El inquisidor pregunta. Inquiere información sobre la herejía que debe eliminar de la sociedad. Su axiomática resbala sobre la pátina de las láminas de acero de la fe en el misterio. El individuo es reducido por las máquinas dogmáticas o por las máquinas de tortura. Desde las primeras décadas del siglo XIX hasta el Apocalipsis de La Primera Guerra Mundial, el Gran Inquisidor exalta el sometimiento de la libertad-racionalidad a las instituciones ideológicas por las que el individuo vive su experiencia existencial. El individuo debe quedar plegado bajo los rodillos de las Instituciones del Poder. Hay un largo proceso en la historia de 1830 a 1914, donde se establece la rebeldía de la experiencia vivida, sin los efectos deformativos de la ideología, y el sometimiento de los individuos y de las masas sociales a las representaciones ideológicas del Gran Inquisidor. Luego de la Gran Guerra, el Gran Inquisidor será sustituido por los mecanismos persuasivos de la racionalidad convivencial democrática o por la exclusión totalitaria a los espacios hexagonales de muerte. Se llegó hasta el finalismo de la extinción de la humanidad en la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, las estructuras sociales se establecieron sobre la racionalidad de la necesidad y la libertad. Aunque no hubo un trashombre, que superara la reproducción de las condiciones existenciales extintivas, hubo un período de progreso social, donde se constituyeron Instituciones sociales que protegían la permanencia del hombre en la libertad y la necesidad racionalizadas. Pero en los años setenta del siglo XX, volvieron los Grandes Inquisidores que ajustarían la necesidad a la reproducción de la desigualdad de la opresión. Las Instituciones Sociales, en las que el individuo ideológicamente se guarecía de la Naturaleza y de la Irracionalidad de la Historia, entraban en la manipulación de la irracionalidad del orden autoritario, que impedía la ordenación de la esencia humana a la existencia humanizada. Un largo estancamiento de la desesperanza inundó la experiencia de existir en la represión. Dentro del caos volvía la unidad de dos contrarios: El Gran Inquisidor, y El Saber irrenunciable de los seres humanos por la necesidad de lo que es Justo. Las relaciones del humanismo se ensamblaban en dos términos antagónicos Inhumanidad/ Humanidad. El zoroastrismo de las sombras y las luces. Para ordenar y especificar esta relación esencial de la pareja Inhumanidad/ Humanidad, en el texto, se ha comenzado por elegir el período de 1830 a 1914, con su abertura de 84 años. En él, se argumenta la angustia de tres generaciones ante la consolidación y la valoración de las representaciones ideológicas del Gran Inquisidor.
Antes del comienzo del período histórico de referencia, la filosofía de la historia del alemán Johann Gottfried von Herder (1714-1791), va a influir decisivamente en los comportamientos de las minorías románticas de la generación ascendente anterior a 1830. La idea de Hender, de que la filosofía y la historia se corresponden con las mismas leyes, será extremadamente decisiva en la concepción del mundo de la generación romántica. Su determinismo anula la libertad individual para caer en el destino. Mary Wollstonecraft Shelley (1797-1851), novelista inglesa. En 1818 publicó la novela Frankenstein o el moderno Prometeo. Frankenstein, conocedor de los poderes ocultos, crea una criatura infrahumana a partir de cadáveres, que ascienden de la naturaleza inorgánica a la naturaleza orgánica, rediviva por el conocimiento científico. Frankenstein alegoriza la relación Inhumano/Humano con respecto a una sociedad mesocrática, aterrorizada e intolerante a las propuestas reveladoras de lo Inhumano. John Keats (1795-1821), poeta inglés, publicó en 1818, Endimión para expresar la búsqueda en el mundo opresivo un amor onírico. El delirio del amor soñado sustituye a la realidad. Friedrich Wilhelm Joseph von Schilling (1775-1854), se introduce en la mística de la idealidad para asociar a Dios con las leyes del universo. Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), poeta, crítico y filósofo inglés. Coleridge era adicto al opio, para escapar del dolor físico, y a la mística teológica de Jakob Boehme, y Kaspar Schwenkfeld von Ossig.
Lord Byron (1788-1824), poeta inglés. Obsesionado por el Juicio Final, y el enfrentamiento dionisiaco contra las virtudes mesocráticas y la fatalidad de la lucha política por la libertad. El congreso de Viena de 1814, fue uno de los espasmos agonísticos de las minorías románticas intelectuales conservadoras y liberales, cuyos efectos ideológicos y represivos duraron hasta la Primera Guerra Mundial de 1914-1918. Mary Shelley, Keats, Schilling, Coleridge, lord Byron, (…).La intelectualidad romántica se rebeló contra el organismo social conservador que había petrificado la historia revolucionaria internacional de 1789, con la restauración de la aristocracia del siglo XVII. La extrema desesperación romántica, ante la naturaleza y la historia, buscaba que los antagonismos entre la sociedad conservadora y del poder espiritual pudieran llegar a reconciliarse en el desenvolvimiento de la Razón Universal hegeliana. El hombre romántico se enfrentaba al abismo de lo infinito del tiempo artificial de las jerarquías aristocráticas y lo finito de la pasión libre de la naturaleza humana. El individuo estaba desapropiado de su esencia ante la represión organicista de la utilidad conservadora. El caos del destino ante la racionalidad. Al individuo romántico le correspondía contemplar el opresivo decadentismo de la aristocracia y el ascenso social de la mesocracia burguesa. El inconsciente económico de la Historia atraía la transformación de la economía agraria medieval a una economía manufacturera y a los inicios del maquinismo. Pero la automatización de los procesos productivos provocaba el desosiego y extrañamiento de un ser en un mundo aún no habitado. La proclama de Rousseau, quien estableció el culto al irracionalismo y al sentimiento antes que al pensamiento. “'Siento antes de pensar”', hizo que el espíritu romántico se volviera a la Naturaleza, dándole la espaldas a las circunstancias extrañas que lo inmovilizaban a la restauración monárquica o a la mesocracia de la utilidad conservadora, que aplastaban la virtud revolucionaria bonapartista. Por ello, en su alejamiento de la cotidianidad, ellos indagan en las canciones populares, la arquitectura gótica, las obras de Shakespeare. Buscan el retorno a un estado natural. El individuo romántico no tiene espacio de acomodo en una sociedad que abarca los valores del poder político y del poder económico de la burguesía ascendente. Se margina de la decadencia de la sociedad aristocrática y del ascenso político e ideológico de la burguesía. El estado psicosocial de los románticos acoge el frenesí de las emociones compulsivas de un yo melancólico, sujeto al hastío del mundo y a su autodestrucción. El yo neurótico del individuo romántico reacciona adversamente a la aristocracia y a la mesocracia. La generación romántica se irá escurriendo en el silencio del tiempo, pero estará presente a través del siglo XIX y el siglo XX en la idealización del individuo libre frente a lo orgánico del sistema social.
Sirva esta exposición previa para especificar la situación social del individuo escindido desde 1830 a 1914. Este período puede subdividirse en tres subperíodos: a) 1830-1848. b) 1848-1870.c) 1870-1914. Consideramos que en cada uno de estos subperíodos conforma actitudes psicosociales que revelan la enajenación del ser del individuo y la colectividad en la dogmática Inhumano/Humano del Gran Inquisidor.
Antes del comienzo del período histórico de referencia, la filosofía de la historia del alemán Johann Gottfried von Herder (1714-1791), va a influir decisivamente en los comportamientos de las minorías románticas de la generación ascendente anterior a 1830. La idea de Hender, de que la filosofía y la historia se corresponden con las mismas leyes, será extremadamente decisiva en la concepción del mundo de la generación romántica. Su determinismo anula la libertad individual para caer en el destino. Mary Wollstonecraft Shelley (1797-1851), novelista inglesa. En 1818 publicó la novela Frankenstein o el moderno Prometeo. Frankenstein, conocedor de los poderes ocultos, crea una criatura infrahumana a partir de cadáveres, que ascienden de la naturaleza inorgánica a la naturaleza orgánica, rediviva por el conocimiento científico. Frankenstein alegoriza la relación Inhumano/Humano con respecto a una sociedad mesocrática, aterrorizada e intolerante a las propuestas reveladoras de lo Inhumano. John Keats (1795-1821), poeta inglés, publicó en 1818, Endimión para expresar la búsqueda en el mundo opresivo un amor onírico. El delirio del amor soñado sustituye a la realidad. Friedrich Wilhelm Joseph von Schilling (1775-1854), se introduce en la mística de la idealidad para asociar a Dios con las leyes del universo. Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), poeta, crítico y filósofo inglés. Coleridge era adicto al opio, para escapar del dolor físico, y a la mística teológica de Jakob Boehme, y Kaspar Schwenkfeld von Ossig.
Lord Byron (1788-1824), poeta inglés. Obsesionado por el Juicio Final, y el enfrentamiento dionisiaco contra las virtudes mesocráticas y la fatalidad de la lucha política por la libertad. El congreso de Viena de 1814, fue uno de los espasmos agonísticos de las minorías románticas intelectuales conservadoras y liberales, cuyos efectos ideológicos y represivos duraron hasta la Primera Guerra Mundial de 1914-1918. Mary Shelley, Keats, Schilling, Coleridge, lord Byron, (…).La intelectualidad romántica se rebeló contra el organismo social conservador que había petrificado la historia revolucionaria internacional de 1789, con la restauración de la aristocracia del siglo XVII. La extrema desesperación romántica, ante la naturaleza y la historia, buscaba que los antagonismos entre la sociedad conservadora y del poder espiritual pudieran llegar a reconciliarse en el desenvolvimiento de la Razón Universal hegeliana. El hombre romántico se enfrentaba al abismo de lo infinito del tiempo artificial de las jerarquías aristocráticas y lo finito de la pasión libre de la naturaleza humana. El individuo estaba desapropiado de su esencia ante la represión organicista de la utilidad conservadora. El caos del destino ante la racionalidad. Al individuo romántico le correspondía contemplar el opresivo decadentismo de la aristocracia y el ascenso social de la mesocracia burguesa. El inconsciente económico de la Historia atraía la transformación de la economía agraria medieval a una economía manufacturera y a los inicios del maquinismo. Pero la automatización de los procesos productivos provocaba el desosiego y extrañamiento de un ser en un mundo aún no habitado. La proclama de Rousseau, quien estableció el culto al irracionalismo y al sentimiento antes que al pensamiento. “'Siento antes de pensar”', hizo que el espíritu romántico se volviera a la Naturaleza, dándole la espaldas a las circunstancias extrañas que lo inmovilizaban a la restauración monárquica o a la mesocracia de la utilidad conservadora, que aplastaban la virtud revolucionaria bonapartista. Por ello, en su alejamiento de la cotidianidad, ellos indagan en las canciones populares, la arquitectura gótica, las obras de Shakespeare. Buscan el retorno a un estado natural. El individuo romántico no tiene espacio de acomodo en una sociedad que abarca los valores del poder político y del poder económico de la burguesía ascendente. Se margina de la decadencia de la sociedad aristocrática y del ascenso político e ideológico de la burguesía. El estado psicosocial de los románticos acoge el frenesí de las emociones compulsivas de un yo melancólico, sujeto al hastío del mundo y a su autodestrucción. El yo neurótico del individuo romántico reacciona adversamente a la aristocracia y a la mesocracia. La generación romántica se irá escurriendo en el silencio del tiempo, pero estará presente a través del siglo XIX y el siglo XX en la idealización del individuo libre frente a lo orgánico del sistema social.
Sirva esta exposición previa para especificar la situación social del individuo escindido desde 1830 a 1914. Este período puede subdividirse en tres subperíodos: a) 1830-1848. b) 1848-1870.c) 1870-1914. Consideramos que en cada uno de estos subperíodos conforma actitudes psicosociales que revelan la enajenación del ser del individuo y la colectividad en la dogmática Inhumano/Humano del Gran Inquisidor.
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