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El excedente económico es la diferencia entre la
producción actual y el consumo actual. Esta diferencia excedentaria marca la
aparición de las sociedades de clases. El excedente económico varía con la productividad, el crecimiento del consumo material productivo,
el consumo individual y la variabilidad de la población activa aplicada a la
producción y la población inactiva consumidora de excedente. El excedente económico
es una categoría económica sin la cual no se puede teorizar sobre las
realidades sociales económicas, políticas e ideológicas. El excedente económico
da origen a la sociedad política y a la sociedad ideológica. A la vez que se
origina el excedente económico, se da la sociedad política jerarquizada y la
ideología de disimulo y justificación de la explotación de los portadores de fuerza
de trabajo, formativa del excedente. Para el capitalismo senil la sociedad
política está formada de gobernantes y gobernados en el ámbito político, y de
vendedores y compradores de mercancías y salarios en el ámbito económico. Los
flujos económicos establecen relaciones de dominio jerarquizado. Lo económico
se corresponde con lo político. Se imbrican los hechos económicos y los
políticos. Al hecho del excedente y su acumulación para reproducción económica,
hay que añadir la reproducción de las relaciones sociales. La sociedad se unifica
en la reproducción del excedente económico y de las relaciones de dominio
político e ideológico. Del excedente se detraen las ganancias de las unidades
de producción industrial, comercial y financiera. Además del consumo contributivo
que sostiene la viabilidad del Estado. Hay una ley de correspondencia de los
hechos económicos y no económicos. Todo hecho económico está sobredeterminado
por las estructuras políticas e ideológicas. El capitalismo se adhiere a la
producción material y la reproducción de las relaciones de clases. Se apodera
de los flujos de riqueza excedentaria que propician los flujos de poder político
e ideológico. Los flujos de riqueza y poder político se contraen y expanden tanto por las
condiciones de la reproducción económica como por la reproducción de las estructuras
políticas e ideológicas. Éstas consumen cantidades de excedente económico como estabilizadores
del orden social desigual. Las contracciones económicas significan
estancamiento de los flujos de producción y de consumo productivos, que
establecen bajos excedentes económicos y por tanto relaciones sociales de
subdesarrollo. Las expansiones de los flujos de producción fijan alto excedente
económico y relaciones sociales de bienestar social. Tanto las contracciones y
las expansiones de flujos económicos establecen simetrías de flujos de
relaciones sociales. La escasez de excedente económico se traduce en represión
de necesidades colectivas. La contradicción entre escasez y necesidad se vuelve
violenta por las fuerzas centralizadas del Estado. El crecimiento de los
excedentes económicos en la Europa de postguerra ha permitido la subida suave
de los salarios y la cresta alcista de las ganancias y de los gastos estatales.
Las expansiones de los flujos del excedente económico irreal ocasionan créditos
financieros de endeudamiento financiero a las unidades de producción, unidades
familiares e instituciones del Estado. Los consumos de excedentes exteriores
favorecen el endeudamiento internacional. Las contracciones de los flujos de excedente interno
provocan el endeudamiento de las unidades de producción, unidades familiares e
instituciones del Estado. El excedente económico interno es una variable de la productividad de la inversión
y del consumo productivos internos. El consumo de excedentes externos varía con
la masa de dinero que se posiciona sobre el endeudamiento internacional del
Estado, unidades empresariales y unidades familiares. Entonces no hay
economía real, sino economía de producción de excedentes de endeudamiento a
tipos de interés crecientes. Los flujos de endeudamiento límite reducen el
consumo de las unidades empresariales, familiares y los gastos estatales por mantener
flujos económicos y sociales de rendimientos
decrecientes a costes crecientes. Las masas monetarias que representan el endeudamiento,
hambrientas de interés acumulativo, arrasan el excedente interno y de ahí las
relaciones sociales de crecimiento de la pobreza social y la riqueza
minoritaria. La eficiencia de la ideología, con caída del excedente interno y
el aumento del endeudamiento, se funda en el ocultamiento de la realidad social
por su representación simbólica. La
ideología disimula la realidad con el metalenguaje: la deriva del lenguaje real
sobre el lenguaje imaginario. Simbología y alegoría justifican la opresión
desde la perspectiva ocultista tanto de la clase dominante como de la clase
dominada El metalenguaje hace que los intereses materiales y culturales de las
clases dominantes sean a la vez los intereses enajenados de las clases
dominadas.
