1
La pasión nos saca fuera de nosotros.
Nos devuelve a la experiencia de ser otros para encontrarnos dentro del flujo
instrumental de la historia personal y colectiva. Se puede ser real instrumentos
de los actos pasionales hasta arrastrarse al compromiso de la incertidumbre. Al
fin, querer es ser sujeto de una
voluntad que condiciona a la realidad. La conciencia apasionada se apropia de
la vida como el agua del campo seco. La irracionalidad halla la fatalidad pasional
dentro de la opacidad del carácter. La opacidad es un lugar psíquico para la universal desmemoria del tiempo.
2
En la catarsis
trágica griega, dice el Coro: “Tú eres el héroe de un futuro que yo conozco”. El
Coro es la acción en la Historia. Al igual que la historia es la finalidad
constitutiva del recitativo coral. Al héroe se le advierte de las consecuencias
de sus pasiones. El Coro le permite al héroe el conocimiento de su destino,
pero en la fuerza inevitable del mito trágico. La libertad del héroe está
determinada por las contradicciones se existir en condicionado por el destino. El destino es lo
opuesto a la voluntad liberada. La pasión interviene en el conflicto de
necesidad natural y cultura. Los conflictos
de necesidad e Historia son antagónicos. Ellos causan las luchas sociales para dominar
el aparato político del Estado que centraliza la sociedad dividida en clases.
El Estado nace con la aparición de las clases sociales. El Estado introduce el
equilibrio de dominio ante la pasión revolucionaria. El Coro y el Héroe son
ciegos y la única luminosidad proviene de la cosa Estado. La cosa Estado carece
de conciencia existencial. La acción trágica de los dioses y los héroes transcurre
en las luces cegadoras de la experiencia pasional y en las luces grisáceas de
la cosa Estado. La luminosidad trágica esculpe rendijas en el mármol sin
historia de las propuestas humanas, que rehacen posibilidades objetivas de
nuevas relaciones sociales. No basta con la palabra poética para que haya rendijas proféticas y luces divinas que
posibiliten las máscaras de los dioses y de los tiranos. Al final de la vida
del héroe se halla en la máscara del tirano. En caso contrario, héroe y tirano
serían diferentes: huellas en la historia encenagada de inmoralidad. Lo trágico
es contradictorio. Los trabajos del héroe contemplan la máscara del tirano y su
muerte sin destino heroico.
3
Verse a sí mismo sería
hallarse ante un espejo inesperado que refleja el desgaste de la pasión. La
pasión no esquiva la experiencia en los espejos ni la máscara. La pasión está caída
en la lluvia del tiempo. El coro y el héroe están determinados por la fuerza. Su
violencia moral subvierte el orden que se hereda con la sorpresa que oler la basura
en los cubos de la historia. La penumbra del saber proviene de la manipulación ideológica.
La irracionalidad da una existencia sin conciencia, De la conciencia irracional
agostada, sólo quedan los ojos sorpresivos de la muerte. El saber queda en el habitante
de los sueños heroicos. El símbolo de la experiencia final heroica sería el valor activo contra lo
reactivo de la conciencia falseada.
El héroe pasional llega a la vida, con clara
afirmación de los actos, con una voluntad que quiere la celebración de la transformación
de la realidad por la heroicidad. Como si El Coro y el destino existieran antes
que la propuesta emocional de “Haber vivido”. La frustración pasional se da
cuando alguien sabe que ya ha vivido. Cuando un ser carece de futuro, está fuera de la vida que ya ha vivido. Se pierde en la
desmemoria de su historia. Siente su tiempo en el juego de verse para no ser
visto. La vida pasional no niega el porvenir de una actividad práctica humana para
la movilidad de las estructuras sociales.
4 Malraux: Los
Conquistadores.
El escritor estaba
en una fotografía en blanco y negro, pues ya fue un hombre mayor. Está muerto. La
caída del cabello abre la frente abombada, larga y descubierta. Debía tener más
sesenta años. Sus facciones son las de un habitante del siglo XX ya bastante
desengañado de la pasión por la liberación del hombre. Las ojeras se descuelgan
rugosas hasta las mejillas. La nariz triangula por los pliegues del labio
superior. La boca fue de labios finos y apretados. El dedo índice de la mano
derecha se apoya, en un gesto aniñado, en el labio inferior. La mano lo
protegía de la celebridad. La corbata de un negro de luto se anudaba bajo la
sotabarba del cuello grueso. Su mirada era inteligente y extremadamente
precavida ante de vivir al límite del escepticismo. Una mirada que se propuso comprender
la revolución de las masas sociales oprimidas en el siglo XX. Estar en los
conflictos de la historia por el entrever y el entender de los actos del
naufragio humano, con la perspectiva del actor que mira al destino político de su tiempo afrontándolo para ser héroe y espectador
intelectual.
André
Malraux (1901-1976), novelista, aventurero y político.
Proviene de la cultura francesa revolucionaria del siglo XIX y del positivismo de
la literatura de los hechos como constitutivos de una realidad concreta y
antagónica. Representativo activo de la cultura francesa de la mitad del siglo XX. Cuando nació André Malraux,
su padre, Fernand, agente de bolsa, abandonó a su familia y luego se suicidó.
La muerte del pare marca una larga orfandad. Tanto los personajes como los
paisajes expresan el escepticismo ante la condición de la tragedia humana.
Escribe los
Conquistadores (1923). Una novela corta donde narra la pasión revolucionaria del
ciclo de la I República China. Malraux
muestra la acción política de los conquistadores de masas, que quieren
cambiar la falta de voluntad política de un pueblo siempre sometido a las dinastías
imperiales. Millones de hombres que despiertan políticamente para llegar a desarrollar
una conciencia social fuera de ellos mismos. Se enfrentan los más pobres, estudiantes,
vagabundos, culíes, a los restos
militares de la dinastía manchú y a las fuerzas militares-económicas coloniales
importadoras de productos de consumo y exportadoras de sobrantes económicos de la sociedad industrial. La
internacional revolucionaria organiza la huelga del Hong Kong en la en la doble
contradicción de dominio de la burguesía china exportadora-importadora, las fuerzas
políticas y militares, y los huelguistas. La lucha se centra en una reorganización republicana de China desde la
izquierda o desde la derecha nacionalista burguesa.
Para Malraux, la
lucha política en China se vuelve la
pasión absoluta de un europeo
contrario al colonialismo. Malraux se integra en una minoría de revolucionarios
chinos y europeos en las vicisitudes de la I república China nacionalista de Sun
Yat Sen.
El
personaje nuclear de la I República china nacionalista fue Sun Yat-sen (1866- 1925). Fue fundador de la República
de China. Convirtió la fuerza social en fuerza política organizada en
partido que derrocó la dinastía Quing.
Fue el primer presidente provisional
de la República de China fundada en 1912 y más tarde fundador del partido
nacionalista Kuomintang (KMT)
y también en su primer líder. El
Kuomintang se atrajo a los obreros, estudiantes y la pequeña burguesía
comercial, y a grandes comerciantes chinos del Sudeste Asiático que aportaron capital
para dotar de armamento y organización al futuro ejército nacionalista.
Sun
Yat Sen alternó la lucha directa en China con el exilio forzado. Una lucha constante y
frecuente de intrigas, confabulaciones, conjuras y connivencias en el exilio.
En 1911, una
fracción del ejército se sublevó, junto a masas de obreros y
estudiantes, y se apoderó del arsenal y
las sublevaciones locales se multiplicaron
en todo el territorio. En 1912 Shangai caía en poder de los
rebeldes mientras Cantón se unió a la
rebelión. Sun Yat Sen se convierte en presidente de la república y se instala
en Nankin .
Tras el éxito de la revolución, de
la recién fundada República de China
dirigió los sucesivos gobiernos revolucionarios en desafío a los señores de la guerra, que controlaban el
norte de China. Sun Yat Sen vivió
los ideales de su filosofía política de Tres Principios del Pueblo: el nacionalismo,
la democracia y la vida del pueblo.
Cuando la
asamblea constituyente de Nankin, reunida en Nankín en 1913, votó la destitución del mariscal del ejército manchú Yuan –Tché-
Kai, éste emprendió una ofensiva militar y se apoderó de Nankín. Sun Yat Sen
tuvo que huir y desterrarse.
Los Conquistadores
de Malraux habrán de enfrentarse a la derrota militar ante el general Yuan, el
colonialismo Europeo y la burguesía china conservadora. El argumento de la
novela versa sobre la estrategia y la acción pasional del anarquismo y la
estrategia de la generación leninista: la revoluciones burguesa y comunista sucesivas
para la conquista del Estado y la organización política activa de las masas campesinas asiáticas.
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