Escribió Lao tse:
Ser y no ser salen del fondo único/ no se diferencian nada más que
por sus nombres/ y ese fondo único se llama Oscuridad.
Oscurecer esa oscuridad /
Tal es la puerta/.
Inevitablemente,
en sus aciertos y desaciertos de cazar los valores de su vida, el individuo se
halla en una profunda soledad de oscuridad y preguntas. Como un móvil insiste
en penetrar en un tiempo homogéneo que corta las tijeras de la cotidianidad. El
individuo transcurre desde el punto de inercia de su entrada en el mundo hasta incluirse
en la producción de descendencia biológica y material. De un brinco, insiste en
estar en una existencia que se acomode a las necesidades del tiempo histórico
que le ha tocado. Saltar por sobre las constantes y variables de las
oportunidades de vivir en la necesidad. Pero la oportunidad de la necesidad se encastra en la en la dependencia de un no
ser dependiente de las variables reduccionistas de lo que otros deciden. Su
acercamiento al mundo de la necesidad y su satisfacción es un fenómeno complejo
económico e ideológico. El mundo no se nos da envuelto en papel de regalo.
Usualmente viene en papel de baja calidad, que metafóricamente es el precio de
mercado. Una entrada anónima al recinto de la inconformidad de los intereses. Se
la ortodoxia del conjunto de principios
de una ideología, donde el hombre es una cosa-valor trabajo que produce bienes
de uso o es también una cosa que reproduce falsas emociones irracionales.
Tal
es la puerta oscura.
La
puerta del ser y de la nada. Las circunstancias de ser o no ser en un entorno
de enfrentamiento sociales ante a una puerta oscura. El finalismo existencial nos
encuentra frente al espejo de lo que los demás son o no son. Como nosotros. El
ser y la Nada es hallarse en la oscuridad de la pregunta esencial, cuál es el
sentido de la vida. Del finalismo absoluto del individuo. Pero el finalismo es
un dejarse adherir por la mayoría que acepta las reglas de la supervivencia y
se ve obligada a servir en una sociedad irracional y reproblable. Al tener que
decidir sobre el mundo, tiene que hacerlo eligiendo entre una conciencia falsa
o verdadera. Una conciencia dominada o una conciencia libre. La conciencia
dominada acepta el interés inmediato de la necesidad falsedad, conformándose a
su precio inhumano. No resiste el desgajamiento personal por una euforia del
integrado por una sociedad que espejea la comodidad inconsciente. La conciencia
libre es una hipótesis categórica de
negación de la falsedad, aceptada en la protección eufórica de la seguridad de
tener bienes de consumo en una escala creciente.
El adagio popular del estómago caliente y ríase la gente. La conciencia
falseada nos lleva a indagar la
racionalidad o la irracionalidad, la falta de claridad que dificulta la
precepción del dominio que la falsea. El individuo falseado es unidireccional
en la comprensión de las relaciones sociales de dominio. No quiere preguntarse
sobre el origen de los hechos que falsean su conciencia. Le falta luz sobre las
condiciones de los hechos que le permiten vivir como un ser falseado. Es más,
la conciencia falseada es la mueca del hombre que contagiado. La risa de la
euforia se abre y muestra su ambigüedad de valor existencial. Para la
conciencia real la esencia del mundo es un problema de condiciones reales que
se entrelazan realizado las condiciones totales de supervivencia humana
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Para
Lao la conciencia falseada es un no ser y un ser. No abre que una pregunta por
la categoría del ser y el no ser, sino en una síntesis que los integra. Tanto
el ser y el no ser salen del fondo único de la síntesis de la oscuridad.
Si el ser es el tiempo individual o cósmico, el no ser es su Nada. La Nada es
la existencia del no ser en el tiempo. Si al tiempo de la conciencia falseada lo introducimos en la historia, la Nada es el
no ser de la historia. Pero ese fondo único que Lao llama Oscuridad es la Nada
del ser y del no ser. ¿Por qué oscurecer la Nada? Lo negro sobre negro es una Puerta.
No es la muerte, sino la Puerta. La atracción metafísica de la mente busca la
dimensión de su ser por la oscuridad de su Nada. La Puerta hay que ennegrecerla
para llegar al puno ser y no ser. La puerta ennegrecida que es un deber moral,
a priori kantiano, de ser oscuridad para hallar el actor puro del ser que
supere el no ser. La conciencia real de la conciencia imaginaria. Se debe existir
por la negación irracional esencia del individuo falseado y negarlo por su ser
pragmático que emerge de los excrementos irracionales, que afirman el dominio
de la sociedad por individuos falseados. El dominio es el fondo oscuro de la
historia. Se enfrenta al individuo para lanzarlo a la no esencia de sí mismo:
La Nada del tiempo represivo y sacrificado de una sociedad unidimensional. La
sociedad unidimensional reprime los valores éticos que la niegan. El individuo
unidimensional tiene una conciencia falseada por la oscuridad del consumo como
ideología. Es la Nada del ser en la indeterminación inhibida por lo que se
manda.
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Lao
escribe sobre el hallazgo metafísico de la puerta oscura para pintarla más oscura. El no
ser ennegrecerlo hasta la oscuridad para encontrarse percibiendo la síntesis
del ser y de la Nada. Una existencia individual de vivir en la síntesis de su afirmación y negación. Vivir
en una categoría mental y una necesidad biológica en la convivencia de la obediencia
a la naturaleza y la necesidad social. La perplejidad de la libertad se
corresponde a la necesidad de elegir. La perplejidad de una voluntad que elige
al amo. El acto de elegir al amo, no supone que desaparezcan el amo y el
esclavo. La elección del amo falsea la libertad. La sujeción del esclavo al amo
es anterior al acto de la libertad como decisión de una conciencia libre. El esclavo
es un no ser sujeto por su cadena. Las democracias formales permiten la
elección de minorías, que ya están dadas antes de ser electas.
La
puerta y su fondo oscuro Laosiano impiden llegar a ella a través de un acto
electivo. Tiene que ser un acto libre del saber y la voluntad. La puerta ésta y
no se elige con una actitud pragmática. No se abre con el juego del amo y el
esclavo sumisos a la elección. Diríamos que la voluntad de no decidir oscurece
la historia. Hay que pintar en lo negro para hallar la puerta. Enorme esfuerzo
del individuo unidimensional que quiere entrar por la puerta oscura del no ser
y La Nada. La sociedad industrial capitalista en su unidimensionalidad se da en
la felicidad como euforia de consumo y
el esfuerzo encanallado de ofrecer el precio dinero del trabajo al rito
fetichista de la mercancía hombre-cosa. Sin que haya ninguna fisura entre el
individuo y la cosa, se venden cantidades de trabajo por el precio de un dinero
de utilidad marginal. La producción del individuo se asienta en la máquina de
producción marginal que implica la sumisión de los esclavos a los amos. La
elección de los amos por los esclavos es una farsa política de represión. De cambio
de cantidades de trabajo gratuitas por la
voluntad de acatamiento de la ideología
de sumisión.
La
herencia laosiana queda traicionada en el mercado de los hombres y las
mercancías. De individuos que en lugar de pintar y oscurecer no transgreden la
oscuridad represora. El individuo unidimensional elige ser una cosa. No Ser una
transgresión al orden institucional, que elige en un juego ideológico los
electores de las instituciones sociales. Se quedan en propietarios de bienes de producción y vendedores
de salarios de subsistencia. La producción de mercancías para revalorizar el
capital y degradar la rebeldía.
Si
hay una Nada que produce mercancías con
precios de mercado ¿No quedará entonces el
individuo como una cosa anexionada a la producción tecnológica y la ideología política como un devenir de instituciones
ideológicas para necesidades falseadas?
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Se mantiene la sobredeterminación de la razón y la
libertad por la producción de individuos sin criterio. En la irracionalidad se
formaliza la constitucionalidad de la desigualdad. Los conceptos de dominio se vuelven ambiguos
por el lenguaje de la fascinación trascendente de la existencia como un no ser.
La esencia del contenido de dominio está siempre en la interioridad del no ser.
Los individuos se deslizan por el delante de la oscuridad sin que hayan
modificado la ley universal de la desigualdad. Las masas sociales urbanas
actuales están dentro de la invariabilidad de la inseguridad del no ser que
proviene de la desigualdad económica. Los actores individuales y colectivos del
ser desparecen del escenario social. Las relaciones sociales de dominio permanecen.
Para Lao la metafísica del mundo es la perpetuidad del ser y el no
ser de la ley de la desigualdad. Los intervalos oscuros de la irregularidad de
la ley del no ser conforman los efectos negativos de una sociedad.
Ser y no ser salen del fondo único/
no se diferencian nada más que por sus nombres/
y ese fondo único se llama Oscuridad.
Oscurecer esa oscuridad /
Tal es la puerta/.
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