Para Giambattista Vico (1688-1744), pensador italiano, la propiedad fundamental de los hombres es la de ser sociables. En la búsqueda de su propia utilidad se empujan unos a otros a vivir con justicia y a conservarse en sociedad. La naturaleza civil del hombre viene a ser justa y razonable. La historia es la manifestación de la naturaleza del hombre en el mundo. El hombre conoce la verdad de la historia, porque él produce la historia. La naturaleza humana tiene la esencia de perfectibilidad, pues el hombre irá evolucionado y concretándose en los diferentes tipos de culturas, desde la animalidad a la humanidad. Para Henri Bergson (1859-1941), filósofo y escritor francés, existir es crearse indefinidamente a sí mismo. El tiempo pasado permanece presente en nosotros y se abalanza a nuestro presente y a nuestro futuro. Existir es habitarse en un período de tiempo. La naturaleza es un estar en el tiempo. La vasija de la existencia se va llenando con el pasado. El tiempo se constituye en una sucesión de instantes conscientes, entremezclados e ilimitados. Esos instantes están en un “ahí permanente”, son el sustrato existencial. Por eso nadie sale fuera de su tiempo. Para Vico la historia es la manifestación de la naturaleza civil del hombre en el mundo. La exposición de la verdad era, para los Iluministas del siglo XVIII, exponer la racionalidad de lo real. Alumbrar el tiempo real de la sociabilidad, arrastrarlo y asirlo a la perfectibilidad evolutiva de la naturaleza histórica del hombre, enfrentarse a las representaciones ideológicas, sustituciones fantasmagóricas de las evidencias de la Razón. El pasado manipulado desasido del presente por la iluminación de la racionalidad. Como si el pasado hubiese ido dejando sustancias ideológicas, sólidas y amorfas, a despejar por la iluminación crítica de la Razón. Las ideas, las opiniones anticuadas, heredadas del absolutismo, sobrepuestas a las demostraciones de la teoría y de la práctica científica. La negación de las ideologías como soportes de sistemas sociales progresivos. La diacronía del presente, iluminado por la Razón, rompía las deformidades irracionales del pasado. Para los Iluministas, el curso de la historia era evolutivo en cuanto el hombre estaba en la progresividad de la perfectibilidad de su naturaleza social. Esta naturaleza social imponía la supremacía de la voluntad popular frente al derecho divino. La sociedad se agregaba la capacidad de dirigir sus acciones con independencia de influencias extrañas. La positividad de la Razón Iluminista era la de negar el curso imaginario de la sociedad. El mundo se vive través de la penetrabilidad racional de la humanidad en la producción de su historia. Para Bergson la naturaleza humana se constituye en la duración consciente. El hombre conoce la perfectibilidad de su evolución, porque retiene el flujo del tiempo a través de llevar el tiempo pasado al presente. El recuerdo reincorpora la historia. El hombre está sometido a la búsqueda de lo vivido. La memoria es la historia pasiva. La memoria de lo vivido es una agarradera de la que uno no puede desasirse, salvo situarse fuera de ella. Así el astronauta, que, en su paseo espacial, mirarse el mundo como una cosa extraña, que no determinara la realidad que le posibilita existir. La memoria del pretérito es un asa que permite trasladarse a la comprensión de la historia. En Deus absconditus (3), la memoria colectiva era el testimonio máximo de la existencia asocial del individuo inhumano. La desmemoria, negación de la naturaleza civil del hombre, y a la vez la negación de la naturaleza humana, que se constituye en una duración consciente. Para Hegel, la totalidad de la Historia manifiesta la evolución expresiva de la razón y la libertad. La historia del mundo se nos presenta como un proceso racional. El proceso racional de la historia es la evolución de la perfectibilidad del hombre en sociedad. La libertad interioriza la racionalidad en la inhumanidad. La memoria de la injusticia devuelve al presente la historia de la insociabilidad. Giambattista Vico y Henri Bergson se entrelazan en la memoria perfectiva del tiempo pretérito en la sociabilidad humana.
sábado, 20 de junio de 2009
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