jueves, 29 de abril de 2010

Kafka: El camino a Ramses.

Al igual que hay una trayectoria elíptica en la seducción de Karl Rossmann y su huida para ocultarse por la decisión sexual de una criada y las consecuencias en el núcleo familiar autoritario de la pequeña burguesía, hay otra trayectoria, real e imaginaria, que se sobrepone a la primera en forma de fortuna, para llevar a Karl a un proceso plutocrático con su tío el senador Edward Jacob y hasta su caída final e irracional en el futuro del camino a Ramses.
No hay en el joven Karl ningún saber del orden necesario en las necesidades naturales y su satisfacción mediante el trabajo vendido en el mercado laboral. De las condiciones de compra y venta de la fuerza de trabajo. Ignora las relaciones jurídicas de compra venta de la fuerza de trabajo. La pequeña burguesía de artesanos, mercaderes, agricultores, se ocultan el concepto del trabajo como el intercambio de cantidades del mismo por un salario, que repone las cantidades de energía física consumidas. La pequeña burguesía se somete al capital mediante la sumisión de la ignorancia. Karl Rossmann va de una idealidad de hidalguía a las burlas pícaras de adversarios en el camino de su experiencia, que se percatan de su ingenuidad ante el muro de la realidad. La novela “El Quijote” sirvió para descubrir la historia como un proceso de modificación de la realidad y el retraso con respecto a ella de la idealidad del tiempo pasado. El aprendizaje brutal del sufrimiento al trastocar la idealidad con la realidad.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), dramaturgo, poeta y novelista español, autor de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, produce el concepto de los retardos ideológicos con respecto a la actualidad de la historia. Hay en la caracterología de los personajes de Franz Kafka una actitud cervantina desmitificadora y crítica de la aventura de la fe y las riqueza metalizadas y mercantilizadas y la pobreza del pícaro marcado por el látigo y los grilletes.
Karl Rossmann experimenta la picaresca cierta y desafortunada del pragmatismo mercantilista, la visión del poder político y económico de su tío, y su expulsión del Paraíso plutocrático sin culpa. La ideología de la culpa oculta su pecado imaginario. La debilidad de carácter de Karl Rossmann proviene del ocultamiento del éxito social en la conducta deshumanizada de los Otros. Sin embargo, su voluntad de persistir en la regularidad de una conducta recta le hace soportar las quebraduras de las intenciones ajenas.
Al final de su expulsión de una clase social de la que participaba aprendiendo inglés, gestión administrativa para futuros negocios, y los ocios en la hípica y el uso del piano, decidió picarescamente, que desconociendo la dirección de la ciudad de New York, bien le vendría entonces una dirección cualquiera a su fortuna.
Llegó a una pequeña posada, miserable y extraña, solicitando la cama más barata. La descripción de la posada recuerda las posadas marginales de los suburbios. “En virtud de su pedido fue despachado por el dueño escaleras arriba, con un ademán, que parecía destinado a un dependiente suyo, y allí arriba lo recibió una mujer desgreñada, fastidiada por aquella interrupción de su sueño, que casi sin oírlo lo llevó, rogándole constantemente que anduviera sin hacer ruido, a un habitación cuya puerta cerró después, no sin haber echado antes su aliento a la cara con un “sstt”
La posada que presenta Franz Kafka tiene reminiscencias de la novelística de Charles Dickens (1812-1870). Pero el novelita inglés, construye la narración desde la crítica social fabiana del desprecio del capitalismo salvaje de inicios del siglo XIX. Franz Kafka sitúa consciente a su personaje ante las variantes del capitalismo competitivo inglés al capitalismo monopolista de los grandes magnates norteamericanos del siglo XIX.
Las posadas suburbanas de los barrios de New York marcan la pobreza artificial e intencional de bajos salarios y altas ganancias de arrendamiento del XX. La época económica de Charles Dickens es predominante en el auge del ferrocarril, la caldera de vapor y la industria textil. La época de Franz Kafka es la del automóvil, y todos sus agregados industriales, militares, y las vías de transporte terrestre de personas y mercancías con automóviles y camiones. El automóvil permitió la construcción de barriadas suburbiales y la industria petrolera.
El capitalismo competitivo del siglo XIX acaba en 1900 ante la aparición de la centralización bancaria y las concentraciones industriales. La producción de bienes reales correlaciona empleo y productividad. Los sectores industriales competitivos del siglo XIX desaparecen por ser producción con alto empleo y baja productividad. Las emigraciones de finales del XIX y XX se integran en un ciclo de desempleo crónico. La alta productividad de las empresas monopolistas industriales disminuyen la ocupación absoluta.Aparecerán divisiones empresariales, que asuman el paro de las empresas de alta productividad.
Esta es la paradójica situación migratoria y el vagabundaje de los personajes kafkiano del camino a Ramses: de la búsqueda mítica de oro en California a la miseria.
Ya Karl Rossmann llega a América, con masas emigratorias que forman ejércitos de reserva industrial y bajos salarios. Franz Kafka detiene intencionalmente a su personaje Karl, en el último capítulo de América, en El Gran Teatro integral de Oklahoma: el futuro imaginario de los continentes vacíos y el reparto de las tierras libre de propiedad, bajo la alternativa de la pequeña propiedad o la propiedad latifundista. Ambas alternativas dan diferentes formaciones de masas sociales de parados y empleados. La gran propiedad da bajo empleo y alta capitalización industrial, el reparto de la pequeña propiedad, alto empleo y baja capitalización industrial. En ambas situaciones bajos salarios.
Para continuar con el relato, Franz Kafka hará que Karl corra la cortina de una claraboya de la pequeña habitación de la pensión.” La habitación tenía dos camas, pero ambas estaban ya ocupadas. Karl vio a dos hombres jóvenes unidos en un pesado sueño y que no parecían ser muy dignos de confianza, en principio porque sin un motivo razonable aparente dormían vestidos: uno de ellos tenía puestos los zapatos.” Franz Kafka une juventud, pobreza, emigración y huida. Y estos rasgos marcaban una emigración de alta dificultad integradora. La carencia de identificación legal y el hondo sueño de los están huyendo de las autoridades policiales.
“No podía exponer a ningún peligro ese baúl que acababa de recobrar ni el dinero que llevaba” (…) Por lo demás, procedía, lógicamente con mucho cuidado, y al andar y al maniobrar con las cosas se esforzaba muchísimo por no despertarlos” Al abrir el baúl:”No faltaba nada en absoluto. En el bolsillo secreto no sólo estaba el pasaporte, sino el dinero que también había traído de su casa.” Karl sabía que su seguridad personal era su dinero. Entre él y la sociedad sólo había intercambio universal de dinero. (…) Karl se enteró de que los huéspedes eran mecánicos, Delamarche y Robinson, que desde hacía mucho tiempo no habían conseguir trabajo en New York, y que en consecuencia, habían llegado a una situación verdaderamente miserable. "Robinsón tenía intención de irse a Butterford, separada de New York por unos días, según se decía había vacantes.” (…)"La mayor parte del tiempo, caminaron en silencio.(…) Empezaron luego las caravanas de vehículos que llevaban víveres a New York: avanzaban de modo tan interrumpido, en cinco filas que ocupaban todo el ancho del camino, que nadie hubiera podido cruzarlo.(…) No había peatones, ni iban hacia la ciudad vendedores de feria, verduleras, como allí en el país de Karl; sin embargo, de vez en cuando surgían grandes automóviles chatos que llevaban una veintena de mujeres de pie con canastas a la espalda, quizá verduleras, que estiraban el cuello para ver bien el tránsito y de esa forma la esperanza de hacer el viaje más rápido.( …) Sobre unos vehículos, que llevaban diferentes leyendas, leyó Karl, no sin que se le escapara un leve grito, ( Se admiten obreros portuarios para la compañía de transportes Jacob.) El vehículo avanzaba muy lentamente y un hombrecito, encorvado, encogido y vivaz. Apostado en la escalerilla de coche, invitó a los tres paseantes a subir. Karl se refugió tras los mecánicos, como si en el vehículo pudiera estar el tío en persona y pudiera verlo. Estaba contento porque también rechazaron la invitación los otros. (…) Delamarché le pidió que le hiciera el favor de que no meterse en cosas que no entendía; que ese modo de contratar a la gente era una estafa infame y que la casa de Jacob tenía muy mala reputación en ese sentido en todo el territorio de Estados Unidos.”
De una manera fulminante, Franz Kafka nos introduce los mercados de trabajos clandestinos. Su información delata la formación de un mercado de trabajo oculto, que presuponía bajos salarios y largas jornadas de trabajo. Las luchas sindicales de los trabajadores de Estados Unidos eran por el control de la oferta y demanda de trabajo por un sindicato obrero. Extraordinaria captación kafkiana de la relación de explotación de trabajadores legalmente indefensos y empresas multinacionales organizadas. Un enfrentamiento del capital y el trabajo absolutamente actual. Las tendencias a la explotación de los trabajadores son de larga duración y coercitivas hasta formar tendencias cronológicas regresivas.
Franz Kafka abre las escenas de las situaciones económicas, despejando la niebla que las cubre. Sabe que el saber no se nos entrega de manera inmediata. El pensamiento ingenuo da a la visión inmediata la evidencia. De ahí sus confusiones ideológicas y pasionales.
Sobre el camino a Ramses, dice Kafka: “La niebla había desaparecido totalmente y en la lejanía figuraba una alta cordillera cuya ondulada cresta atraía la mirada hacia una nube aún más distante, atravesada por los rayos del sol. A la orilla del camino había campos mal labrados, que rodeaban grandes fábricas levantadas en terrenos libres, ennegrecidos por el humo.” Kafka nos indica la formación del valor de los terrenos de construcción industrial, desde la ocupación libre, hasta el valor diferencial económico, que implica terrenos mal labrados, que aumentan al precio creciente de la construcción industrial e inmobiliaria especulativas. Pero además nos deja el testimonio de la relación espacial de las fábricas y las viviendas en donde vivían los trabajadores. Sobre las que se ejercen arrendamientos altos y bajos a los lugares de las fábricas.
“En las grandes casas de la vecindad, aisladas y esparcidas titilaban muchísimas ventanas con muy diversos movimientos e iluminación, y en todos aquellos débiles balconcitos atendían a sus numerosos quehaceres mujeres y niños; mientras a su alrededor, ya descubriéndolos a la vista, ya ocultándolos, flameaban y se hinchaban con el viento matinal trapos y prendas de vestir colgados o tendidos. Si las miradas, deslizándose sobre las casas, se alejaban de ellas se veían volar las alondras en lo alto del cielo; más abajo las golondrinas revoloteaban a escasa altura de las cabezas de quienes iban en los vehículos.” Ciertamente Kafka no describe una barriada industrial y las labores domésticas de las mujeres y niños. El trabajo familiar de la mujer son ingresos no pagados al trabajador. Estas barriadas obreras, que circundaban las industrias, serían el modelo de crecimiento suburbano que arrastraba el automóvil y causaba el efecto multiplicador de la inversión y el empleo en el desarrollo capitalista. Posteriormente, este modelo quedará subdesarrollado en las barriadas de favelas, circundantes a las ciudades, de las emigraciones de los pobres con escasas oportunidades de trabajo estable y altos índices de pobreza extrema.
Luego de algunas peripecias de Karl, con la actitud picaresca de Delamarche y Robinsón, sobre el dinero de Karl, divisaron el letrero de Hotel Occidental.” Y después de recibir Karl el encargo de traer tocino, pan y cerveza se fue hasta el Hotel Occidental”.
Añade Kafka: “Seguramente había una gran ciudad no muy lejos, ya que el primer salón donde entró se encontraba repleto de una ruidosa multitud. Delante de la barra, que se extendía a lo largo de una de las paredes principales y de dos paredes laterales, corrían sin cesar muchos camareros con delantales blancos que les cubrían el pecho, y que no obstante no alcanzaban a satisfacer a los impacientes parroquianos, porque desde muy diferentes lugares, se escuchaban y volvían a escucharse continuar maldiciones y puñetazos en las mesas. Nadie se fijaba en Karl. Entonces Karl vio, unos pasos más adelante, a una señora de cierta edad, quien hablaba riéndose con unos parroquianos. (…) Si dijo Karl, no puedo conseguir nada aquí.” Karl experimenta el aislamiento de individuo y la multitud de competencia.
-Venga entonces conmigo muchacho, dijo ella.
Para Karl, comenzaba su trabajo en el Hotel Occidental. El emigrante encuentra empleo precario en el camino a Ramses.

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