viernes, 23 de enero de 2009

Tene (1955-2008)

El hombre está entretejido de tiempo. Es una luciérnaga que quisiera llenar su existencia con la pequeña luminosidad que entreabra lo invisible en lo visible. El salto paradójico de la materia al espíritu. Pero la esencia de la verdad se nos escapa entre la piel ajada por el tiempo. Más que inautenticidad del hombre en el peligro de su soledad, tal vez seamos la búsqueda incesante de nuestra orfandad. Meditación de nuestro verdadero ser en la soledad del mundo. La muerte nos deja frente a la herocidad de la soledad. No se puede escapar de la conciencia ni del inconsciente. Al igual que los perros abandonados en los días largos de la lluvia y el frío. Poetizó Don Antonio Machado sobre la despedida del hombre en el mundo. "Me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo, como los hombres de la mar." Desnudos al tiempo, sin esperas de amor.
Cuando Vico quiere Iluminar al hombre, expone el destino de las sociedades humanas como una sucesión de etapas en un desarrollo espiral: edades de los dioses, el humano, la edad del saber, y la edad de los héroes homéricos que proponen la voluntad de dominio. Cuando la etapa de la Razón Universal introduce la edad de los hombres, culmina el ciclo de la humanidad. Desde este final se reinicia el nuevo proceso, el inicio del proceso nuevo. Modificado y renacido por el progreso de la razón en la historia. La dialéctica de la Razón Universal da a la subjetividad la objetividad de la verdad metafísica. Las leyes de la historia saltan por sobre el abismo del ser en la muerte.
En este año de la gran crisis del 2008, donde las familias pobres meten en sacos de plásticos a sus familiares muertos y los dejan expuestos al enterramiento gratuito de la caridad pública, el desarrollo, en espiral de las etapas de la Razón Universal, queda fijo en la relación de la muerte y la desesperanza.
Cuando muere un hombre joven, aún está en la edad de los dioses. En el estadio divino no hay tiempo para la caída en la historia de la cotidianidad. Si muere, entonces está en la edad de los que no llegaron al tiempo de la degradación de los desesperados. Mi hermano Tene ha muerto, escurriéndose de la dialéctica hegeliana, más cerca de la tragedia del dolor del hombre desnudo en la soledad translucida de las ventanas anónimas.

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