Subperíodo 1870-1900: Gold age.
La edad de oro, Gold age, desde 1875 a 1900. Se produce en ella una reordenación de los flujos de producción, de consumo y emigratorios desde Europa a EEUU. Esta ordenación de la hegemonía internacional será decisiva en los declives de los Estados clásico europeos, democráticos y absolutistas, en sus coyunturas internacionales. La reordenación de las combinaciones estructurales orgánicas económicas y las organizaciones políticas representativas de las masas sociales eran divergentes, en sus actuaciones económicas y políticas, de los Estados europeos al Estado Norteamericano. La voluntad estratégica europea de los grupos económicos y políticos dominantes se iba volviendo regresiva en las situaciones estratégicas de desequilibrio de liderazgo. La fuerza económica y militar de EEUU desequilibraba las operaciones internacionales de dominio internacional. Las innovaciones de las estructuras orgánicas de producción se trasladan a EEUU. Se realizan nuevos procesos extractivos de materiales y de tecnología industrial. El aumento de la cantidad de materias primas, y sus caídas de precios, causará combinaciones innovadoras de capital y trabajo. Estas innovaciones, en las combinaciones de capital y trabajo empresariales, son decisivas en el desarrollo económico. Los cambios estructurales provienen de nuevas formas de combinaciones de cantidades y de valores en los productos. Hay un cambio de estructura económica en la medida que se alteran las combinaciones de capital constante, de capital variable y de ganancias empresariales por unidad de producto para una demanda solvente. Las nuevas formas de combinación de la producción dan origen a nuevas formas empresariales en su gestión de la productividad industrial, comercial y de financiación ajena y propia. Las empresas adquieren combinaciones endógenas de concentración de capital y de trabajo en función de nuevos mercados exteriores e interiores, elásticos al consumo y a las ganancias. Los países envejecidos carecen de una producción que abarque el consumo exterior. Los retrasos excesivos de los salarios a las ganancias implican sectores económicos en decadencia competitiva. Aplican mayores cantidades de trabajo barato y menores cantidades de tecnología. Los trusts financieros abastecen de capitales a las empresas innovadoras, a partir de la centralización del ahorro privado y empresarial. Los efectos multiplicadores en las magnitudes económicas financieras son funciones que provienen de recursos sin utilizar, materiales y humanos, mediante el dinero. La eficacia de las masas monetarias depende del grado de utilización de los recursos de producción de bienes y servicios. La potencia movilizadora de la tecnología está medida por su eficacia de incrementar los cambios de las estructuras obsoletas de producción y comercialización, en aligerar las cargas fijas de la dimensión técnica de obsolescencia y en la gestión empresarial burocratizada. La participación abierta del capital y del trabajo en la gestión empresarial es decisiva para el cambio de un capitalismo cerrado a un capitalismo abierto. La voluntad racional-organizativa de los individuos es la fuerza productiva máxima. Las jerarquías de poder retrasan la productividad. La decadencia empresarial comienza en la burocratización de la dirección. Los sectores humanos, de producción, intercambio y comercialización, maduran en la participación organizativa de los proyectos estratégicos.
EEUU comienza a superar a Europa, en millones de toneladas de hierro fundido, de acero, de carbón, de petróleo, del zinc, de vías de comunicación férrea, de las modificaciones productivas de los procesos de trabajo. (…). Cambia radicalmente la combinación de la producción, de la gestión empresarial piramidal, de la utilización de las reservas de beneficios, de los recursos monetarios ajenos, de sus aplicaciones a largo plazo, y de la psicología agregativa de los individuos implicados en los procesos de trabajo. Las empresas se concentran en unidades gigantescas de producción y gestión. Las empresas medianas y pequeñas perecen en su ineficiencia tecnológica y de mercado. Pertenecen a un modelo económico superado, necesitan recursos financieros que corresponden a su ineficiencia. Los recursos financieros fluyen de las empresas sin capacidad de gestionar los resultados de sus procesos a las empresas monopolistas. Las empresas alcanzan los precios del mercado a través de las ampliaciones y restricciones de sus ofertas. Necesariamente el mercado debe ser corregido de la incertidumbre. Si el Renacimiento fue determinado por los grupos humanos de artistas, humanistas y financieros que lo conformaron, ahora los personajes que marcan la ejemplificación del individuo ganador habrán de estar en una colección de individuos ejemplares en su estrategia ganadora, como de Rockefeller, que controla el 90% del mercado del petróleo, Carnegie es el rey del acero, los Gould, los Vandevilt, los Morgan, Henry Ford, la fabricación de automóviles para las masas sociales medias. Ellos van a superponer estratificaciones móviles del capital industrial al capital financiero. La otra potencia que despegará en este sentido innovador de la acción empresaria será Alemania. Las dos potencias económicas decisivas en el siglo XXI. Los imperios financieros serán imperios industriales. Hay un individuo capitalista nuevo en la relación dineraria, industrial y política. Metafóricamente hay héroes homéricos en la Ilíada de Manhattan. El individuo heroico será de la generación de los magnates industriales y financieros monopolistas. Hay un nuevo hombre de negocios y una nueva gestión de la acumulación e inversión del poder económico y político. Es una generación capitalista que lanza al capitalismo monopolista a la mayor aventura de la civilización industrial y a la formación del imperialismo político. Posiblemente nunca se ha habido una voluntad de dominio tan radical de una clase social, que universaliza su modelo cultural. El self-made-man no será confinado en la ley Sherman Anti Trust de 1890. La sociedad adquiere la fascinación ideológica por los héroes de la industria y las finanzas. La producción pasa de las combinaciones de capital y trabajo, por unidad de producto constante, de las empresas del capitalismo liberal a las combinaciones crecientes de tecnología, reducción de cantidades de trabajo, de productividad y de crecimientos de las ganancias ordinarias y extraordinarias, que se basan en los precios de producción monopolista y no en los precios marcados por el dinero inflacionario. Se produce una serie real de producción creciente y precios de producción decrecientes. El consumo depende más de las emigraciones masivas de obreros que de la variabilidad de los salarios nominales. Crece el mercado de trabajo y el mercado de consumo con el automatismo integrador de las masas de población europeas, que huyen del medievalismo y el gremialismo. Los ciclos económicos son multiplicadores del empleo y del consumo y la inversión como efectos de la ampliación del mercado interno y externo. La agricultura concentra la superficie de cultivo y se industrializa. La ley de rendimientos decrecientes, productividad marginal y población, pierde ineficacia natural y gana en eficacia tecnológica. Las concentraciones de población se dan en las ciudades industriales, y con ellas la oferta y la demanda laboral, la variabilidad del salario natural de subsistencia al salario de mercado. Ahora estamos en un salario natural y alto endeudamiento ineficiente.
En ciclo histórico, que se estudia, el patrón metálico del oro hará que los precios de intercambio de las mercancías correspondan a precios monopolistas y los signos de valor del dinero se ajuntan a la tijera de su cantidad en circulación y al valor intrínseco del oro. Los precios monopolistas se ajustan al valor del oro. El dinero se aprecia y deprecia en relación con su cantidad en circulación de los signos de valor y el valor de producción del oro y el valor de producción de las mercancías monopolizadas. La variabilidad real del precio de las mercancías depende de su precio de producción, del precio de monopolio y del valor del oro y de los signos de valor. Los flujos monetarios depreciados propios hacen que suban los precios de oferta y que aumenten las mercancías extrajeras importada. Se debilita el comercio internacional del país deudor. Las reservas monetarias reales de oro