. La función objetivo de las luchas sociales conforma los máximos y mínimos de los procesos transformadores de desigualdad económica, política e ideológica. La variabilidad de la eficacia de los movimientos sociales rupturistas fija los mínimos y máximos, anverso reverso, de acciones y reacciones modificativas del proceso social. Los enfrentamientos sociales no se mantienen invariables para el momento histórico actual. Los movimientos sociales progresivos, que contraen el límite de la reproducción de las minorías conservadora, se pueden retrasar en su progresión por el fraccionamiento de los grupos sociales de dominados en subclases de niveladores y radicales. Entonces el proceso social se detiene y regresa a situaciones cercanas al inicio del ciclo y remiten los logros sociales conseguidos por la acción de los dominados. Las reacciones sociales de clases desplazan regresivamente las acciones sociales de clase. La radicalidad de la acción de sumisión fracasa y la reacción de dominio reforma y consolida los pactos concesivos económicos y políticos a nivel inferior.
Se desplaza el caos de los conflictos a un orden rígido y continuista. Los movimientos sociales efectúan desplazamientos de acción y reacción, cuya resultante es una situación neoconservadora de integración. Los avances de las acciones sociales se corrigen por fuerzas internas de la reacción. Un movimiento conservador se introduce en la progresión de las acciones para llegar a pactos consensuados. Las causas-efectos de acción y reacción ajustan formas mecánicas de unificación de clases. La acción-reacción se reactualiza en el escenario histórico de poder conservador. La reacción puede ser un óptimo de las condiciones sociales dogmáticas. Ellas se sitúan en el estancamiento del tiempo de reproducción social. Existen dentro del tiempo histórico imaginario. El movimiento fluyente de la acción se detiene en la masa inerte de la improductividad material e ideológica de la reacción.
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La estática y la dinámica de las luchas sociales circundan la variabilidad de la sociedad frente a sus límites internos y externos. Las rupturas del orden de dominio generan rangos actualizados de estructuras económicas, políticas e ideológicas en la totalidad social. Los desplazamientos históricos de las reacciones de poder expresan acumulaciones excedentarias, en detrimento de la participación progresiva de las masas de marginados, en la riqueza producida socialmente.
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En el siglo XV y XVI, el campesinado constituye la mayoría de la población. La productividad de la sociedad pertenece a una clase social desprovista de derechos de igualdad económica y política. Los conflictos de riqueza y pobreza son resueltos por la autoridad de los príncipes medievales. Los campesinos no tenían representatividad estamental y por tanto carecían de derecho político en la Alemania imperial. Su presencia social los convertía en instrumentos de reproducción material y biológica. Se sometían a la producción feudalizada y al delirio de la representación textual religiosa del postmundo. La producción agraria del campesinado sostenía el funcionamiento de la sociedad feudal y renacentista. Príncipes, nobles, funcionarios, patricios y clero obtenían sus recursos económica por la utilización gratuita de la fuerza de trabajo campesina. Las rentas de la tierra, sean monetaria o en valores de uso, crecían con razón progresiva positiva para la aristocracia agraria y en razón inversa a las necesidades de supervivencia de los campesinos. Los recursos de los campesinos se trasvasaban a la aristocracia y a las ciudades renacentistas por el incremento de las cargas fiscales. En el siglo XVI, hubo un crecimiento de los diezmos, de los impuestos de guerra, aduanas, intereses y numerosos y variados tipos de servicios personales a los que fueron obligados los campesinos en beneficio de los poseedores de la propiedad. Se detraía del consumo de los campesinos masas de bienes económicos que pasaban al excedente de la minoría dirigente.
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