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Dominantes y dominados, dirigentes y dirigidos actúan en
las relaciones sociales de dominio económico e ideológico. Se especializa el
poder del disimulo y la justificación para penetrar en la conciencia individual
fanatizada por la resignación. El fanatismo del metalenguaje motiva la
mitología de la falsedad y la banalidad
de las propuestas progresivas de la voluntad no egoísta. El imperativo de la ceguedad
ante la realidad se asienta en una voluntad obediente al mandato irracional de
la culpa del sometido económico y tributario
político.
Los grupos dirigentes requieren de la obediencia como automatismo que debe producirse sin
tener que recurrir a la violencia física, económica y legal. La ideología opera
incesantemente en la vida social bajo la condición imperativa de la justificación
imperativa de hechos sin relaciones oclusivas del poder político. La obediencia se obtiene sin exigirla. Los mecanismos psíquicos
actúan en el interior de la conciencia como freno a la desobediencia. Los
dirigentes actúan con la intencionalidad de que un mandato se cumpla por la
adhesión incondicional del dirigido. Una cuestión decisiva es determinar los
límites económicos e ideológicos de la duración del período de obediencia
incondicional. ¿En qué momento la obediencia incondicional comienza a tener
rendimientos decrecientes? Esta relación de rendimientos decrecientes y costes
crecientes opera tanto en los niveles económicos como en los niveles ideológicos.
La duración de la obediencia incondicional es un límite operacional de las variables que provocan los rendimientos
decrecientes a costes crecientes. La incondicionalidad de un acto también es
económica. Se diría que la clase dirigente acumula desobediencia creciente y
adhesiones decrecientes. Los límites de la obediencia no son intencionales. La
función de rendimientos decrecientes y costes crecientes no es intencional.
El decrecimiento de la obediencia es insolidaria al
concepto ingenuo de la transmisión generacional
de la cultura. El “Hoy” no está en el “Ayer”. Los elementos sociológicos del
presente se desajustan del pretérito. De ahí que las condiciones intencionales y
no intencionales se entremezclen para reproducir una sociedad con reglas de desarrollo fuera de la experiencia
acumulativa del pasado histórico.
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La
relación de dominantes y dominados se establece sobre la base legal de la
propiedad de los medios de producción de la riqueza material y humana y la
distribución del excedente económico a través de las funciones de dominio y
sumisión política y económica. La sociedad a la vez que se reproduce
económicamente se reproduce ideológicamente. El hombre produce sus condiciones
objetivas de existencia tanto las materiales como las culturales. La
reproducción social de la cultura abre y cierra la sumisión. Hay que reproducir
lo material y las relaciones culturales que lo mantienen, pero el individuo no es un Sísifo que confirme su destino como
una fatalidad impuesta `por los dioses. Sísifo, al que Zeus condenó al Tártaro, estaba obligado a
llevar eternamente a la cima de una colina una piedra, que siempre caía rodando
y, por tanto, su esfuerzo inútil debía recomenzar. La ruptura de una culpa
proviene del saber racional del origen de la misma. El origen de la culpa inconsciente
viene impuesto por un acto de dominio y sumisión. El dominio de la causa
punitiva y la sumisión racional para sobrevivir. Todo ser vivo quiere
permanecer vivo sea cual fuera la sumisión a la jerarquía social que lo domina.
Es
esencial para que haya dominantes y dominados, que los dominados generen el excedente
económico que habrá de sostener la existencia de los dominantes y sus
intereses. Entonces el excedente económico está en razón inversa a las
necesidades de los dominados y en razón directa a las necesidades de dominantes.
A los rendimientos decrecientes de los dominados le corresponden los costes
crecientes de los dominantes. La ley del excedente económico es histórica. Está
impuesta por las relaciones de de producción. No puede haber jerarquía de
dominio sin que haya un excedente económico producido por los dominados.
Al
crecer el excedente económico crece la complejidad de las relaciones de
dominio. La sociedad precapitalista genera un excedente y unas relaciones de
dominio simples con respecto a las relaciones complejas de dominio del capitalismo senil.
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