1
¿En qué circunstancias del tiempo de
la historia de la sociedad, como una totalidad de complejos intereses
contrapuestos, se relacionan contradictoriamente los elementos económicos e
ideológicos, que ellos introducirán las relaciones de variables sociales que marcan
el campo histórico de actuación de los conflictos sociales de lo nuevo ante lo
viejo? La juntura de la expansión del crecimiento económico con su contracción y
con ella las deducciones de la continuidad existencial de la sociedad en los
diferentes niveles de sus contradicciones de clase. Se ilustraría este análisis
como si se dedujeran las contradicciones de las piezas de un puzle social, cuya descolocación provocaría conflictos
de interpretación y representación de las relaciones sociales como antagonismos
de una necesidad de cambio global del orden económico y de poder político, que
se arroga una clase social en exclusiva voluntad de mantener el proceso de la
historia eterno en su atemporalidad.
La existencia social se vuelve contradictoria
ante el movimiento ideológico de continuidad eternitaria. Esto conlleva los
movimientos imaginarios de la sociedad, la manipulación del lenguaje ideológico
exotérico y la obsolescencia de las categorías económicas del proceso de
continuidad del complejo social. Como si la maquinaria de reproducción colectiva
adquiriera los movimientos imaginarios
adversos de contracción del sistema económico y político, a formas primitivas
de organización de las necesidades y su satisfacción. Las variables sociales de
cohesión mostrarían, a través de la coerción legal y el castigo económico y
físico, deformaciones primarias de inhumanidad. Esta implica el control
autoritario de las limitaciones sociales
de la reproducción de la sociedad en una totalidad plena y viviente. Como si el
autómata cartesiano de la totalidad social irracional se hubiera detenido y
adquiriera la parálisis mecánica de los movimientos
de reflejos condicionados de premio y castigo.
Si la reproducción de la sociedad se
contrae a regresiones existenciales pretéritas, la sociedad cae a formas de reproducción
primaria. La existencia viviente de una sociedad es siempre el movimiento real
y actual de las condiciones de permanencia de sus variables socioeconómicas de
reproducción. La decadencia de la sociedad es la consecuencia de los rendimientos
decrecientes de estas variables de reproducción. Las insuficiencias categórica
de respuestas colectivas racionales para la permanencia material y psicosocial de
las secuencias del flujo variable de crecimientos y decrecimientos de la sociedad
en momento actual del tiempo de la historia.
Los efectos humanos y técnicos de
producción, distribución y circulación del producto total de producción social,
se contraen y expresan totalidades improductivas de recursos humanos y
materiales no aplicados. Entonces la sociedad industrial y de servicios habría
de engancharse a la motricidad de formas primarias de existencia. Por ejemplo,
a formas de producción y consumo agrario. La cima más expresiva de las
regresiones sociales se da en la formación de masas sociales urbanas y
semirrurales desocupadas y semiesclavizadas en el límite vital de permanencia junto
a unidades de producción tecnológicas atrasadas para producir un excedente
económico creciente. Diríamos entonces de una sociedad decadente.
Las regresiones a niveles de subsistencia
de producción y excedente económico están acompañadas de instituciones
políticas e ideológicas de alta eficacia de poder reactivo y negativo por denegación
de la colectividad por el uso de la violencia legalizada.
Las instituciones políticas
reactivas negativas mantienen una permanencia ideológica activa, atemporal a la
génesis de las que provienen. Observando el castigo físico y económico de las
formas actuales de las institucionales
de poder social, se calibra la eficacia de la duración de dominio de los grupos
que las estructuraron y legislaron institucionalmente. Las instituciones de
poder reactivo se mantienen inscritas en las regresiones por el nivel insuficiente
de reproducción material de la sociedad. La decadencia económica de una
sociedad no implica la complementariedad simétrica de decadencia de las instituciones de poder. La
aristocracia renacentista y absolutista del siglo XV y XVI perduró
jerárquicamente en las instituciones de poder mucho más allá de las
revoluciones sociales del siglo XVIII. Y la introducción de nuevas variables
económicas y políticas evolutivas del crecimiento de los excedentes de
producción no las sacaron del poder de decidir y gozar a estas minorías. Las
jerarquías de poder se incrustan en los nuevos sistemas sociales de
distribución y producción. La decadencia jerárquica de poder político no es un reflejo de la crisis del sistema económico. La transición de un
sistema social a otro arrastra las condiciones ideológicas de permanencia de
las minorías de poder. Las ilusiones del imaginario revolucionario transitivo
está lleno de las sorpresas de la permanencia de los hábitos conservadores en
las nuevas instituciones de poder político. La manzana podrida dura más en la
cesta de las manzanas sanas.
La permanencia de un sistema social jerarquizado
se mantiene mientras no haya cumplido y agotado los fines de su eficacia real de
dominio. Hasta que su voluntad de poder se vuelva reactiva a la necesidad de
reproducir la sociedad progresivamente desde la necesidad real de la igualdad y
la distribución de la riqueza. La totalidad de la producción de la existencia
de lo humano es un devenir de lo viviente, que se perfecciona a través del
conocimiento de las variables límites de las condiciones de reproducción
histórica.
2
Los efectos económicos e ideológicos
de una sociedad dominada por una minoría de dominio produce siempre los
esquemas de los avances y regresiones de la sociedad capitalista. En el
capitalismo se sufre colectivamente el desarrollo contradictorio del nivel de
la producción y la revalorización del capital por las ganancias. Podría darse
que haya una estructura económica ineficiente
para permitir el crecimiento acumulativo del capital invertido. La continua
capacidad de generar ganancias de capital a través de los salarios se contrae
en la crisis social. El consumo capitalista y la inversión de capital acumulado
por el excedente generado en la reproducción se paraliza por insuficiencia de
la inversión De manera que si las ganancias ahorradas y acumuladas se
desigualan con la inversión de capital en bienes de producción y en bienes inmediatos al consumo, las ganancias
decrecen y hay desproporcionalidad de capital en los sectores industriales. Los
precios y las ganancias con respecto a los bienes de producción decrecen
mientras crecen los precios y las ganancias en el sector industrial de bienes
de consumo. Superproducción de bienes de producción subconsumo de bienes de
consumo. Desproporcionalidad de la
coyuntura económica que entra en la
crisis de decrecimiento de la inversión. La inversión no se iguala a las
ganancias. Los beneficios decrecen con los aumentos de los salarios nominales
decrecientes. De manera que hay una relación inversa de ganancias y salarios.
La inversión capitalista decrece con salarios altos y pérdida en las ganancias.
La inversión capitalista impone un mínimo vital en el valor de los salarios
para obtener un máximo de ganancias. Las ganancias altas y acumuladas imponen decrecientes
salarios reales con oportunidades
de inversión del capital.
Si la inversión en bienes de
producción es mayor que la producción de bienes de consumo, se producirá una
desproporción de los incrementos de los bienes de producción sobre los
crecimientos menores de los bienes de consumo. La consecuencia de este
desequilibrio será la superproducción de bienes de producción y el subconsumo
de bienes de consumo directo dependientes de los ingresos reales. Los dos
sectores industriales de la producción se desajustan conllevando el derrumbe
del sistema económico real y el
decrecimiento de la tasa uniforme de ganancia del capital. Si los capitalistas dejan de invertir y sólo ahorran,
los asalariados se ven arrastrados al subconsumo por falta de producción y el
crecimiento del paro.
Si la tasa de ganancias decrece, la
inversión capitalista decrece. La falta de acumulación de capital, y por
consiguiente el decrecimiento de la inversión, produce un estancamiento de la
aplicación de los recursos económicos de inversión a la producción. El
excedente económico acumulativo de las ganancias irá decayendo con la caída de
la tasa de ganancias. Este efecto del subconsumo de bienes de inversión y
bienes de consumo inmediato no se corrige
con una política económica expansiva de crédito barato si el aumento del
consumo va acompañado del endeudamiento exterior. No se puede aumentar el
consumo productivo de los sectores industriales, sino no hay inversión de capital y ganancias crecientes
acumuladas.
Este proceso de contracción diríamos
que pondrá en marcha efectos económicos de reproducción regresiva a formaciones
sociales anteriores al modelo capitalista. La decadencia de un sistema social
es un proceso regresivo de la producción actual a procesos de producción y subconsumo
imbricados en modelos primarios de subsistencias. La sociedad en su conjunto
retrocede a formas de subdesarrollo.
El subconsumo involuntario, por el
decrecimiento de la tasa de ganancias del capital y la distribución decreciente
de los ingresos reales salariales, en amplias capas sociales empobrecidas,
conlleva la ineficiencia del crecimiento de las ganancias de inversión de
capital contante sobre los salarios. La inversión de capital se detiene y con
ella el decrecimiento de los efectos sociales de la existencia de la comunidad.
No hay producción de ganancias capitalistas sin inversión de capital creciente,
pero una inversión desproporcionada al consumo lleva el decrecimiento de la tasas
de ganancias medias. La sociedad capitalista recibe el revés de la carencia de
ganancias por exceso de inversión de capital en bienes de producción y en decrecimiento de la inversión en bienes
de consumo. La relación de la tasa de variación de bienes de producción es
mayor que la variación de crecimiento de los bienes de consumo. Hay
desproporcionalidad de los dos sectores y con ellos el inicio de la
superproducción y el subconsumo conjuntos. Se provoca el derrumbe de la
producción, las ganancias, los salarios y el crecimiento de masas sociales sin
trabajo.
La sociedad entra en formación
regresiva existencial. La avenida del tiempo de la historia se llena de masas
sociales que buscan sobrevivir en el laberinto de la subsistencia. Se abre la pregunta clave de la
temporalidad de la historia: ¿ revolución o contra revolución?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario