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En el cuadro el
eje del horizonte es muy alto. Como si este eje fuese una reja que enclaustrase
a los personajes en la orilla. El plano del mar cae formando ligeras
ondulaciones del agua. Los tres personajes están dentro de un ángulo agudo que
los expone violentamente a la mirada del espectador. La mujer está ensimismada,
los ojos cerrados, la cabeza agachada. El manto que la envuelve, hasta más
debajo de la cintura, recorta el rostro de su ser durmiente. El vestido largo
cae hasta los pies. Las arrugas del vestido forman pliegues rígidos como los de
las esculturas clásicas griegas y romanas. Podría ser que las diosas griegas
hayan caído en la postración de las mujeres pobres de comienzos del siglo XX. El
cuerpo que se oculta explica el frío de una tarde invierno a la orilla del mar.
El hombre a pesar de la tristeza es aún joven. También inclina la cabeza. Su
barba le cubre las mejillas. El pelo de la cabeza le cae en la frente. La
frente, el arco de la las cejas, la nariz delgada y fina, la piel clara, le dan
el aspecto de un hombre fuerte, pero carente de salida convivencial. El hombro
del brazo encogido y levantado, el brazo recorre el pecho y encoge el antebrazo
y mano detrás del brazo izquierdo. Una línea curva desnivela la balanza de su
espalda. El brazo derecho es fuerte. Desde los antebrazos entrelazados arranca
la visión escultural del cuerpo. Para el espectador es inevitable rememorar la
escultura renacentista de Miguel Ángel. El niño, al lado del hombre, parece
decir. Su mano derecha se apoya en la cadera del hombre. La mano izquierda
explica. Las manos están abiertas. Los dedos delgados y delicados. La cabeza en
extremo moldeada enseña su perfil. Un manto apretado al cuerpo y los pantalones
lo defienden de la humedad y el frío. Los tres, la mujer, el hombre y el niño,
se han detenido en la arena de una mar que los detiene. Angustiados parecen
haber encontrado el límite para su caminar. Lo pies grandes, y en extremo los
dedos fuertes, se asientan en la arena con la energía vital de que todo ser
vivo quiere permanecer vivo. Estos seres están en un mundo trascendente. En la
medida, que su angustia delata la inhumanidad social y el sinsentido del mundo
que lo ha llevado a la orilla desnuda de un mar sin solución a sus desgracias.
Picasso lleva a la pobreza a la línea última de la angustia psíquica y de
escasez de la naturaleza. Es como si este grupo no pudiera volver hacia atrás.
Está varado. Al igual que las barcas de madera de los viejos pescadores del mar
Mediterráneo. Lo sociedad puede haberse varado en la pobreza. No hay caminos,
aberturas, que se abran al futuro. El ser que está en la historia consume su
futuro en el presente. El ser del hombre no fluye en el tiempo de la historia.
Solo el tiempo circular de la necesidad de
no querer permanecer varado. La fuerza de la voluntad inerte contra la
desesperanza. Desesperar es perder toda esperanza. El ser espera, aunque esté
varado. La angustia es un salto cualitativo a una nueva situación. La desesperanza
no resuelve el conflicto de la contradicción de la existencia y la necesidad. La
desesperanza es dura como un metal. Podría ser también una
rama seca que se desgaja del viejo árbol de la vida. Los personajes del período
pictórico azul picassiano están pintados desesperadamente esperando la
resurrección. La angustia que esperan debería desaparecer al igual que la
nubecilla en el viento que proviene de la tormenta. La metáfora que une los dos
término de angustia y nubecillas en el viento habría haber podido ser una
oración poética a desesperanza en un tiempo que espera materializar la
liberación del individuo sometido. El soplo vital de la poesía no es función de la desesperanza. Incluso,
el personaje picassiano “del viejo guitarrista ciego toca la guitarra” lo hace ante el estertor de la temporalidad de su
existencia tiempo. De la Nada de su tiempo humano.
El período azul picassiano se
da 1901 y 1904. En política internacional la formación de bloques de naciones
militarizadas que van a llevar a la guerra a la población. Es la paz arma
europea de preguerra mundial. La crisis de ciclo económico del periodo 1870-1912,
a través de ciclos económicos decenales de auges y depresiones, enfrenta las
intervenciones del Estado en provecho del monopolio capitalista y la
transformación de los sindicatos de obreros en partidos políticos mediante el
acceso de la clase media y obrera al censo electoral. En una época de gran
optimismo sobre la gestión de la empresa capitalista, las quiebras de empresas
adquirían significación nacional de crisis total. Al final, la insuficiencia de
capital y la corrupción económica cerraban los proyectos económicos de inversión y
enriquecimientos urgentes.
Un paradigma de la situación de quiebra empresaria e
inversores arruinados fue el de La Compañía del Canal de Panamá. Cuando se declaró en quiebra en
diciembre de 1888 y entró en liquidación en febrero de 1889.
El hecho se vio
como el escándalo del Canal de Panamá, después circularon rumores de que los
políticos y los periodistas franceses habían recibido sobornos. En 1892 se descubrió que 150 diputados
franceses habían sido sobornados para que votaran por la concesión de ayuda
financiera a la Compañía del Canal de Panamá. Miles de inversionistas perdieron
sus inversiones. Después de ser indultado por los tribunales de justicia Lesseps fue condenado a pagar una multa y
cumplir una pena de prisión, pero esta última fue anulada por el Tribunal de Casación con el argumento
de que había pasado más de tres años desde que se cometió el delito. Finalmente, en 1904, los Estados
Unidos compraron los activos de la Sociedad y se reanuda el trabajo en virtud
de un plan revisado. La sociedad francesa durante varias décadas quedó
conmocionada por el acontecimiento. A la crisis económica se unió la crisis
política del” Yo acuso” de Zola que enfrentaría a los radicales republicanos y
a los conservadores monárquicos y los nacionalista. El caso de espionaje
atribuido a un oficial francés de origen judío fue una conspiración xenofóbica de
los sectores belicistas del ejército. Además de la III República francesa se
enfrentó contra la Iglesia Católica para mantener el laicismo del Estado y controlar la educación pública fuera del
clericalismo católico. Esto causo enormes emociones colectivas de afirmación y
rechazo. Se acabó con anulación del concordado y las expulsiones de órdenes
religiosas.
El ambiente que
rodeaba la producción artística de Picasso estaba extremadamente politizado. Pintó
monocromáticamente pinturas en
tonos de azul y verde-azul y al igual que Caravaggio, llevó a la expresión
artística a personajes marginados, prostitutas, mendigos y borrachos. Su
concepción del mundo estaba influenciada por la secular miseria española y por
el suicidio de su amigo Carlos Casagemas, que se quitó la vida en el
L'Hippodrome Café en París pegándose
un tiro en la sien derecha el 17 de febrero de 1901.
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Picasso pinta en el período azul la miseria social de
individuos aprendidos en la tela araña de la carencia elemental y el deteriore físico
que crea en la naturaleza humana. Delata la correlación de pobreza y
abundancia, el infortunio de los desheredados
y la fortuna de la burguesía y la
aristocracia. La belleza y la fealdad de la época se exaltan en el período
azul.
Por este tiempo narrativo, el novelista Louis Ferdinand
Céline escribió, como introducción a su
novela “Viaje al fin de la noche, que
viajar es útil, hace trabajar la imaginación. El resto no es nada más
que decepción y fatiga. Nuestro viaje es enteramente imaginario. De ahí su
fuerza. Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es
imaginación. Se trata nada más que de una novela de una historia ficticia. Littré, que nuca se
engaña, lo dice, Y además, todos pueden hacer lo mismo. Basta con cerrar los
ojos. Ocurre al otro lado de la vida. Basta con cerrar los ojos para percatarse
que estamos dentro de un viaje imaginario, donde hombre y naturaleza son
imaginación. Nuestro viaje es enteramente imaginario. Va de la vida a la
muerte.”
La actitud nihilista de Céline se corresponde con la
actitud ideológica que termina por falsificar la realidad volviéndola irreal.
La lleva a la irrealidad, a la historia ficticia de la decepción nihilista, a
la pesadilla que ocurre al lado de la vida real. La concepción medieval de la
historia se quiere imponer en una sociedad tecnológicamente avanzada. Esta
concepción de la historia como decepción y fatiga llevará a los mayores
horrores genocidas en la gran guerra de 1914- 1918 y el viaje totalitario a la
Segunda Guerra Mundial.
El nihilismo social utiliza en épocas de crisis social a una concepción
filosófica que toma a negación de la vida carece, de su significado objetivo,
propósito, o valor intrínseco. El
nihilismo se puede considerar crítica social, política y cultural a los
valores, costumbres y creencias de una sociedad, en la medida en que la
sociedad quiere participar de un sentido de la vida progresivo y feliz por
dicha corriente filosófica y su discurso político consevador
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