se equilibran con los signos de valor mediante las destrucciones depreciativas de los mismos. Se corrige la imaginería financiera de las inversiones especulativas. La sociedad está en la Edad del Oro. En este final del siglo XIX, la burguesía impone su visión del mundo, económica, política e ideológica, como un sistema de relaciones de reproducción social, cerradas y estables a las revoluciones sociales. EEUU va de Cleveland a Mac Kinley. Del patrón oro al patrón plata. Mac Kinley.”Responderemos a los que insisten en el patrón oro. No clavaréis en la frente del trabajo esta corona de espinas. No crucificaréis a la humanidad en una cruz de oro”. La masa circulatoria de plata se depreció rápidamente, aumentando los precios de las mercancías y disminuyendo el poder adquisitivo de los salarios en plata. La espiral inflacionista de las cantidades de plata rezagaría los salarios con respecto a las ganancias. Los yacimientos de oro aumentaron en África del Sur. El oro como moneda fue sustituyendo a la moneda de plata. Una economía expansiva necesitaba una moneda apreciada y estable en su equivalencia interna e internacional. Los precios de las mercancías en precios oro bajaron y los salarios se mantuvieron fijos, con los crecimientos de la productividad agraria e industrial, que intervenían en la formación del salario. Los salarios reales subieron sin disminución de las ganancias empresariales. Los sindicatos obreros reconocían las reglas de juego de la distribución de las ganancias del sistema capitalista. El dirigente sindical Samuel Golpes reconocía el sistema capitalista como el único posible. La A:F:L estuvo dirigida por la llamada aristocracia obrera. Los anarcos- sindicalistas fundaron la I.W.W de escasa indicidencia en las masas desarraigadas de emigrantes. Evidentemente las masas obreras, después de las derrotas de 1848 y 1870 habían dejado de intervenir en las funciones organizativas del Estado. Los salarios aumentaron entre 1850 y 1900 más que el coste de la vida en sectores específicos de la producción de mercancías militares, estratégicas y en la construcción. Los salarios reales aumentaban también por los intercambios de valor desigual de las mercancías del sistema económico internacional imperialista. El crecimiento de la riqueza fue desigual y se impuso militarmente en la continuidad de naciones ricas y naciones pobres. El desarrollo desigual de las retribuciones entre salarios y capital produjo pandemias de hambre en las grandes ciudades industriales inglesas, las masas trabajadoras se hacinaban en los tugurios. Thomas de Quincey describía a los comedores de opio como efectos de la indigencia absoluta. Los marginados de hoy en la droga y el alcohol.
Gladstone y Disraeli impusieron una dinámica política y económica de apertura liberal con referente claro al dominio definitivo de los mercados coloniales. Las reformas electorales del partido liberal y del conservador pretendían la ampliación del cuerpo electoral. Los aumentos de los censos electorales implicaban una mayor participación de la representatividad y la legitimidad que otorgaba el pueblo-nación.
Alemania se unificó con el II Imperio y comenzó su desarrollo económico expansivo mediante el proteccionismo y la calidad alta de sus mercancías y sus precios bajo de las exportaciones. Se creó una moneda común para toda Alemania. El Reichsbank emitió los billetes de banco de curso legal y vigilaba las desviaciones del valor del oro y de los signos de valor. La Alemania agrícola prusiana fue vencida por la Alemania industrial. Los grandes magnates como Krupp y Thyssen duplicaban a los personajes Norteamericanos. Los bancos se concentraron y controlaron la financiación de las empresas. La población creció 8 millones de 1871 a 1890. La competencia internacional, de sus mercancías y ganancias, penetró en los mercados internacionales de exportación con una severa competencia comercial, militar e internacional con Inglaterra por el dominio de los mercados de los países colonizados. La competencia comercial internacional que sufría Inglaterra impulsó a Joe Chamberlain a exigir la modificación del libre cambio y la creación de un mercado entre Gran Bretaña y el Imperio, protegido por barreras aduaneras. Los modelos económicos proteccionistas debilitaban los modelos liberales. Era una actitud decadente y defensiva. Las dificultades económicas, para dar salida a la producción exterior y asegurarse las materias primas y alimenticias, empujó a las potencias internacionales a formar mercados exclusivos. El imperialismo iba a ser consecuencia de la concentración de la superproducción, sin mercado interno, y las exportaciones de capitales con rendimientos altos en los países coloniales dominados. Mientras que de 1860 a 1880 hay un ciclo de libre competencia, y posteriormente el auge del ciclo económico alto, a finales del siglo XIX, la reorganización empresarial que concentra empresas independientes en cárteles, y los trabajadores