1
En la novela de Malraux los Conquistadores hay un proceso
de introspección del autor en las relaciones sociales, que conllevan las
precepciones y reflexiones en un proceso de cambio social. El convencimiento
del autor de que las masas sociales actúan en los procesos revolucionarios para
cambiar la dirección inhumana de la historia. No hay cambio en la sociedad si
la pasividad de las masas sociales no se vuelve acción intuitiva y reflexiva.
Como una aventura estrictamente militar un intelectual europeo participa en la
ritualidad de la guerra.
Los capítulos de la novela los Conquistadores están
clasificados como los cuadernos de
guerra. En ellos se reseñan, fechas, horas y meses, los acontecimientos que
viven un grupo de revolucionarios chinos en las primeras décadas del siglo XX. El
tiempo se fija en grafías numéricas y dejan en el lector los diferentes jalones
del caos dinámico de los actos humanos y el caos inmóvil de la Naturaleza. La
narración se vuelve medieval en su textura canónica de ritualizar las prácticas
revolucionarias en la indiferencia amoral de la minoría dirigente por la
conquista del poder del Estado. Los conquistadores del poder se vuelven dioses
de finalidades de dominio. El individuo es una circunstancia del azar en el
ritual estratégico de enfrentamientos militares y políticos. La fatiga, el
cansancio, el homicidio, no detienen la búsqueda de los medios para conseguir
los fines.
Debería suceder que en la fatiga del tiempo el hombre no
deseara fijar el azar en lo esencial de su existencia, sino una relación biunívoca
de pensamiento y ser. El ser finito del
hombre no debía ser el del mundo. La guerra es narrada por Malraux en la
fatalidad que debe vivirse sin juzgarla. Para Malraux la realidad social aparece
exterior al soporte de la pasión y la voluntad, en los grises de la acción y la
lucidez. Las relaciones de necesidad e incertidumbre agrisan las pasiones, marcan
movimientos de estrategias que deciden
las diferentes posiciones de los contendientes. La estrategia de permanecer retiene
la variabilidad de las posiciones de los combatientes. Para Malraux, una
conciencia trágica resiste en el movimiento angustioso de existir en la
oscuridad. De la oscuridad hay que salir para ver la crueldad. La variabilidad de
las posiciones existenciales y del mundo se ordena a través de numeraciones
cronológicas. La existencia tiene las geometrías variables de la voluntad, la
sagacidad y la penetración clarividente del intelectual y del guerrero.
El primer capítulo de los Conquistadores de Malraux lo fecha el 25 de junio. No hay año. Acostumbrados
a ligar los acontecimientos a los años, queda el capítulo definido en un
contexto excesivamente amplio. Tal vez un año no exista en un período de
guerra. Los acontecimientos de un día anticipan y cumplen la angustia del
tiempo futuro. Un año es un espacio en blanco, excesivo para un diario. Quien
le da años a su vida desconoce el destino. No dar años a la historia es negar
su homogeneidad. La historia es angustia
contenida. Nadie vuelve a lo que ha vivido. La culpa ahínca la desmemoria. La
conciencia pierde su lucidez en la ausencia unitiva de las palabras y las
cosas. Los días, los meses y los años cuelgan secos como ristras de palabras
vacías en el lugar de la desmemoria. No hay recuerdo si no hay palabras. Sin
palabras no hay culpa. Sólo lágrimas en la memoria del instante. La memoria es vasija
de la aparición de instantes arbitrarios y escasos. Instantes, luces en las
vidrieras góticas. No hay barro en la memoria, sólo luces de vidrieras
coloreadas. Los años no se abren nunca a la memoria. Solo instantes.
2
Escribe Malraux: 25 de junio.: “Se ha decretado la huelga
general de Cantón”. La fecha instantánea se ha convertido en el inicio de la
fecha de una historia. Desde ayer “el radio”
está expuesto en el tablón de anuncios, subrayado en el rojo.
