viernes, 10 de abril de 2009

Deus ex machina (2)

Como deus ex machina, los planes de rescate del sistema financiero, por parte del Estado, se han sucedido a lo largo de los años más recientes del siglo XX.
Grandes planes de rescate determinista ante la crisis del crédito de las instituciones bancarias. El Congreso de EE UU aprobó un plan anti- crisis con el objetivo de comprar deudas contaminadas de los bancos afectados, para ayudar a las entidades a tener capacidad para prestar y atraer capitales. Coste inicial 700.000 millones de dólares. La gran depresión en EE UU (1932-1953.), que consistió en dar préstamos a los bancos, las compañías de seguros y, finalmente, a la industria para salir de la crisis. La Corporación de Reconstrucción Financiera recapitalizó los bancos, permitiéndoles depreciar los activos problemáticos. Crisis de ahorro en EE UU, (1989-1995).Una agencia independiente gestionó créditos fallidos, ejecutó hipotecas y activos depositados como ahorro. El Gobierno se hizo con los activos y los vendió. Coste de la operación 300.000 millones de dólares. Burbuja inmobiliaria en Suecia (1992-1996.). El Gobierno garantizó los depósitos y los préstamos, inyectó capital en bancos y tomó el control de otros. La Autoridad estatal pagó 65.000 millones de coronas suecas. Burbuja en Japón 1996. Gestionar activos de bancos quebrados y comprar préstamos impagados por la crisis inmobiliaria. Duración del plan indefinido. Coste inicial calculado en 440.000 millones de dólares. El siglo XIX estuvo repleto de acontecimientos financieros de baja liquidez, que impedían la realización de los depósitos bancarios por efecto de la caída de liquidez, que causaban la depreciación de los activos financieros de dudosa realización. El gran problema de los activos financieros, por préstamos comerciales e hipotecarios, es la dificultad de su vuelta a la convertirse en dinero por el pago de los deudores. El dinero como medio de pago es igual al dinero como medio de crédito.
Frente a la crisis de la economía financiera se esconde la estructura determinante de la economía real: la producción, el cambio, la distribución de la riqueza producida y acumulada y el consumo productivo y salarial. La contradicción entre la producción y la distribución, entre salarios reales y ganancias reales. La sustitución de los salarios reales por los salarios basura y las ganancias basuras, con el endeudamiento de los individuos consumidores y las empresas descapitalizadas y endeudadas. La constatación de estas contradicciones económicas nos viene dada por la siguiente expresión de la realidad social: "1) El 60% de los trabajadores del mundo carece de contrato. La crisis eleva a niveles máximos de la economía sumergida. Trabajar en la economía sumergida es más común que hacerlo con el respaldo de un contrato. El 60% de los trabajadores en el mundo carece de un marco legal que los proteja, y la crisis que afecta a todas las economías ha agudizado esta situación. Son datos de la OCDE, que aglutina a los 30 países más desarrollados del mundo. La organización cifra en 1.800 millones el número de trabajadores que se desenvuelven en la economía informal, un nivel récord. 2) La brecha salarial entre esta casta directiva y el resto de trabajadores se ha convertido en abismo en los últimos años. En 1976, la remuneración media de los máximos ejecutivos de las firmas estadounidenses era 36 veces superior al sueldo medio de un trabajador de la empresa; en 1989, era 71 veces más, y en 2007, cada directivo recibió 275 veces la retribución de sus trabajadores. El informe revela que entre 1996 y 2006 las retribuciones de los consejeros delegados crecieron un 45%, cuando el sueldo medio del trabajador estadounidense aumentó sólo un 7%. 3) La degradación del mercado laboral en EE UU sigue siendo severa. En marzo se perdieron 663.000 empleos no agrícolas, lo que eleva a 5,1 millones los puestos de trabajo destruidos en los 16 meses que dura la recesión. La tasa de paro subió cuatro décimas, al 8,5% de la población activa, y afecta ya a 13,2 millones de estadounidenses”
Las contradicciones entre los trabajadores y la casta de los dirigentes se acentúan y se revelan en las crisis de las instituciones financieras. La crisis de la economía real crea la crisis del sistema financiero. La crisis financiera es el efecto de la crisis de la economía real. El estancamiento de la economía real requiere de un nuevo sistema económico y social entre los intercambios comerciales de países de desarrollo desigual. La generalidad de las clases asalariadas deben aumentar su participación en la distribución de la producción real y en el crecimiento del consumo, de empresas e individuos, que no se sustente en salarios reales bajos, empresas descapitalizadas, de alto endeudamiento, de tecnología obsoleta, que soportan su ineficacia económica en las diferencias valorativas de las divisas, en exportaciones caras de productos de compleja tecnología a los países dependientes, e importaciones de materias primas y alimenticias baratas. La coyuntura social requiere que las modificaciones deterministas e ideológicas del sistema monetario pasen a las modificaciones reales de la estructura económica y social internacional.

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