unifican sus criterios políticos, abandonando el individualismo y la utopía. Dos tendencias organizativas que contemplan su permanencia en el nacionalismo de la política internacional colonial. Las empresas industriales quedan unidas en su financiación a la concentración bancaria. Los trabajadores se organizan para presionar hacia mayores salarios. Los créditos de capital extraordinario son fijados a las empresas de ámbito operativo internacional. Las exportaciones de mercancía se corresponden a las importaciones de los países coloniales, valoradas en cantidades de trabajo simple. El trabajo complejo de las empresas industriales se convierte en simple comparativamente a las mercancías importadas. La desigualdad de intercambio exige las diferencias en cantidades de mercancías importadas-exportadas. Los países colonizados trabajan con cantidades simples, y deben exportar las diferencias cuantitativas de las mercancías complejas en la balanza comercial reduciendo su consumo interno para compensar el saldo deudor. El sistema de intercambios fue tan agresivo que se puede interpretar la industrialización progresiva sobre la depauperación de las poblaciones dominadas. Este fenómeno de dominio imperial primero absoluto y luego relativo fue una onda histórica que va de 1870 a 1960. Para comprender la magnitud económica y política del imperialismo se puede observar el desarrollo de las posesiones coloniales de las grandes potencias imperiales, en millones de kilómetros y en millones de habitantes:
Ciclo de 1876-1900:
La edad de oro, Gold age, desde 1875 a 1900. Se produce en ella una reordenación de los flujos de producción, de consumo y emigratorios desde Europa a EEUU. Esta ordenación de la hegemonía internacional será decisiva en los declives de los Estados clásico europeos, democráticos y absolutistas, en sus coyunturas internacionales. La reordenación de las combinaciones estructurales orgánicas económicas y las organizaciones políticas representativas de las masas sociales eran divergentes, en sus actuaciones económicas y políticas, de los Estados europeos al Estado Norteamericano. La voluntad estratégica europea de los grupos económicos y políticos dominantes se iba volviendo regresiva en las situaciones estratégicas de desequilibrio de liderazgo. La fuerza económica y militar de EEUU desequilibraba las operaciones internacionales de dominio internacional. Las innovaciones de las estructuras orgánicas de producción se trasladan a EEUU. Se realizan nuevos procesos extractivos de materiales y de tecnología industrial. El aumento de la cantidad de materias primas, y sus caídas de precios, causará combinaciones innovadoras de capital y trabajo. Estas innovaciones, en las combinaciones de capital y trabajo empresariales, son decisivas en el desarrollo económico. Los cambios estructurales provienen de nuevas formas de combinaciones de cantidades y de valores en los productos. Hay un cambio de estructura económica en la medida que se alteran las combinaciones de capital constante, de capital variable y de ganancias empresariales por unidad de producto para una demanda solvente. Las nuevas formas de combinación de la producción dan origen a nuevas formas empresariales en su gestión de la productividad industrial, comercial y de financiación ajena y propia. Las empresas adquieren combinaciones endógenas de concentración de capital y de trabajo en función de nuevos mercados exteriores e interiores, elásticos al consumo y a las ganancias. Los países envejecidos carecen de una producción que abarque el consumo exterior. Los retrasos excesivos de los salarios a las ganancias implican sectores económicos en decadencia competitiva. Aplican mayores cantidades de trabajo barato y menores cantidades de tecnología. Los trusts financieros abastecen de capitales a las empresas innovadoras, a partir de la centralización del ahorro privado y empresarial. Los efectos multiplicadores en las magnitudes económicas financieras son funciones que provienen de recursos sin utilizar, materiales y humanos, mediante el dinero. La eficacia de las masas monetarias depende del grado de utilización de los recursos de producción de bienes y servicios. La potencia movilizadora de la tecnología está medida por su eficacia de incrementar los cambios de las estructuras obsoletas de producción y comercialización, en aligerar las cargas fijas de la dimensión técnica de obsolescencia y en la gestión empresarial burocratizada. La participación abierta del capital y del trabajo en la gestión empresarial es decisiva para el cambio de un capitalismo cerrado a un capitalismo abierto. La voluntad racional-organizativa de los individuos es la fuerza productiva máxima. Las jerarquías de poder retrasan la productividad. La decadencia empresarial comienza en la burocratización de la dirección. Los sectores humanos, de producción, intercambio y comercialización, maduran en la participación organizativa de los proyectos estratégicos.
