El hombre habita en la sociedad. No hay otro lugar en el que pueda estar. En él vive y muere. Todo su ser está dentro de las instituciones sociales que lo envuelven para atribuirle la sociabilidad. La permanencia de su individualidad ante la contingencia de la necesidad y de su autonomía. La cualidad de lo contingente es la de lo probable. Pero la sociedad no es un conjunto de elementos homogéneos y equivalentes, que atraviesan la circularidad abierta de la seguridad. Está expuesto a la necesidad natural y al totalitarismo orgánico del poder político. El hombre se instituye en la sociedad y en la naturaleza como una abertura que deja penetrar la muerte violenta. Pero la verdad del hombre no se nos da sin reflexión, ante las relaciones de la estructura económica, política e ideológica, que se imponen como un desvelamiento de lo que hay que encontrar en la esencia de su verdad.
Los totalitarismos de la crueldad establecen su eficacia en el ocultamiento de los hechos, que los constituyen como el maquinismo de la tortura y de la muerte. Anulan la a voluntad y el pensamiento, la teoría y la praxis sociales, para convertir al individuo en una masa hendida de lo humano sobre la que se ejercita el terror de la crueldad, organizada desde las instituciones del poder político y económico autoritarias.
En el desvelamiento de la verdad, el tiempo de la historia se abre para que la sociedad se encuentre con la esencia de ella misma, en el vértigo de los actos organizados por las minorías de la crueldad. Por el proceso del desvelamiento de la verdad, como radical necesidad de lo humano, la institución judicial argentina declara crimen de lesa majestad la crueldad de la dictadura sobre los soldados durante la guerra contra el Reino Unido. De pronto, el rayo que no cesa del descubrimiento de la crueldad, ilumina la tragedia de una sociedad tiranizada: la dictadura también torturó en Malvinas.
Los reclutas de leva, los soldados argentinos, eran torturados por sus superiores en la guerra de las Malvinas de 1982. Los desajustes del entramado económico-militar del dictador Leopoldo Galtieri no soportarán los desequilibrios sociales internos e internacionales. Como una huida, de la verdad, que se desvela como un sistema de crueldad, Leopoldo Galtiere introduce la ideología manipulada de la recuperación por Argentina de las Islas Malvinas. El 2 de abril de 1982 las tropas argentinas entraron en el territorio de las Islas Malvinas.
Los soldados argentinos eran una tropa organizada con jóvenes que cumplían el servicio militar. Tras la capitulación argentina en Malvinas, el 14 de junio de 1982, se supo que muchos soldados de este país pasaron hambre y frío, porque los víveres no llegaban, y además carecían de las armas y la preparación para enfrentarse militarmente al Reino Unido. Pero los sistemas autoritarios no encuentran límite a su crueldad. Se convierten en órganos invariantes de la soluciones a los conflictos sociales mediante el terror. Los militares obligaban a sus subordinados a sufrir hambre y frío. Los estacaron. Los ataron de pies y manos a estacas clavadas en el suelo en forma de aspa por malos comportamientos. Estacar es una expresión verbal, que en Latinoamérica expresa la acción de sujetar en el suelo con estacas las pieles para que se mantengan estiradas. Los soldados castigados rememoraban la producción de pieles en los latifundios ganaderos. Los militares llevan sus experiencias de clase económica a la tortura. Una de las víctimas, dice, Gleriano, "No queremos castigo sino la verdad y que se sepa lo que sucedió en Malvinas, de quienes fuimos torturados, castigados y estaqueados por el solo hecho de cometer un error, por ir a buscar comida, como en mi caso". La derrota en las Malvinas significo el final de la dictadura Argentina y el comienzo del desvelamiento de la verdad. Los totalitarismos de la crueldad establecen su eficacia en el ocultamiento de los hechos, que los constituyen como el maquinismo de la tortura y de la muerte, pero el ser humano está comprometido con la verdad que lo convierte en humanidad redimida.
Los totalitarismos de la crueldad establecen su eficacia en el ocultamiento de los hechos, que los constituyen como el maquinismo de la tortura y de la muerte. Anulan la a voluntad y el pensamiento, la teoría y la praxis sociales, para convertir al individuo en una masa hendida de lo humano sobre la que se ejercita el terror de la crueldad, organizada desde las instituciones del poder político y económico autoritarias.
En el desvelamiento de la verdad, el tiempo de la historia se abre para que la sociedad se encuentre con la esencia de ella misma, en el vértigo de los actos organizados por las minorías de la crueldad. Por el proceso del desvelamiento de la verdad, como radical necesidad de lo humano, la institución judicial argentina declara crimen de lesa majestad la crueldad de la dictadura sobre los soldados durante la guerra contra el Reino Unido. De pronto, el rayo que no cesa del descubrimiento de la crueldad, ilumina la tragedia de una sociedad tiranizada: la dictadura también torturó en Malvinas.
Los reclutas de leva, los soldados argentinos, eran torturados por sus superiores en la guerra de las Malvinas de 1982. Los desajustes del entramado económico-militar del dictador Leopoldo Galtieri no soportarán los desequilibrios sociales internos e internacionales. Como una huida, de la verdad, que se desvela como un sistema de crueldad, Leopoldo Galtiere introduce la ideología manipulada de la recuperación por Argentina de las Islas Malvinas. El 2 de abril de 1982 las tropas argentinas entraron en el territorio de las Islas Malvinas.
Los soldados argentinos eran una tropa organizada con jóvenes que cumplían el servicio militar. Tras la capitulación argentina en Malvinas, el 14 de junio de 1982, se supo que muchos soldados de este país pasaron hambre y frío, porque los víveres no llegaban, y además carecían de las armas y la preparación para enfrentarse militarmente al Reino Unido. Pero los sistemas autoritarios no encuentran límite a su crueldad. Se convierten en órganos invariantes de la soluciones a los conflictos sociales mediante el terror. Los militares obligaban a sus subordinados a sufrir hambre y frío. Los estacaron. Los ataron de pies y manos a estacas clavadas en el suelo en forma de aspa por malos comportamientos. Estacar es una expresión verbal, que en Latinoamérica expresa la acción de sujetar en el suelo con estacas las pieles para que se mantengan estiradas. Los soldados castigados rememoraban la producción de pieles en los latifundios ganaderos. Los militares llevan sus experiencias de clase económica a la tortura. Una de las víctimas, dice, Gleriano, "No queremos castigo sino la verdad y que se sepa lo que sucedió en Malvinas, de quienes fuimos torturados, castigados y estaqueados por el solo hecho de cometer un error, por ir a buscar comida, como en mi caso". La derrota en las Malvinas significo el final de la dictadura Argentina y el comienzo del desvelamiento de la verdad. Los totalitarismos de la crueldad establecen su eficacia en el ocultamiento de los hechos, que los constituyen como el maquinismo de la tortura y de la muerte, pero el ser humano está comprometido con la verdad que lo convierte en humanidad redimida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario