1
En la filosofía plotiniana el pensamiento tiene primacía sobre lo real. La idealidad determina lo real en un mundo invertido y un devenir lineal de la historia. Los objetos mentales se hallan tras la realidad y posibilitan su existencia. La idealidad es una crisálida que espera a un Espíritu Universal que desarrolle la Historia. Las formas de la existencia están prefiguradas por las ideas. En la concepción de la práctica del poder de la estructura política, la efectividad de la ideología configura un hombre que sea resultado de unas ideas que conformen una dimensión única a su conciencia. La ideología y la conciencia se adhieren a individuos uniformes. Lo ideológico es lo mismo que lo real. La existencia es conformada a los patrones totalitarios. Las ideas duplican sus semejanzas con los objetos reales. En el juego de las sombras chinescas, las sombras son la realidad de las manos y del foco de luz que las proyecta. La idealidad no admite contradicciones antagónicas en el proceso de la vida real. La vida se sustenta en ideas escondidas. La ideología crea falsamente la realidad. La imagen es la de individuos que comen ideas de los centros de poder ideológicos. El paroxismo ideológico quiere sustituir la realidad por un armazón de fuerzas que se interiorizan en la conciencia como elementos reaccionarios. Los elementos reaccionarios se inyectan a las deformaciones paranoicas de perseguidores y perseguidos. Las ideas han de deformar la realidad con el comportamiento utilitario. La obediencia al miedo de perder la vida se inscribe en el polígono de los instintos en su rendimiento máximo.
2
Cuando Miguel Ángel esculpe el mármol de la Pietá, está inmerso como individuo en los conflictos políticos y económicos de las comunas republicanas y en las tiranías mayores y menores de los Estados italianos del renacimiento. El Papado, las Repúblicas y las Tiranías se articulan en enfrentamientos particulares entre ellas e internacionales con las monarquías absolutas europeas. Se desarrollan intensas fuerzas militares expansivas de violencia económica y física de dominio. La materia social del arte de Miguel Ángel expresa los conflictos del poder y la posición del artista ante ellos. Su lenguaje teórico-práctico se impregna de la idealidad plotiniana, pero sin esconder la problematicidad de su existencia de artista y ciudadanos florentino.
Para poder teorizar sobre su arte y situarlo en la historia, Miguel Ángel medita a Plotino. Para Plotino la Belleza está en el pensamiento del artista. “Consideremos para esto, si se quiere, dos masas de piedra que se hallen cercanas la una de la otra, pero la primera todavía en estado bruto y no trabajada, y la segunda, en cambio, preparada ya por el arte a estatua de un dios o de algún hombre: de un dios que pueda ser una Gracia o una Musa; de un hombre que no sea uno cualquiera sino uno que el arte ha creado seleccionando rasgos de todos los hombres bellos. Pues bien, esta piedra transformada por el arte en belleza de forma aparecerá, sí, bella, mas no por el hecho de ser piedra (porque en este caso la otra piedra lo sería de igual modo), sino por la forma que el arte infundió en ella. La materia, ciertamente, no poseía esta forma, sino que se encontraba en el pensamiento del artista antes de que adviniera a la piedra. Pero estaba en el artista, no en cuanto éste tenía ojos y manos, sino porque participaba del arte.” Para Plotino la responsabilidad de hacer y pensar se refugia en el escapismo de la irresponsabilidad de la finalidad delatora de la filosofía y el arte.
Para Giorgio Vasari (1511-1574), escritor, pintor y arquitecto italiano, en su Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, escribe, sobre el método de trabajo de Miguel Ángel, en una clara intención de elevarlo a la categoría de un ser trascendido exclusivamente por la intuición de lo bello y no lo social. Vasari cuenta que Miguel Ángel escogió personalmente, en las canteras de los Alpes de la Toscana, el bloque de mármol más apropiado, sobre el que después no haría más que seguir los impulsos intuitivos de su arte como escultor, quitando toda la materia pétrea sobrante del bloque hasta conseguir la forma pensada. Vasari no relaciona la cotidianidad de artista, sus dificultades para producir y financiar su trabajo por los mecenas. Pero la teoría de la materia sobrante quiere excluir la intención social del artista incluyéndolo en la intemporalidad grávida del genio.
3
Miguel Ángel es un artista aterrado por la opresión contractual de los encargos de su clientela aristocrática, que descubre en su obra el valor añadido de la utilidad representativa de los objetos de lujo. Produce objetos de lujo que le dan significado histórico a una clientela aristocrática que necesita la legitimidad del poder ser en los conflictos de las prácticas de legitimidad política. Los objetos de lujos idealizan la existencia de sus poseedores. Estos quieren el escenario de la representación de los que quieren y pueden. En vida de Miguel Ángel, los clientes del arte se vuelven actores que repiten el texto de la filosofía de retorno clásico griego, romano y helenista. A la vez practican la crueldad de las enseñanzas del poder político en los anales de Pablo Cornelio Tácito. Las obsesiones de mantenerse en el poder del Estado como un arte de los medios materiales de la crueldad y los fines representativos de la legalidad y legitimidad de condonttieri y tiranos. Mientras las formas del ritual son idealistas, la obtención del poder y del dinero siempre son el arte de la intriga y el crimen y del realismo de los medios y fines. La ritualidad cortesana de lo bello adquiere un consenso de inmoralidad en la intriga de la eficacia de la Razón política. El objeto de arte, el objeto bello es un opiáceo para la clase social que se sustenta en la ilegitimidad de la tiranía o en la oligarquía plutocrática de las Repúblicas italianas. Las colecciones de arte inmortalizan a sus mecenas. Se diría que los objetos de arte son objetos de una política cruel y sin memoria.
Miguel Ángel esculpe la Pietá en la coyuntura de las luchas sociales de su época y en la ciudad de la república florentina y el papado romano. Sus obras son Objetos de belleza en la complejidad de una clientela que hace del Artista un objeto de dominio para el mecenas. La época es el Renacimiento en el siglo XV y siglo XVI en Italia. La república florentina es una sociedad que se reproduce socialmente sobre la unificación de propietarios y desheredados. Todas sus actividades económicas, políticas y religiosas se entintan en la diferenciación de la felicidad de los hombres. Y de aquí que su estructura global esté conexionada a luchas de clases. Las prácticas de clase que se originan en la producción de mercancías económicas y mercancías ideológicas. En la distribución desigual del excedente económico generado por la sociedad y apropiado por la minoría de poder. Sobre esta operación de desigualdad se solapa una ideología religiosa de trascendencia, teorizada como un poder material por las órdenes mendicantes.
4
La primacía de la materialidad y privacidad de la producción determina las relaciones sociales. Lo económico queda sumergido por la actividad de predominio de la política y la religión. La producción económica es escondida por la ideología. Se esconde la miseria humana por la ideología religiosa.
En Florencia la producción es textil exportadora y financiera. Una industria exportadora, la confección de prendas de lana y seda, y el capital financiero que es el capital de la aristocracia financiera. La acumulación de capital se da en la desigualdad de la productividad y la competencia, junto a mayor organización operativa del crédito en las instituciones bancarias. La desigualdad de los precios de producción, con respecto a las condiciones de mercado internacional europeo y a sus demandas crecientes, supone masas de ganancias crecientes. Los comerciantes y los banqueros consiguen altas tasas de ganancias en los precios de producción de las mercancías exportadas y las elevadas tasas de interés por préstamos locales y empréstitos internacionales. Así se da un máximo de acumulación y centralización de capital bancario, apropiado por familias de banqueros y comerciantes. A un lado la terminal de la miseria y en la otra terminal la acumulación de masas monetarias, inmuebles y tierras agrícolas, obras de arte etc. Mayorías pobres y minorías ricas. La organización de los mercaderes, banquero y artesanos en gremios estabilizó una política agresiva antirrevolucionaria, de altas ganancias, bajos salarios, precios internacionales competitivos y alta tributación de clase, y desiguales y antagónicas relaciones sociales de distribución del excedente económico.
Esta política de enriquecimiento de una minoría sobre el empobrecimiento de la mayoría implicaba enfrentamientos de grupos populares, que se sentían explotados y las clases propietarias.
La búsqueda de la estabilidad política se daba en alianzas de clases, que se rompían por los antagonismos de la formación de bloques sociales opuestos en sus intereses materiales y políticos.
Las luchas sociales se manifestaban en la estratificación de la actividad económica y financiera en: a) el bloque político de comerciantes y banqueros, b) el bloque político de maestros artesanos y oficiales, y c) los trabajadores asalariados y los campesinos carecían de representividad política. Las luchas políticas de clases se daban para dominar el aparato político del Estado florentino. El control del aparato legislativo que permitía legislar bajos salarios y precios bajos a las materias primas, alta tributación sobre los sectores excluidos del poder del Estado, junto a elevadas tasas de interés internas y externas en los préstamos y empréstitos internacionales, con el peligro de la bancarrota de las familias financieras más débiles y el reordenamiento del sistema financiero por la eliminación de las familias financieras quebradas y la concentración de los activos y pasivos bancarios en un número menor de establecimientos financieros. La culminación de este proceso de concentración del capital se da en la familia Médici. La culminación del Único en la centralización del capital de préstamo.
Esta política económica obligaba a la formación de alianzas de bloques para formar un bloque conjunto, político, económico y hegemónico. La coyuntura política determinante llegó en 1433 cuando se estableció una alianza de bloques duradera. El partido aristocrático exiló a Cosme de Medici, un rico comerciante y banquero, pero Cosme regresó en 1434, expulsó a los que se oponían a él y, aliándose con las clases medias de artesanos y oficiales se convirtió de hecho en el gobernador de la ciudad. Los Médici dominaron la ciudad, excepto durante breves periodos, en los que hubieron de exiliarse ante la victoria de sus opositores, a lo largo de los tres siglos siguientes. A Cosme le sucedieron su hijo Pedro y su nieto Lorenzo de Medici, llamado Lorenzo el Magnífico, un gran mecenas del saber y de las artes. Lorenzo redujo a nada el sistema comunal y por medio de una ambiciosa política exterior consiguió, por un tiempo, convertir a Florencia en una ciudad-estado, importante dentro del complejo de fuerzas de los estados italianos, pero la industria florentina y el capital financiero iniciaron una coyuntura de baja producción, bajo rendimiento del capital y altos gastos suntuarios y militares que llevarían a Florencia a una situación internacional de subordinación política y económica a los Estados nacionales absolutistas. La creación del grupo escultórico de la Pietá pertenece a esta decadencia. No hay correlación entre poder económico y político y nivel artístico.
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Cuando Miguel Ángel esculpe el mármol de la Pietá, está inmerso como individuo en los conflictos políticos y económicos de las comunas republicanas y en las tiranías mayores y menores de los Estados italianos del renacimiento. El Papado, las Repúblicas y las Tiranías se articulan en enfrentamientos particulares entre ellas e internacionales con las monarquías absolutas europeas. Se desarrollan intensas fuerzas militares expansivas de violencia económica y física de dominio. La materia social del arte de Miguel Ángel expresa los conflictos del poder y la posición del artista ante ellos. Su lenguaje teórico-práctico se impregna de la idealidad plotiniana, pero sin esconder la problematicidad de su existencia de artista y ciudadanos florentino.
Para poder teorizar sobre su arte y situarlo en la historia, Miguel Ángel medita a Plotino. Para Plotino la Belleza está en el pensamiento del artista. “Consideremos para esto, si se quiere, dos masas de piedra que se hallen cercanas la una de la otra, pero la primera todavía en estado bruto y no trabajada, y la segunda, en cambio, preparada ya por el arte a estatua de un dios o de algún hombre: de un dios que pueda ser una Gracia o una Musa; de un hombre que no sea uno cualquiera sino uno que el arte ha creado seleccionando rasgos de todos los hombres bellos. Pues bien, esta piedra transformada por el arte en belleza de forma aparecerá, sí, bella, mas no por el hecho de ser piedra (porque en este caso la otra piedra lo sería de igual modo), sino por la forma que el arte infundió en ella. La materia, ciertamente, no poseía esta forma, sino que se encontraba en el pensamiento del artista antes de que adviniera a la piedra. Pero estaba en el artista, no en cuanto éste tenía ojos y manos, sino porque participaba del arte.” Para Plotino la responsabilidad de hacer y pensar se refugia en el escapismo de la irresponsabilidad de la finalidad delatora de la filosofía y el arte.
Para Giorgio Vasari (1511-1574), escritor, pintor y arquitecto italiano, en su Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, escribe, sobre el método de trabajo de Miguel Ángel, en una clara intención de elevarlo a la categoría de un ser trascendido exclusivamente por la intuición de lo bello y no lo social. Vasari cuenta que Miguel Ángel escogió personalmente, en las canteras de los Alpes de la Toscana, el bloque de mármol más apropiado, sobre el que después no haría más que seguir los impulsos intuitivos de su arte como escultor, quitando toda la materia pétrea sobrante del bloque hasta conseguir la forma pensada. Vasari no relaciona la cotidianidad de artista, sus dificultades para producir y financiar su trabajo por los mecenas. Pero la teoría de la materia sobrante quiere excluir la intención social del artista incluyéndolo en la intemporalidad grávida del genio.
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Miguel Ángel es un artista aterrado por la opresión contractual de los encargos de su clientela aristocrática, que descubre en su obra el valor añadido de la utilidad representativa de los objetos de lujo. Produce objetos de lujo que le dan significado histórico a una clientela aristocrática que necesita la legitimidad del poder ser en los conflictos de las prácticas de legitimidad política. Los objetos de lujos idealizan la existencia de sus poseedores. Estos quieren el escenario de la representación de los que quieren y pueden. En vida de Miguel Ángel, los clientes del arte se vuelven actores que repiten el texto de la filosofía de retorno clásico griego, romano y helenista. A la vez practican la crueldad de las enseñanzas del poder político en los anales de Pablo Cornelio Tácito. Las obsesiones de mantenerse en el poder del Estado como un arte de los medios materiales de la crueldad y los fines representativos de la legalidad y legitimidad de condonttieri y tiranos. Mientras las formas del ritual son idealistas, la obtención del poder y del dinero siempre son el arte de la intriga y el crimen y del realismo de los medios y fines. La ritualidad cortesana de lo bello adquiere un consenso de inmoralidad en la intriga de la eficacia de la Razón política. El objeto de arte, el objeto bello es un opiáceo para la clase social que se sustenta en la ilegitimidad de la tiranía o en la oligarquía plutocrática de las Repúblicas italianas. Las colecciones de arte inmortalizan a sus mecenas. Se diría que los objetos de arte son objetos de una política cruel y sin memoria.
Miguel Ángel esculpe la Pietá en la coyuntura de las luchas sociales de su época y en la ciudad de la república florentina y el papado romano. Sus obras son Objetos de belleza en la complejidad de una clientela que hace del Artista un objeto de dominio para el mecenas. La época es el Renacimiento en el siglo XV y siglo XVI en Italia. La república florentina es una sociedad que se reproduce socialmente sobre la unificación de propietarios y desheredados. Todas sus actividades económicas, políticas y religiosas se entintan en la diferenciación de la felicidad de los hombres. Y de aquí que su estructura global esté conexionada a luchas de clases. Las prácticas de clase que se originan en la producción de mercancías económicas y mercancías ideológicas. En la distribución desigual del excedente económico generado por la sociedad y apropiado por la minoría de poder. Sobre esta operación de desigualdad se solapa una ideología religiosa de trascendencia, teorizada como un poder material por las órdenes mendicantes.
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La primacía de la materialidad y privacidad de la producción determina las relaciones sociales. Lo económico queda sumergido por la actividad de predominio de la política y la religión. La producción económica es escondida por la ideología. Se esconde la miseria humana por la ideología religiosa.
En Florencia la producción es textil exportadora y financiera. Una industria exportadora, la confección de prendas de lana y seda, y el capital financiero que es el capital de la aristocracia financiera. La acumulación de capital se da en la desigualdad de la productividad y la competencia, junto a mayor organización operativa del crédito en las instituciones bancarias. La desigualdad de los precios de producción, con respecto a las condiciones de mercado internacional europeo y a sus demandas crecientes, supone masas de ganancias crecientes. Los comerciantes y los banqueros consiguen altas tasas de ganancias en los precios de producción de las mercancías exportadas y las elevadas tasas de interés por préstamos locales y empréstitos internacionales. Así se da un máximo de acumulación y centralización de capital bancario, apropiado por familias de banqueros y comerciantes. A un lado la terminal de la miseria y en la otra terminal la acumulación de masas monetarias, inmuebles y tierras agrícolas, obras de arte etc. Mayorías pobres y minorías ricas. La organización de los mercaderes, banquero y artesanos en gremios estabilizó una política agresiva antirrevolucionaria, de altas ganancias, bajos salarios, precios internacionales competitivos y alta tributación de clase, y desiguales y antagónicas relaciones sociales de distribución del excedente económico.
Esta política de enriquecimiento de una minoría sobre el empobrecimiento de la mayoría implicaba enfrentamientos de grupos populares, que se sentían explotados y las clases propietarias.
La búsqueda de la estabilidad política se daba en alianzas de clases, que se rompían por los antagonismos de la formación de bloques sociales opuestos en sus intereses materiales y políticos.
Las luchas sociales se manifestaban en la estratificación de la actividad económica y financiera en: a) el bloque político de comerciantes y banqueros, b) el bloque político de maestros artesanos y oficiales, y c) los trabajadores asalariados y los campesinos carecían de representividad política. Las luchas políticas de clases se daban para dominar el aparato político del Estado florentino. El control del aparato legislativo que permitía legislar bajos salarios y precios bajos a las materias primas, alta tributación sobre los sectores excluidos del poder del Estado, junto a elevadas tasas de interés internas y externas en los préstamos y empréstitos internacionales, con el peligro de la bancarrota de las familias financieras más débiles y el reordenamiento del sistema financiero por la eliminación de las familias financieras quebradas y la concentración de los activos y pasivos bancarios en un número menor de establecimientos financieros. La culminación de este proceso de concentración del capital se da en la familia Médici. La culminación del Único en la centralización del capital de préstamo.
Esta política económica obligaba a la formación de alianzas de bloques para formar un bloque conjunto, político, económico y hegemónico. La coyuntura política determinante llegó en 1433 cuando se estableció una alianza de bloques duradera. El partido aristocrático exiló a Cosme de Medici, un rico comerciante y banquero, pero Cosme regresó en 1434, expulsó a los que se oponían a él y, aliándose con las clases medias de artesanos y oficiales se convirtió de hecho en el gobernador de la ciudad. Los Médici dominaron la ciudad, excepto durante breves periodos, en los que hubieron de exiliarse ante la victoria de sus opositores, a lo largo de los tres siglos siguientes. A Cosme le sucedieron su hijo Pedro y su nieto Lorenzo de Medici, llamado Lorenzo el Magnífico, un gran mecenas del saber y de las artes. Lorenzo redujo a nada el sistema comunal y por medio de una ambiciosa política exterior consiguió, por un tiempo, convertir a Florencia en una ciudad-estado, importante dentro del complejo de fuerzas de los estados italianos, pero la industria florentina y el capital financiero iniciaron una coyuntura de baja producción, bajo rendimiento del capital y altos gastos suntuarios y militares que llevarían a Florencia a una situación internacional de subordinación política y económica a los Estados nacionales absolutistas. La creación del grupo escultórico de la Pietá pertenece a esta decadencia. No hay correlación entre poder económico y político y nivel artístico.
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