EEUU comienza a superar a Europa, en millones de toneladas de hierro fundido, de acero, de carbón, de petróleo, del zinc, de vías de comunicación férrea, de las modificaciones productivas de los procesos de trabajo. (…). Cambia radicalmente la combinación de la producción, de la gestión empresarial piramidal, de la utilización de las reservas de beneficios, de los recursos monetarios ajenos, de sus aplicaciones a largo plazo, y de la psicología agregativa de los individuos implicados en los procesos de trabajo. Las empresas se concentran en unidades gigantescas de producción y gestión. Las empresas medianas y pequeñas perecen en su ineficiencia tecnológica y de mercado. Pertenecen a un modelo económico superado, necesitan recursos financieros que corresponden a su ineficiencia. Los recursos financieros fluyen de las empresas sin capacidad de gestionar los resultados de sus procesos a las empresas monopolistas. Las empresas alcanzan los precios del mercado a través de las ampliaciones y restricciones de sus ofertas. Necesariamente el mercado debe ser corregido de la incertidumbre. Si el Renacimiento fue determinado por los grupos humanos de artistas, humanistas y financieros que lo conformaron, ahora los personajes que marcan la ejemplificación del individuo ganador habrán de estar en una colección de individuos ejemplares en su estrategia ganadora, como de Rockefeller, que controla el 90% del mercado del petróleo, Carnegie es el rey del acero, los Gould, los Vandevilt, los Morgan, Henry Ford, la fabricación de automóviles para las masas sociales medias. Ellos van a superponer estratificaciones móviles del capital industrial al capital financiero. La otra potencia que despegará en este sentido innovador de la acción empresaria será Alemania. Las dos potencias económicas decisivas en el siglo XXI. Los imperios financieros serán imperios industriales. Hay un individuo capitalista nuevo en la relación dineraria, industrial y política. Metafóricamente hay héroes homéricos en la Ilíada de Manhattan. El individuo heroico será de la generación de los magnates industriales y financieros monopolistas. Hay un nuevo hombre de negocios y una nueva gestión de la acumulación e inversión del poder económico y político. Es una generación capitalista que lanza al capitalismo monopolista a la mayor aventura de la civilización industrial y a la formación del imperialismo político. Posiblemente nunca se ha habido una voluntad de dominio tan radical de una clase social, que universaliza su modelo cultural. El self-made-man no será confinado en la ley Sherman Anti Trust de 1890. La sociedad adquiere la fascinación ideológica por los héroes de la industria y las finanzas. La producción pasa de las combinaciones de capital y trabajo, por unidad de producto constante, de las empresas del capitalismo liberal a las combinaciones crecientes de tecnología, reducción de cantidades de trabajo, de productividad y de crecimientos de las ganancias ordinarias y extraordinarias, que se basan en los precios de producción monopolista y no en los precios marcados por el dinero inflacionario. Se produce una serie real de producción creciente y precios de producción decrecientes. El consumo depende más de las emigraciones masivas de obreros que de la variabilidad de los salarios nominales. Crece el mercado de trabajo y el mercado de consumo con el automatismo integrador de las masas de población europeas, que huyen del medievalismo y el gremialismo. Los ciclos económicos son multiplicadores del empleo y del consumo y la inversión como efectos de la ampliación del mercado interno y externo. La agricultura concentra la superficie de cultivo y se industrializa. La ley de rendimientos decrecientes, productividad marginal y población, pierde ineficacia natural y gana en eficacia tecnológica. Las concentraciones de población se dan en las ciudades industriales, y con ellas la oferta y la demanda laboral, la variabilidad del salario natural de subsistencia al salario de mercado. Ahora estamos en un salario natural y alto endeudamiento ineficiente.
En ciclo histórico, que se estudia, el patrón metálico del oro hará que los precios de intercambio de las mercancías correspondan a precios monopolistas y los signos de valor del dinero se ajuntan a la tijera de su cantidad en circulación y al valor intrínseco del oro. Los precios monopolistas se ajustan al valor del oro. El dinero se aprecia y deprecia en relación con su cantidad en circulación de los signos de valor y el valor de producción del oro y el valor de producción de las mercancías monopolizadas. La variabilidad real del precio de las mercancías depende de su precio de producción, del precio de monopolio y del valor del oro y de los signos de valor. Los flujos monetarios depreciados propios hacen que suban los precios de oferta y que aumenten las mercancías extrajeras importada. Se debilita el comercio internacional del país deudor. Las reservas monetarias reales de oro se equilibran con los signos de valor mediante las destrucciones depreciativas de los mismos. Se corrige la imaginería financiera de las inversiones especulativas. La sociedad está en la Edad del Oro. En este final del siglo XIX, la burguesía impone su visión del mundo, económica, política e ideológica, como un sistema de relaciones de reproducción social, cerradas y estables a las revoluciones sociales. EEUU va de Cleveland a Mac Kinley. Del patrón oro al patrón plata. Mac Kinley.”Responderemos a los que insisten en el patrón oro. No clavaréis en la frente del trabajo esta corona de espinas. No crucificaréis a la humanidad en una cruz de oro”. La masa circulatoria de plata se depreció rápidamente, aumentando los precios de las mercancías y disminuyendo el poder adquisitivo de los salarios en plata. La espiral inflacionista de las cantidades de plata rezagaría los salarios con respecto a las ganancias. Los yacimientos de oro aumentaron en África del Sur. El oro como moneda fue sustituyendo a la moneda de plata. Una economía expansiva necesitaba una moneda apreciada y estable en su equivalencia interna e internacional. Los precios de las mercancías en precios oro bajaron y los salarios se mantuvieron fijos, con los crecimientos de la productividad agraria e industrial, que intervenían en la formación del salario. Los salarios reales subieron sin disminución de las ganancias empresariales. Los sindicatos obreros reconocían las reglas de juego de la distribución de las ganancias del sistema capitalista. El dirigente sindical Samuel Golpes reconocía el sistema capitalista como el único posible. La A:F:L estuvo dirigida por la llamada aristocracia obrera. Los anarcos- sindicalistas fundaron la I.W.W de escasa indicidencia en las masas desarraigadas de emigrantes. Evidentemente las masas obreras, después de las derrotas de 1848 y 1870 habían dejado de intervenir en las funciones organizativas del Estado. Los salarios aumentaron entre 1850 y 1900 más que el coste de la vida en sectores específicos de la producción de mercancías militares, estratégicas y en la construcción. Los salarios reales aumentaban también por los intercambios de valor desigual de las mercancías del sistema económico internacional imperialista. El crecimiento de la riqueza fue desigual y se impuso militarmente en la continuidad de naciones ricas y naciones pobres. El desarrollo desigual de las retribuciones entre salarios y capital produjo pandemias de hambre en las grandes ciudades industriales inglesas, las masas trabajadoras se hacinaban en los tugurios. Thomas de Quincey describía a los comedores de opio como efectos de la indigencia absoluta. Los marginados de hoy en la droga y el alcohol.
Gladstone y Disraeli impusieron una dinámica política y económica de apertura liberal con referente claro al dominio definitivo de los mercados coloniales. Las reformas electorales del partido liberal y del conservador pretendían la ampliación del cuerpo electoral. Los aumentos de los censos electorales implicaban una mayor participación de la representatividad y la legitimidad que otorgaba el pueblo-nación.
Alemania se unificó con el II Imperio y comenzó su desarrollo económico expansivo mediante el proteccionismo y la calidad alta de sus mercancías y sus precios bajo de las exportaciones. Se creó una moneda común para toda Alemania. El Reichsbank emitió los billetes de banco de curso legal y vigilaba las desviaciones del valor del oro y de los signos de valor. La Alemania agrícola prusiana fue vencida por la Alemania industrial. Los grandes magnates como Krupp y Thyssen duplicaban a los personajes Norteamericanos. Los bancos se concentraron y controlaron la financiación de las empresas. La población creció 8 millones de 1871 a 1890. La competencia internacional, de sus mercancías y ganancias, penetró en los mercados internacionales de exportación con una severa competencia comercial, militar e internacional con Inglaterra por el dominio de los mercados de los países colonizados. La competencia comercial internacional que sufría Inglaterra impulsó a Joe Chamberlain a exigir la modificación del libre cambio y la creación de un mercado entre Gran Bretaña y el Imperio, protegido por barreras aduaneras. Los modelos económicos proteccionistas debilitaban los modelos liberales. Era una actitud decadente y defensiva. Las dificultades económicas, para dar salida a la producción exterior y asegurarse las materias primas y alimenticias, empujó a las potencias internacionales a formar mercados exclusivos. El imperialismo iba a ser consecuencia de la concentración de la superproducción, sin mercado interno, y las exportaciones de capitales con rendimientos altos en los países coloniales dominados. Mientras que de 1860 a 1880 hay un ciclo de libre competencia, y posteriormente el auge del ciclo económico alto, a finales del siglo XIX, la reorganización empresarial que concentra empresas independientes en cárteles, y los trabajadores unifican sus criterios políticos, abandonando el individualismo y la utopía. Dos tendencias organizativas que contemplan su permanencia en el nacionalismo de la política internacional colonial. Las empresas industriales quedan unidas en su financiación a la concentración bancaria. Los trabajadores se organizan para presionar hacia mayores salarios. Los créditos de capital extraordinario son fijados a las empresas de ámbito operativo internacional. Las exportaciones de mercancía se corresponden a las importaciones de los países coloniales, valoradas en cantidades de trabajo simple. El trabajo complejo de las empresas industriales se convierte en simple comparativamente a las mercancías importadas. La desigualdad de intercambio exige las diferencias en cantidades de mercancías importadas-exportadas. Los países colonizados trabajan con cantidades simples, y deben exportar las diferencias cuantitativas de las mercancías complejas en la balanza comercial reduciendo su consumo interno para compensar el saldo deudor. El sistema de intercambios fue tan agresivo que se puede interpretar la industrialización progresiva sobre la depauperación de las poblaciones dominadas. Este fenómeno de dominio imperial primero absoluto y luego relativo fue una onda histórica que va de 1870 a 1960. Para comprender la magnitud económica y política del imperialismo se puede observar el desarrollo de las posesiones coloniales de las grandes potencias imperiales, en millones de kilómetros y en millones de habitantes:
Ciclo de 1876-1900:
Países, Superficie, Población
Inglaterra 22,5 251,9
Rusia 17 15,9
Francia 0,9 6,0
Ciclo 1900-1914.