No es posible reconocer
en las huelgas del siglo XXI, el impacto social que determinaba la huelga
general en los finales del siglo XIX y siglo XX. La huelga general era el mito
soreliano del sindicalismo revolucionario. La huelga general debía cambiar las
condiciones de producción y de propiedad. Suponía la aurora roja. La réplica era
el decreto de estado de guerra por parte del gobierno. El ejército abría fuego
contra los manifestantes como si fuera una guerra ante enemigos exteriores. La
huelga sorealiana era inicio de la fuerza irracional. El comienzo de una
revolución de clase social. Su resistencia dependía de la capacidad de mantener
unidos a los obreros en su pánico y
cubrir las necesidades de sus familias. Estrictamente era una fuerza
combatiente de escasa duración. Su debilidad residía en la negatividad de la
necesidad material y el ocaso del entusiasmo reaccionario. El instinto de
supervivencia es conservador.
Escribe Malraux: “Hacia el horizonte el Océano Índico
inmóvil, liso, barnizado…sin estelas. El
Cielo cargado de nubes hace pesar sobre nosotros una atmósfera de cabina de
baños, nos envuelve un aire saturado….Día a días, las noticias van precisando
el drama que comienza; va tomando cuerpo…Hasta el momento las hostilidades del
Gobierno de Cantón se habían manifestado en palabras, y de pronto los
telegramas traducen actos. Más que los tumultos, las huelgas en las calles, lo
que impresionada a todos es la voluntad inesperada, y que parece tan tenaz como
la voluntad inglesa, de no contentarse
con palabras, herir a Inglaterra en donde más le duele; su riqueza, su
prestigio. La prohibición de vender en la provincias dependientes del gobierno
de Cantón de ninguna mercancías de origen inglés, ni siquiera de un chino el
que la ofrece; el método por el cual se controlan ahora los mercados, uno tras
otro; el sabotaje de las máquinas por los obreros de Cantón y, por último esta
huelga general que, de un solo golpe, afecta a todo el comercio de las isla
inglesa, mientras los corresponsales de Presan señalan la excepcional actividad
de las escuelas militares de Cantón(…) Una guerra emprendida por la anárquica
potencia de China del Sur contra la roca militar desde la cual el imperio
fortificado vigila a sus rebaños: Hong-Kong, cerrando como un cerrojo el Río de
las Perlas sobre el que extiende la masa
gris de Cantón, con sus líneas de puntos que indican barrios imprecisos, a unas
horas apenas de los cañones ingleses. Si es alcanzado, reducido, antes o
después, al rango de pequeño puerto, sí más simplemente se debilita, eso
significa que China puede encontrar los dirigentes que hasta el momento le han
faltado hasta el momento para lucha contra los blancos y la dominación europea
se derrumbará. La repercusión de la formidable lucha emprendida por el imperio que personifica el desorden,
de repente organizado, contra el pueblo que más que ninguno, representa la
voluntad, la tenacidad y la fuerza”.
Malraux introduce en la narración la Naturaleza del Sur
de Asia. La naturaleza sólo es copresencia, lo natural indiferente a las apasiones
políticas antirrevolucionarias y revolucionarias. “El Océano Índico inmóvil,
liso, barnizado…sin estelas. El Cielo
cargado de nubes hace pesar sobre nosotros una atmósfera de cabina de baños,
nos envuelve un aire saturado. Luego la estrategia: “Una guerra emprendida por
la anárquica potencia de China del Sur contra la roca militar desde la
cual el imperio fortificado vigila a sus
rebaños: Hong-Kong, cerrando como un cerrojo el Río de las Perlas sobre el que
extiende la masa gris de Cantón, con sus
líneas de puntos que indican barrios imprecisos, a unas horas apenas de los
cañones ingleses.”
Pero hay algo más importante, el cambio de la conciencia
política de los chinos a través de la revolución: Si Hong Kong es alcanzado,
reducido, antes o después, a rango de pequeño puerto, sí más simplemente se
debilita, significa que China puede encontrar los dirigentes que hasta el
momento le han faltado para luchar contra los blancos y la dominación europea
se derrumbará. La repercusión de la formidable lucha emprendida por el imperio que personifica el desorden,
de repente organizado, contra el pueblo que más que ningún, representa la
voluntad, la tenacidad y la fuerza.
La conciencia ahora es un cambio cualitativo de la
pasividad a la actividad. Para Malraux, significa que China puede encontrar a
los dirigentes que hasta el momento le han faltado para luchar contra los
blancos y la dominación europea se derrumbará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario