viernes, 5 de junio de 2009

Deus Absconditus (2)

Walter Benjamin (1892-1940), escritor, teórico marxista y filósofo estético alemán, del siglo XX, su obra ejerció una influencia sobre la crítica literaria y artística del siglo XX, y dejó una intensa concepción mística de la esperanza para los desesperados. Esta concepción mística, él la esperaba en la dialéctica revolucionaria marxista. Ahora, percibimos en Latinoamérica la acción revolucionaria de los campesinos y de la clase media en su intransigencia ante los modelos sociales conservadores. La voluntad imperativa del cambio del modelo social del hambre milenaria. Para Benjamín, todo hombre, conforme sueña, descubre sus limitaciones relativas y su despertar revolucionario. Benjamín está influido por el sueño que atribuye la mística revolucionaria al hombre. Mientras duerme conforma su futuro y el límite de su despertar. El límite del despertar es la realidad de la sociedad como proceso social, que ha superado la coacción de las jerarquías de dominio. El hombre no es el sueño de Dios y por tanto despierta enfrentado a las condiciones objetivas de su existencia. Debe despertar para hallarse con la historia. Tiene que descubrir sus limitaciones y su pertenencia a un Sujeto histórico poseído del devenir moral, que debe conformar una historia sin clases sociales.El juego del despertar está en las circunstancias de su historia. Benjamín estuvo en el auge del fascismo de los años 30 en Alemania, de las inhibiciones de las sociedades de masas, por las fuerzas represivas de la familia coercitiva y el Estado autoritario, organizado como una máquina de guerra y propaganda. Él se encuentra dentro del terror instrumentalizado. Entonces el fascismo y la sociedad de masas degradaban la humanización del hombre por el arte. La sociedad en su totalidad se consumía en la eliminación de la Ilustración iluminista de la cultura y venía a caer en la decadencia de las masas sometidas de los años 30.Con la ocupación de Francia en 1940, Benjamín intentó cruzar la frontera franco-española a través de los Pirineos, pero fue detenido; para evitar ser denunciado a la Gestapo, Benjamín puso fin a su vida en las proximidades de Port Bou (España). No hay escape al totalitarismo estatal. A la sociedad convertida en una organización exterminativa de lo diferente.
El Arte no supera la deshumanización de la pasión política de las minorías de dominio sobre las masas sociales. Las minorías de poder militar, económico y político, rehacen el caos de la crueldad del orden, con la pasión criminal, que convierte la ignorancia en bestia genocida, exaltando la barbarie contra la civilización. La humanidad tendría que anular la manipulación psíquica del hombre en bestia. Deberá legislar para un Estado que imposibilite el terror organizado. La bestia y el universo de las pasiones aniquilantes serán ocasos futuros en el fluir de la historia. La correspondencia armónica con la naturaleza y la humanidad es una apuesta de la sociedad actual en su aplicación del conocimiento tecnológico y espiritual, en una sociedad donde el hombre no sea un explotador del hombre. Esa sería la apuesta inmanente de la naturaleza humanizada y convertida en obra de arte para Walter Benjamín
En el momento actual del 2009 el individuo es un ser arrojado a las limitaciones de los procesos sociales de rendimientos decrecientes, con respecto a las condiciones objetivas de la naturaleza, y de las instituciones sociales autoritarias que determinan la sociedad en crisis, las diferencias sociales en el reparto de la riqueza producida por el trabajo. La Naturaleza, la tecnología, las clases sociales productivas e improductivas, están sujetas a los rendimientos decrecientes. A mayores cantidades de trabajo simple y complejo medio, tanto el incorporado por la tecnología como por el el saber humano, los rendimientos decrecen en función de estructuras naturales y tecnológicas invariantes y obsoletas. Hay que modificar los rendimientos decrecientes con una programación científica de los recursos y las necesidades. Las invariantes tecnológicas de la producción, el consumo, el intercambio y la distribución, se modifican en ciclos a largo plazo por la organización participativa de la sociedad en su conjunto. Estas reflexiones vienen en recuerdo de Walter Benjamín, de su concepto del arte que expresa la esencia humana como un porvenir cierto.

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