Países Superficie, Población
Inglaterra 33,8 440,0
Rusia 22,8 169,4
Francia 11,1 95,1
EEUU 9,7 106,7
Inglaterra 22,5 251,9
Rusia 17 15,9
Francia 0,9 6,0
Ciclo 1900-1914.
Países Superficie, Población
Inglaterra 33,8 440,0
Rusia 22,8 169,4
Francia 11,1 95,1
EEUU 9,7 106,7
Japón 0,7 72,22
La dependencia de la estructura económica internacional de la estructura económica colonial será simétrica en su dominio. La estructura política de dominio y subordinación internacional será decisiva en la mayoría de los conflictos militares del siglo XX. Las correlaciones desequilibrantes de dominio internacional llevarán a las naciones a la Gran Guerra Mundial. A uno de los conflictos decisivos de la supervivencia de la civilización, cuyas consecuencias se arrastrarán hasta la II Guerra Mundial, a los conflictos militares del Sudeste Asiático y a las guerras de independencia nacionalista de las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX. Sirva esta reflexión, para que los lectores jóvenes de Cuadernos de Ixión, comprendan la estructura compleja de los auges y las crisis sociales y las funciones ideológicas, políticas y militares de dominio y supeditación de los asalariados de los países pobres y de los países ricos a la coyuntura ineficiente/ eficiente de las estructuras de reproducción social del capitalismo, que comparen este análisis con la interpretaciones actuales ante las crisis con objeto de estar informados. El Gran Inquisidor es una máquina de flujos económicos, de cortes de flujos monetario y psíquicos, de conexiones esquizofrénicas ante las puertas de Infierno de la necesidad inmediata de los individuos, que venden su trabajo por un salario nominal en un mercado anónimo de compradores de cantidades de trabajo. Los análisis sociales son complejos en la medida que la realidad social es compleja. La simplificación de la realidad social es una utilización ideológica de la misma.
La dependencia de la estructura económica internacional de la estructura económica colonial será simétrica en su dominio. La estructura política de dominio y subordinación internacional será decisiva en la mayoría de los conflictos militares del siglo XX. Las correlaciones desequilibrantes de dominio internacional llevarán a las naciones a la Gran Guerra Mundial. A uno de los conflictos decisivos de la supervivencia de la civilización, cuyas consecuencias se arrastrarán hasta la II Guerra Mundial, a los conflictos militares del Sudeste Asiático y a las guerras de independencia nacionalista de las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX. Sirva esta reflexión, para que los lectores jóvenes de Cuadernos de Ixión, comprendan la estructura compleja de los auges y las crisis sociales y las funciones ideológicas, políticas y militares de dominio y supeditación de los asalariados de los países pobres y de los países ricos a la coyuntura ineficiente/ eficiente de las estructuras de reproducción social del capitalismo, que comparen este análisis con la interpretaciones actuales ante las crisis con objeto de estar informados. El Gran Inquisidor es una máquina de flujos económicos, de cortes de flujos monetario y psíquicos, de conexiones esquizofrénicas ante las puertas de Infierno de la necesidad inmediata de los individuos, que venden su trabajo por un salario nominal en un mercado anónimo de compradores de cantidades de trabajo. Los análisis sociales son complejos en la medida que la realidad social es compleja. La simplificación de la realidad social es una utilización ideológica de la misma.
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